martes, 10 de marzo de 2015

Los cojones con comer trigo

Lo han vuelto a hacer, ahora los salvajes han destrozado Dur Sharrukin, el palacio de Sargón II, rey de los asirios. Ellos no sabrían quién era ese señor, pero les da igual, a mí no y quiero que a vosotros tampoco os dé lo mismo. Sargón II se llamó así en honor de Sargón, rey de los acadios, que había vivido sobre el año 2200 a.c. Unos 1500 años antes que él, ahí es nada, y es que la antigüedad es mucho más extensa de lo que nos parece. ¿Por qué era importante Sargón? Pues porque fundo el imperio acadio, que fue el primer imperio del que tenemos constancia por esas tierras, hasta ese momento cada ciudad era un estado y los acadios terminaron con ello. Además los acadios fueron los primeros en tener la idea de que los dioses estaban para ayudar a los hombres y no lo contrario, algo que los salvajes están muy lejos de comprender a pesar de que hayan pasado otros 2500 años.

Os presento a Sargón. Admirad su barba porque es maravillosa:


Los asirios siempre se habían considerado sucesores de los acadios, una idea tan absurda como si nosotros nos considerásemos sucesores de los visigodos, pero Sargón II tomo el nombre como muestra de poder y tal vez porque ambos Sargones habían llegado al trono de manera ilegítima, total ¿qué más da? A mi lo que me importa es que fue precisamente Sargón II el que comenzó lo que hoy conocemos por la biblioteca de Asurbanipal, uno de sus futuros sucesores, un conjunto de 22000 tablillas en las que se habla de ciencias, de matemática, de astronomía, de religión, de comercio, de geografía, etc. que apareció enterrada en la ciudad de Ninive, que será la próxima en caer, y que nos ha permitido conocer el mundo mesopotámico como no hemos conocido ningún otro mundo de la antigüedad. Este era Sargón II saludando posiblemente a uno de sus generales:


Todo lo que hemos conocido de la antigüedad gracias a ellos tiene un valor incalculable, no es que haya que atribuirles un mérito directo, porque sus actos no eran para la posteridad, pero por suerte parte de su legado fue cubierto por la arena y el barro y nos ha llegado intacto hasta nuestros días. Siempre hacía la broma con mi amigo Antonio, cuando nos decidimos a hacer historia por la UNED, que los malvados ingleses, franceses y alemanes habían expoliado todo el oriente medio, y menos mal, porque era mucho más fácil ir a Londres que a Mosul. Al final los salvajes han conseguido que tipos del siglo XIX con más sentido de la aventura que escrúpulos, hayan salvado a Sargón y los suyos de una muerte definitiva. Qué pena.

Pero desgraciadamente, tengo que sumar algo más a mi pena, el uso torticero que de estos crímenes se hace. Hace unos días leí en tuiter esto que me llenó de indignación porque es hacer demagogia con el tema hasta las trancas:


Pero es que hoy me encuentro con esto que me parece infinitamente peor por ventajista y sectario de alguien que no me lo esperaba, es lo que se llama fuego amigo:


Esta claro que ya vale todo con tal de arrimar el ascua a tu sardina, de cualquiera, porque si lo que se quiere es llamar talibán a Montoro o a Wert existen formas mucho más elegantes y menos populistas de ajustarles cuentas, como por ejemplo recordándoles lo nefasto de su mandato. Porque nada tienen que ver los cojones con comer trigo.

1 comentario:

El niño desgraciaíto dijo...

Todo es lamentable. Lamentable y terrible lo del estado Islámico, sin duda. Y lamentable el usar esa destrucción de manera tan baja y torticera, pero parafraseando al Leónidas del cómic: ¡Esto es España!