miércoles, 30 de marzo de 2011

La (des)memoria

Tengo memoria de pez, es un hecho. No recuerdo las cosas, las del corto plazo y las del largo, esas posiblemente más. No recuerdo los nombres de mis compañeros del colegio, ni los del instituto y ya empiezan a olvidárseme los de la universidad, dentro de poco cuando mire el título pensaré que lo gané en una rifa, que es casi verdad, vale, pero no me mola nada. Como mucho recuerdo caras, pero una cara sin nombre no es más que un fantasma. A veces los veo, a los fantasmas, haciendo la compra en el supermercado o esperando a que salga del cole mi hijo, hoy mismo he visto uno en el metro y aunque el primer impulso ha sido de ir a saludarle he sido incapaz de asociarlo a nada y el recuerdo de su rostro me sigue dando vueltas en la cabeza esperando aterrizar en el lugar del pasado que le corresponde, pero ni aterriza, ni cobra vida ni nada de nada, como vino se irá, atormentándome mientras tanto por no poder ubicarlo.

Lo mismo me pasa con las películas y con los libros, las veo, los leo y se me olvidan, puedo verlas y leerlos de nuevo como si fuera la primera vez, como si mi cerebro sufriera una fuga invisible que va irradiando fotogramas y palabras. Me da rabia, es como desperdiciar el tiempo, como lanzar el espacio exterior todos esos buenos momentos que disfruté sin el menor aprovechamiento, es algo así como tener la sensación de ir malgastando la vida porque en el fondo sigo siendo más cáscara que relleno, soy hueco, me traspasa el viento. Pasa con las cosas que me interesan y con las que no, ya no entiendo qué era una ecuación diferencial, el cálculo de estructuras, la química orgánica o cómo se polarizaban los transistores en cascada y en cascodo, no me acuerdo y eso no me duele, pero no soporto la idea de no recordar un día que Ishtar, la diosa babilónica del amor y la guerra, es venus, que Alejandro era macedonio y que Lucio Cornelio Sila era un sádico.

También se me olvida el paso del tiempo, pienso en un año y solo es una cifra, cuatro números a los que soy incapaz de asociarles nada más, me da igual pensar en 1995 que en el 2007, no recuerdo qué era de mí entonces, qué asignaturas estudiaba o en qué estaba trabajando, no lo recuerdo y me desespera. No soy más que el marcapáginas de un libro que voy escribiendo y cuya tinta se desvanece a la vez que lo voy redactando, lo abro y sé donde estoy pero me preceden capítulos emborronados que casi ya ni se leen, que a veces, con mucho esfuerzo, forman una historia que como viene se va, sin saber de dónde sale y si algún día volverá a mi mente desde el universo paralelo en el que mis recuerdos fueron abandonados. Porque me encantaría saber cómo funciona mi cerebro, o un cerebro cualquiera, saber qué es la memoria, dónde reside, por qué unos lo recuerdan todo y otros lo olvidamos... Si ya me parece fascinante que un semiconductor sea capaz de almacenar un bit, me parece cosa de brujas que mi materia gris recuerde que “es tan corto el amor y tan largo el olvido”, un regalo de Don Pablo.

A lo mejor por eso comencé este blog, a lo mejor, pero ya hace tanto tiempo que los verdaderos motivos los estoy dudando. Como me conozco escribí un post inicial que me lo recordase, e hice bien, porque tampoco llevo un histórico de lo que voy escribiendo, seguro que me repito a menudo, y no me extraña, porque al releerme, a veces, no me reconozco llegando en ocasiones a dudar de que hayan sido mis manos las que han transmitido los impulsos de mi cerebro. Creo que si leyese en otro sitio alguno de mis post no los reconocería, en serio, aunque al recorrerlos cronológicamente tengo conciencia por primera vez en mi vida del paso del tiempo. No pretendía escribir un diario pero creo que sin querer lo he hecho, que escribo para no olvidar, para dejar registro de lo que soy, para cazar al vuelo y pintar en dos trazos a mis escurridizos recuerdos.

sábado, 26 de marzo de 2011

Pólipo rima menos con pulpo que con pánico

No escribo esto para que nadie me pase la mano por el lomo, no, no es lo que me apetece, lo escribo porque es lo que ahora me ronda por la cabeza y la maldita idea no me deja espacio para escribir de nada más, así que, aunque no quería hablar de ello, lo escribo de una vez a ver si así me deja en paz y me deja concentrarme en el post de los ECC que es lo que quería escribir este fin de semana.

Estoy pocho, imagino que no es nada grave, pero como nunca me ha pasado nada así me preocupa, bueno quitando la broma del pulmón roto pero eso fue tan rápido que no me dio tiempo a asimilarlo. Creo que ya dije que me había hecho un escáner de la cabeza, ¿verdad?, pues se han confirmado varias cosas, la más grave, según el otorrino, es que no se han encontrado ni trazas de algo que se parezca a una conciencia, me lo temía, secundariamente parece ser que lo que me han encontrado es un pólipo en uno de los senos, una infección de padre y muy señor mío y el tabique ligeramente desplazado con la mala suerte de que me está taponando el drenaje del puñetero seno, según el galeno, disculpándose por la expresión, “me está dando en todo el bebe”. Todo esto explica perfectamente el por qué de mi sinusitis crónica y los dolores de cabeza continuos que me tienen tan harto, estoy atascado.

Yo, que sobre todo soy un profesional, antes de pensar en mi propia integridad física, y como buen especialista en instrumentación (joder qué risa me ha dado escribir esto), lo primero que se me vino a la cabeza fue criticar al cuerpo humano porque los drenajes siempre se hacen por debajo, es la regla número uno del buen instrumentista, ¿verdad Annie?. Esa reacción de valiente me delató al instante, “qué, ingeniero, ¿verdad?”, me dijo el señor facultativo, pues sí, e insisto que un drenaje por arriba es una chapuza por más que él lo defienda porque le paga los vicios y la hipoteca, lo suyo sería hacer un taladro por el paladar como si fuera un bote de leche condensada y que fuese goteando, ¡qué impacto tan brutal es comprobar que la naturaleza en el fondo no es tan sabia!. Total, que me tengo que operar, y solo de pensar en la ristra de cosas malas que me pueden pasar me pongo malo, resumiendo las mejores el balance es que me pueden dejar la nariz como a la Esteban, que me pueden comunicar el seno con el cerebro, aunque dudo que tengan mucho de qué hablar, no son esos senos los que ponen a mi cerebro, y que me pueden dejar ciego de mi único ojo que no es vago, lo cual tendría su puntito porque me encantaría vender rascas de la ONCE en la puerta de un mercado.

No entro en más detalles porque son muy desagradables, pero creo que ese tipo de información en lugar de llamarlo consentimiento informado deberían llamarlo ponme a cuatro patas y hazme tuyo, porquería en la que pensar hasta que llegue el mes de mayo que va a ser muy divertido. Por lo menos una cosa juega a mi favor, los trigricerdos, porque una vez más se demuestra que lo que no mata engorda, sus cualidades espesantes tan propicias para un accidente cardiobascular son cojonudas para la coagulación, estoy taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan orgulloso de ellos que me da pena estarlos matando a base de pastillas y verduras, me siento como un genocida y un ingrato. Otra cosa buena es que mientras que esté respirando, espero que vidente y sano, por la boca como un pez, estaré de vacaciones, es un truco muy sucio recurrir al quirófano pero en la guerra no existen reglas. Por supuesto que todo han sido frases del tipo “la salud es lo primero” y por supuesto muy sinceras, pero les van a temblar las piernas las semanas que no esté en el proyecto, es una lástima, sobre todo después del detalle de no darme el variable que me habían prometido el año pasado.

Ya más en serio, soy una persona aprensiva y nunca me han anestesiado, me da miedo, así de claro. Me pongo a pensar y solo se me ocurren idioteces de las que me reiré dentro de un año, no lo puedo evitar, es mi parte melodramática que tanto me cuesta domar. Estoy blandito, mucho, con ganas de que me achuchen, con ganas de compartir el tiempo con los que quiero, pensando en qué echaría de menos si no volviese a despertar, perdonad la tontería, y me sorprendo a mí mismo, debo haber cambiado mucho porque lo único que no me podría perdonar sería no ver crecer a mi hijo, nada más, el resto ahora que España ya ha ganado un mundial me sobra, es tan fuerte la sensación que me hace sentir culpable por los demás, pero como es un pequeño secreto que va a quedar en este blog nadie se va a dar por aludido y defraudado, menos mal. Pensaréis con razón que soy un exagerado, porque para uno mismo los verdaderos problemas son todas esas cosas insignificantes y sin importancia que les pasan a los demás... uf, ya lo he soltado, a otra cosa mariposa,

martes, 22 de marzo de 2011

Ser impulsivo

Si algo de verdad no me gusta de mi mismo es el hecho de ser tremendamente impulsivo, bueno realmente eso no sería tan malo si mi pronto no fuera tan irreflexivo, pero desgraciadamente se me juntan las dos cosas y no hay manera de controlarlo, porque en el momento que pasa un servidor es un ser con patas y sin nadie al volante. No es de extrañar que la mayoría de las malas decisiones de mi vida y sobre todo las mayores meteduras de pata hayan sido fruto de ese cóctel, por ejemplo retar al profesor de electrónica más tarado del planeta, el misógino cabrón que pedía que los circuitos de las niñas funcionaran “con musiquita” o amenazar con tirar a un cliente cabrón a una prensa hidráulica, sirva además como ejemplo de mal uso de la electricidad y definición de lo que es un mal necesario.

Todo el mundo cuando habla de mí coincide en una cosa, tengo mala leche, yo discrepo, no es una cuestión de mala leche, es que simplemente mi cerebro va un poco más allá. Admito que en ciertas ocasiones debería madurar un poco más lo que pienso antes de decirlo, más sabiendo las barbaridades que suelen salir por mi boca, pero no tengo remedio, soy así. A veces también salen de mis dedos, eso es peor, sobre todo en forma de correo electrónico que debería haber madurado algo más. Estoy convencido de que sería una buena idea crear una opción “purgatorio” en el outlook que se pudiera activar y que retuviese los correos por lo menos cinco minutos, tiempo suficiente para que a uno se le pase el calentón y vuelva a llegarle la sangre al cerebro.

Existen para estas ocasiones los maestrillos del piénsate las cosas dos veces, del cuenta hasta diez antes de hablar y el muérdete la lengua hasta hacerte daño... seguro que tienen razón pero a la hora de la verdad no funciona porque es parte del carácter, es como una reacción en cadena incontrolable, estás tan pichi un segundo y al siguiente eres una bomba de neutrones, el mal se materializa de la nada y antes de que puedas parpadear has reaccionado. Y no solo me refiero a un pronto malo, puede ser cualquier cosa, dices que sí a un viaje de trabajo al Congo sin pensar en que puedes acabar despellejado o te apuestas una cena porque alguien ha mancillado el honor rojiblanco, después, cuando te estás vacunando de la malaria o sacando pasta de un cajero porque el doble pivote defensivo ha fracasado, te sientes algo gilipuertas y desearías no haber hablado.

Es una forma de ser y, aunque no es la mejor del mundo, la prefiero a ser un soso o frío como una culebra. Porque hay gente que tiene la sangre de horchata, gente a la que le engaña su pareja y ni se le pasa por la cabeza prender fuego a la casa con ellos dentro, que sí, que no hay que hacerlo, pero hay por lo menos que pensarlo, por amor propio, gente a la que le toca la lotería de navidad y lo único que te dice es que es un pellizquito y que hay que seguir trabajando, cachis en la mar, aunque sean mil euros ¡cuécete como un piojo para celebrarlo!, gente que te deja un regusto más soso en la boca que si te hubieras comido un salmonete crudo, gente plana y triste que pasa por la vida sin el menor sobresalto. No puedo con ellos, me dan ganas de pincharles con un punzón en el corazón para ver si sienten algo.

Ignorante de mí, yo tenía la esperanza de que con la edad se me pasaría, pero no hay manera, sigo igualito que cuando era pequeño y al menor contratiempo agachaba la cabeza y me iba a esconderme detrás de la higuera del patio. Es imposible, se puede intentar educarlo, se puede intentar controlarlo, pero el mal es incurable, es como un virus latente que espera pacientemente su oportunidad y sabes que un día, y eso es lo peor porque nunca sabes cuando pasará, se activará y acabará con lo que habías avanzado. Ser impulsivo es como vivir sentado encima de una mina que tarde o temprano acabará estallando.

domingo, 20 de marzo de 2011

Lo que no me gusta del fútbol

Ayer volví de nuevo del Calderón cabizbajo, qué ironía del destino fue situar el campo en el paseo de los melancólicos, por varios motivos, evidentemente el principal es que volvimos a perder una vez más, y ya he perdido la cuenta de cuantas van, con el rico y poderoso equipo del norte, solo queda felicitarlos por ser ricos y poderosos, es lo que hay y vamos a tener que irlo asumiendo, aunque ayer me llamaron casi de todo por intentar mantener la ilusión y ser rebelde, es lo que tiene.

Otra cosa es que vayamos por la vida de pobrecitos y desgraciaditos, porque no lo somos, ya quisieran muchos ser como nosotros, tener lo que tenemos, sentir lo que sentimos, ser inasequibles al desaliento. Gestionar tan mal todo eso no tiene perdón de Dios, y nosotros estamos muy mal gestionados, es más, afirmo que son una panda de inútiles, por no querer pensar cosas más graves y delictivas para las que no tengo en principio fundamentos, no tiene sentido el dinero que se mueve en el fútbol y que además esté tan mal repartido, son cosas de este país bipolar en el que todo es rojo o azul, blanco o negro.

Tras leer esto muchos pensarán que cuando hablo del Atleti se me pira la pinza, que solo es fútbol, que no me dan de comer, que me lo tomo demasiado en serio. Y les doy la razón, pero en un mundo en el que no se puede ya creer en nada solo quedan los sentimientos, aunque puedan parecer postizos, y que una docena de días al año me emocione con el fútbol no le hace daño a nadie ni me priva de otras aficiones y afectos. Vale, es un poco tonto poner las ilusiones propias en los pies de soldados mercenarios que corren por un sueldo, adoptarlos como ídolos y beberles los vientos, pero uno es como es y ya va peinando suficientes canas en los lugares que van quedando pelos.

Dicho esto, quiero explicar por qué volví ayer tan triste del partido, no soporto la mala educación, los insultos, las agresiones, aunque sean verbales, los malos modos. No los soporto en general, y cuando los veo en un grupo que no me representa pero si que me identifica, siento bastante asco y desprecio. No me gusta escuchar desearle la muerte a nadie, y cuando digo a nadie es a nadie, ni a un asesino ni a un violador, menos a un futbolista que solo cumple con su trabajo, si me parece un estúpido es otro tema que no viene a cuento. No soporto el racismo, ni en la más mínima expresión, que llamen a alguien gitano por ser portugués, hay que joderse, qué gran insulto, habrá que pedir disculpas a los gitanos por la barbaridad y a los portugueses por la intención. No sé, es vergonzoso, para colmo, y demuestra gran inteligencia viendo la piel de algunos jugadores, llaman mono a un brasileño por ser negro, siento un asco tremendo.

Pero siendo grave no es lo peor, lo peor es que he visto a la multitud intentar agredir a un padre y un hijo que, llevados por sus colores, han celebrado un gol de los de blanco, no ha sido la acción más inteligente del mundo pero estaban en su derecho, no me gustaría verme nunca en esa situación con mi hijo, y no quiero que mi hijo vea tanta intolerancia como algo natural, asumible, cotidiano. Mira que me fastidia pero estando así las cosas no pisa un campo de fútbol hasta que tenga dieciocho años. Algún forofo me dirá que no pasa nada, que pasa en todos los sitios y mil excusas más que no me valen, porque a mí me duele lo mío, no quiero que se me juzgue como un impresentable más que calla, porque callar es ser cómplice y no me da la gana.

Si por mi fuese, y aunque me duela, cerraba unos partidos el campo y después ponía en la puerta un control de alcoholemia, para que aprendamos, para que echemos a esa panda de borregos que utilizan la multitud como refugio de sus repugnantes actos, para que no demos cobijo a los violentos entre los que queremos ser normales, porque no quiero seguir sintiendo vergüenza ajena y propia, porque se puede hacer a poco que se intente, porque tienen nombre, cara y por desgracia un número de abonado rojiblanco.

viernes, 18 de marzo de 2011

Cuestión de agobio

No hay gilipollez más gorda que tener un trabajo chorras y que encima te agobie. Claro, existe un detalle nimio pero importante, además de que sirve de sustento a mi familia, y es que se mueve mucha pasta, muchísima, algo escandaloso para la mayoría de los mortales, y esa pasta es como una bola atada a tu tobillo, no te deja ni conciliar el sueño tranquilo, yo por lo menos no llego a acostumbrarme. Salgo del trabajo y la bola me acompaña por donde voy, me cuesta la misma vida desconectar y no pensar en ello, y total, ¿para qué?, porque lo que no es normal es tener un salario de “X” y responsabilidad sobre “10000X”, igual vivo en otro mundo pero solo pido que si no puedo vivir en un chalet de puta madre y llevar un coche caro por lo menos pueda llegar a casa y olvidarme del trabajo.

La ingeniería, la de los grandes proyectos es un mundo curioso y confuso, principalmente porque la hacen los ingenieros, seres de otro universo que debieron llegar al planeta por la colisión de un cometa, puede que fuera el mismo que acabó con los dinosaurios pero es una hipótesis que no está del todo demostrada. Uno, por ejemplo yo, termina una carrera sin vocación pero orgulloso de que el rey por fin se haya dignado a firmarte algo, pensando en que va a encontrarse con un mundo de luz y color, pero en pocos días la realidad se hace presente, ¿dónde cojones se esconden los ingenieros de la NASA?, a lo mejor en la NASA porque salvo alguna honrosa excepción yo no los he visto por ningún lado. Es gracioso que un tío esté preparado para mandar un cohete a la luna pero que no esté preparado para atarse las zapatillas, para tomar una decisión medio normal, y me refiero a que tenga dos dedos de frente, que además no se sepa explicar y tenga la misma empatía que una calabaza.

Llevo una semana que no vivo, todo lo que podría pasar mal está pasando y mi trabajo se ha convertido en una partida de buscaminas nivel avanzado, no gano para sustos. Y la mayoría es simple alarmismo, pero otros son para morirse, por ejemplo, imaginemos, y solo vamos a imaginar que te compras un carísimo jersey verde de, también vamos a imaginar, doscientos mil pavos, lo pones en una hoja por escrito y se la das al que hace el jersey, jersey de punto verde talla XL, ¿a qué parece fácil? Pues increíblemente el día que vas a por él el jersey ni es de punto ni es verde, es una falda escocesa a cuadros. Mandas a un inspector para que verifique que el jersey está bien y cuando llega a la tienda mira la falda, se encoge de hombros y firma la recepción en la que pone jersey de punto verde, con dos cojones, y se vuelve con su falda bajo el brazo. Qué ha pasado es un milagro que no llegas a entender, pero que la culpa es tuya lo tienes tremendamente claro, la mierda cae por estratos.

Imaginemos también que convocas a una reunión para tratar un tema que se está complicando, mandas un correo de convocatoria a diferentes departamentos, a tus jefes, a tu cliente porque necesitas su visto bueno para tomar alguna decisión, además adjuntas un documento sobre el que va a girar la reunión para que lo vayan mirando y preparando los comentarios. El texto también sencillo, mañana reunión a las 10 en la sala 2 para discutir este documento, confirmar asistencia. De repente cuando crees que el día no puede ir a peor recibes un correo de respuesta con tu documento lleno de comentarios y una nota que dice: el trabajo que habéis hecho es una mierda, firmado, maldito cabrón. Miras quién está en copia y no ha quitado a nadie, es increíble cómo se puede ser tan imbécil con ya sesenta años, estoy en éxtasis, tanto que estoy deseando de que lleguen las 10 y explicarle a nuestro cliente y a mis jefes porqué maldito cabrón, que debería jugar en mi equipo, nos va descalificando. Tan emocionado estoy que son las cuatro estoy despierto mientras que maldito cabrón estará roncando.

Por supuesto a nadie le importará si el proyecto está mal vendido y no tenemos suficiente gente para realizarlo en condiciones, a nadie le importará si todos hacemos mil horas extras que no nos pagan, que hayamos hecho mil cosas bien y una mal, se buscarán culpables y por supuesto va a ser el que está trabajando, es ley de vida. Además me siento culpable, culpable de cojones y me molesta porque es la parte del juego en la que me hacen caer y entro como un pardillo al trapo. Por eso, un día de estos, cuando mi jefe se digne a llamarme para hacerme la tan intrascendente valoración anual, con su intrascendente subida salarial que yo ningunearé porque trabajar con pundonor es una cuestión de estilo y no de dinero, me darán ganas de quitarme la máscara y declararme un fraude para la humanidad, un tuercebotas, poco más que un trilero titulado.

lunes, 14 de marzo de 2011

Juanjo busca su sitio

Este es un post que lleva mucho tiempo dando vueltas en mi carpeta de borradores, a medio escribir, esperando un día de defensas bajas para salir de su madriguera. Hoy es ese día, la culpa es de molinos que me ha dejado tocado.

Hace mucho tiempo, cuando esto de internet estaba en pañales yo escribía cartas, cartas a gente que conocía a través de chats alocados en conexiones por telnet, era la pera. Por supuesto que el fin último de aquello era ligar, bueno era el fin único, y milagrosamente funcionaba, pero ese es otro tema que hoy no viene a cuento. El caso es que conversación tras conversación, carta a carta, llegué a hacer amistades a las que contaba mis cosas como ahora las cuento en este blog, era estupendo, sobre todo la sensación de recibir una carta de verdad llena de palabras de verdad, escritas por personas que no eran de mi mundo, ni geográfica ni emocionalmente, con puntos de vista totalmente diferentes, con historias alucinantes que lo mismo me hablaban de Jacques Brel, con cancionero incluido, que de musicales de Broadway, con algún CD también de regalo. Hoy encuentro algo de ello en este blog, afortunadamente, con un delicioso bollo clandestino de canela para recordármelo.

Cuento esta historia porque he recordado una de aquellas cartas, una carta de varias hojas que partió llena de angustia vital camino de Barcelona, una carta que me marcó durante bastante tiempo en la que contaba lo perdido que me encontraba al darme cuenta de que el paraguas de mis padres ya no me tapaba. Ahora que soy padre, soy consciente de que en parte no tenía razón, y que además era bastante injusto, pero me encontraba bajo los efectos de shock que me producía ver que la infalibilidad de mis padres era bastante más dudosa que la del Papa. Imagino que a todo el mundo le sucedería, pero ser consciente de que mis padres tenían problemas que no sabían bien cómo solucionar, incluyéndome a mí, que era una oveja descarriada, me cambió el chip, ver que eran de carne y hueso, con defectos y virtudes como los de cualquiera no entraba en mis planes y me costó mucho aceptarlo.

Ahora me doy perfectamente cuenta de lo iluso que era, y de lo buenos que ellos habían sido haciendo su labor de padres, consiguiendo hacerme creer durante veinte años que en realidad sabían lo que se traían entre manos, que tomaban siempre la mejor decisión en aras de un interés superior que a veces entraba en conflicto con mis intereses particulares a corto plazo, pero ni eso lo dudaba, por mucho que me fastidiaran. Habían hecho de ello un arte, y ahora que me toca a mí tomar su papel me doy cuenta de que no sé ni por dónde empezar, me encuentro tan perdido a la hora de ser padre como delante de una página en blanco. Al final me veo improvisando y trato de hacerlo lo mejor que puedo, pero intuyo que mis mejores intenciones se estrellan contra una pared invisible que es la ignorancia, y me veo cometiendo los mismos errores que cometieron mis padres, y muchos más, a pesar de haberme jurado millones de veces que nunca actuaría como ellos. Hay días en los que me siento un padre horrible y desnaturalizado.

Porque ser padre no te da superpoderes, como mucho te vuelve más precavido y responsable, pero ni de eso estoy seguro. Además, o por lo menos a mi me ha pasado, no se llega en un día al clímax del amor paternal, sería demasiado bonito. Al principio crees que es lo mejor que te ha podido pasar en la vida, pero realmente ves a tu hijo como un ente extraño, le quieres pero no es ni una caricatura de lo que le vas a querer, te preocupas pero no es ni un ápice de lo que te vas a ir preocupando, cada vez más, superando etapas a la velocidad del rayo con la duda de si lo estarás haciendo bien, tomando decisiones que crees a vida o muerte y que son un juego de niños comparadas con las que te quedan por tomar, sabiendo además que tu papel consiste en ser una especie de respiración asistida hasta el día que pueda hacerlo por él mismo, arriesgándote a meter la pata y que un día te lo eche en cara, uf, qué agobio, prefiero no pensarlo.

Me encuentro como sumergido en un capítulo de Juanjo busca su sitio, haciendo malabarismos para equilibrar su espacio y el mío, aprendiendo a ser más calmado y más paciente, más travieso también, tratando de volver a ser el niño que fui cuando estoy a su lado. Porque en esos momentos solo está él, con su inocencia no fingida, con su inquietud y con su alegría, con su bendita inconsciencia que ha de perder, y se me parte el alma al pensarlo. Él, que no sabe todavía cómo es su padre ni cuales son sus miedos y sus miserias, que me recuerda sin quererlo que es en este mundo donde debo estar, como un ancla que me fija a la vida, para que no me escape de la atmósfera como si fuera un globo de helio que el viento se va llevando.

domingo, 13 de marzo de 2011

Nerón Claudio César Augusto Germánico (de todos los santos)

Nerón me cae bien, el simple hecho de que haya pasado a la historia como un gran villano le hace a mis ojos atractivo e interesante. Atractivo en un sentido metafísico no en el físico, es evidente, más si tenemos en cuenta que esculpir mal al emperador podía acarrear una muerte por acumulación de objetos metálicos en los pulmones, por eso esas orejas de soplillo resultan muy reveladoras. Las tonterías que se han escrito de Nerón son también muy reveladoras, mis favoritas son la alimentación a base de carne cristiana de los leones y las persecuciones por las catacumbas, cualquiera que haya pasado un par de niveles de los Lemmings sabe de lo que hablo. También dicen que mató a su madre y a su hermanastro, pero entre reyes y emperadores eso le puede pasar a cualquiera, y que tocaba el arpa mientras que Roma ardía, ¿y qué? aquí otros tocan los huevos mientras que tenemos más de cuatro millones de parados y les votamos. Evidentemente debió ser todo un pieza, pero como casi siempre solo conocemos la versión de los que le odiaron, eso de manera más directa, porque en general los relatos de gran consumo sobre Nerón son de varios cientos de años después de su muerte, seguramente en su mayoría fábulas para meter miedo a los niños descarriados.

Desde luego motivos para ser digamos que inestable no le faltaban, su padre era un Domicio Ahenobarbo, familia de la nobleza plebeya de rancio abolengo, y por lo visto era pendenciero, adúltero y traidor, vamos, justo lo necesario para sobrevivir en la corte de Calígula, ya que estaba casado con su hermana Agripina la menor. Es curioso que mientras que los nombres de los hijos varones variaban y estaban ya asignados según el orden de nacimiento generación tras generación, todas las hijas se llamaban igual y se las diferenciaba como la mayor, la menor, o diferentes diminutivos tipo Agripinilla. Agripina es de sobra conocida por haber intentado matar a su hermano, casarse después con el emperador Claudio, y ser asesinada por su hijo Nerón, una biografía de lo más estimulante. Realmente Agripina tuvo que pensar aquello de cría cuervos, porque de no ser por ella Nerón jamás hubiera reinado, ya que logró convencer a Claudio de que le adoptase y le nombrara heredero por encima de su propio hijo Británico, dicen que después, con los papeles ya arreglados, Agripina le asesinó para que gobernase su hijo, Nerón era emperador a los 16 años.

Al principio las cosas parecían ir bien, asesorado por Séneca y Burro, aunque con la sombra de su madre siempre planeando. El gobierno era eficaz y trataba razonablemente bien a las provincias y, lo que era mucho más importante, al senado, porque si eras simpático a los senadores tu esperanza de vida se volvía más grande el ego de Saurón y Mouriño juntos y elevados al cuadrado. Casado con su propia hermanastra, Octavia, pronto parece que comenzó a aburrirse de ella, provocando algún que otro escándalo cortesano para disgusto de su madre que entre eso y que no le dejaban rascar bola, poco a poco, comenzó a alejarse de él, tanto que se dice que empezó a conspirar a favor de Británico, pero mejor le hubiera dejado en paz al chiquillo que murió de un oportuno ataque epiléptico el día antes de ser declarado mayor de edad, tenía solo 14 años. Ya te puedes llamar Nerón o Aníbal Lecter, pasarte la vida mandando asesinar y evitando ser asesinado debe afectar seriamente al sistema nervioso, hoy en día se hubiera pasado el día matando mujaidines en la videoconsola, pero entonces no existían tamaños adelantos y se le fue pirando la olla.

Por eso Nerón comenzó a acumular poder mientras que Burro y Séneca fueron perdiendo influencia, tomando el papel de pepito grillo o dicho más vulgar de moscas cojoneras. Nerón se encaprichó de una tal Popea Sabina, esposa del futuro y fugaz emperador Otón, quería casarse con ella pero su madre no le dio la bendición, así que la mató, algo deplorable porque si eso no se hace ni con una suegra menos se hace con una madre, seguramente existía un motivo mayor pero es pura especulación y nunca lo sabremos. El hecho es que del joven emperador del principio iba quedando poco y si algo le faltaba era un éxito militar y lo tuvo, aunque realmente no fue para tanto, tras unos años de guerrear con el reino de los Partos, la otra gran potencia de la época situada al este del río Eúfrates, consiguió un tratado de paz favorable a Roma, que aumentaba su poder en oriente, aseguraba el suministro de grano y evitaba muertes innecesarias, algo muy apreciado por las clases bajas que lo ensalzaron, también contuvo una revuelta de los britanos. Ese populismo no le gustó mucho a un senado resentido porque los muy pardillos creían que Nerón les devolvería a los tiempos republicanos, pero como hoy sabemos lo llevaban claro.

Nerón se decantó claramente por intentar satisfacer a un pueblo que le adoraba, bajó los impuestos y se dedicó a hacer obras públicas y espectáculos que fueran de su agrado, especialmente los juegos con gladiadores y el teatro, actividad considerada indigna por las clases más altas. En una época en la que no hubo grandes conquistas militares que llenaran el tesoro la situación se encaminó sin remedio a la bancarrota, ¿a que también nos suena? Él mismo destinó parte del tesoro imperial para sufragar los gastos, pero de paso aumento los impuestos a los ricos que ya decididamente le odiaban. Si algo faltaba fue el gran incendio del año 64, que duró cinco días y arrasó media ciudad, no me trago la historia del arpa, yo me creo que Nerón hizo lo posible por paliar sus efectos, pero claro, luego las malas lenguas afirmaron que Nerón culpó del incendio a los cristianos, ¿y qué?, ahora se culpa de todos los males a los inmigrantes y ni nos inmutamos. Tras el incendio puso todo su empeño en reconstruir Roma, edificando de paso su famosa Domus Aurea y el coloso a su imagen y semejanza que se situaba en los terrenos del actual Coliseo, de ahí su nombre.

Para entonces parece ser que Nerón había perdido completamente el norte, daba recitales, participaba como actor en obras de teatro, como conductor de carros en los juegos olímpicos, con la mala fortuna de caerse y romperse el espinazo, seguro que arrojo y talento no le debían faltar, pero a la corte no le hacía mucha gracia, vamos, que ni aunque hubiera sido Estefanía de Mónaco le habrían perdonado, por eso conspiraron para eliminarlo. Un tal Cayo Calpurnio Pison se puso al frente de los conspiradores con la excusa de volver a los valores republicanos y blablabla pero les pillaron con el carrito del helado y fueron ejecutados, Séneca, que algo tenía que ver en el asunto se suicidó antes de ser suicidado, a partir de ahí fue el despiporre y las rebeliones se generalizaron. La que acarreó el fin de Nerón fue la de Cayo Julio Vindex, gobernador de la Galia, que pidió a su vez la ayuda de Galba, gobernador de la Hispania Tarraconense. A Vindex se lo escabechó el gobernador de Germania, un tal Rufo, pero Galba fue proclamado emperador por el senado, las cosas se le ponían verdaderamente feas a Nerón.

Sobre todo cuando la Guardia Pretoriana, que aceptaba los sobornos encantada, se sublevó, capturando a Nerón y le obligaron a suicidarse, un final de culebrón para un emperador histriónico y desequilibrado. Si los senadores creían que con ello se volvería a los viejos tiempos de la república es que no sabían nada de nada, el tiempo de la palabra en Roma había pasado de largo hacía mucho tiempo y lo que mandaban eran las armas. Cuatro emperadores hubo en un año, hasta que Vespasiano, uno de mis emperadores favoritos se hizo con el poder y supo retenerlo, la dinastía Julio-Claudia llegaba a su fin, había comenzado la dinastía Flavia.

jueves, 10 de marzo de 2011

ECC - Segunda Temporada (próximamente)

Los productores de Experiencias Turcas y Calabazas y los aclamados guionistas de Ingeniero Busca Esposa y De Cómo Terminé Casado se complacen en anunciar la segunda temporada de su exitoso serial Los Estados Confederados Castellanos.

Un relato de ciencia ficción: “Año 2599. “Alcorcón 4-0” es ahora un barrio residencial de la colonia “Madripolis”, capital de los “Estados Confederados Castellanos” (ECC), pequeño estado mesetario que hace varios siglos formaba parte de un país llamado España. Pero de eso ya casi nadie se acuerda, incluso hay quien lo duda y comenta que es otro invento más del imperialismo castizo. Un invento tan absurdo como afirmar que un día existió un parque en el medio de la ciudad e incluso un bosque cerca de un palacio llamado real. ¿Bosques? ¿Palacios? ¿Rey? ¡Qué estupidez! A otro ciberperro con ese hueso”

Lleno de aventuras: “Esa era la señal que la inteligencia castellana estaba esperando para materializar su plan de reconquista. El astuto ministro de defensa Federico Trilerillo, que a pesar de tener ascendencia murciana nunca fue puesto en duda como castellano centralista de rancio abolengo, releyendo los manuales bélicos de su tatarabuelo, el Vizconde de Perejil, dio con la solución. Cuando el último vizcaíno puso un pié en el agua de forma simultanea miles de altavoces, con una sola voz y millones de megavatios, comenzaron a emitir fandangos y pasodobles a discreción”

Malos malísimos: “Ruin Rapiñon era un ser astuto que vivía oculto, cual Hades, gobernando en el inframundo, desde allí construía un mundo lleno de impuestos y tasas con las que alimentar su megalomanía. Dicen las malas lenguas que por sus venas corría sangre de faraones, de ahí su amor por las grandes obras públicas. Posiblemente no sea más que un rumor sin fundamento, pero a él se atribuyen grandes construcciones como el túnel Madrid-Wellington y el lago al que comúnmente llamamos Océano Pacífico, dentro de éste la fosa de las Marianas no era más que el sitio donde pensaba deshacerse de su jefe, llegado el momento, calzándole unos zapatitos de cemento”

Grandes gestas deportivas: “En el lanzamiento de hueso de aceitunas no hubo color, el murciano en su segundo lanzamiento propulso el hueso hasta Nueva Zelanda entre bravos y vítores, pero el representante andaluz en su tercer lanzamiento consiguió que el güito adquiriese un movimiento uniformemente acelerado que atravesó Australia, la Antártida y al alcanzar la velocidad de escape de la atmósfera se desintegró dejando un haz de fuego tras él”

Una historia de amor: “Esperancia y Enemigo no tuvieron una luna de miel al uso, en lugar de pasar largas veladas acaramelados bajo la luna manchega ellos iban a lo suyo. Mirándose a los ojos se juraron fidelidad eterna y que recuperarían la piel de toro para la causa castellana. Fijaron su residencia en el palacio del pardo y como primeros portadores de la corona del Sacro Imperio Romano Castellano fundaron la dinastía Aguisantina. Como se les había pasado el arroz para tener descendencia adoptaron a César Vidal y lo nombraron heredero y Princeps”

Y, por supuesto, una traición que lo cambiará todo: “En un confín de Castilla, a la orilla del Arlanza, Doña Esperancia Aguililla preparaba su venganza. El que fuera su marido, cofundador de un imperio, el corazón le ha partido cometiendo un adulterio. La traición de aquel fantoche, el innombrable Enemigo, Le hacía velar de noche maquinando su castigo”

ECC, con nuevos y sorprendentes personajes, Mahouriño, Rubiascalvas, Pinipons, y muchos más que irán apareciendo.

Próximamente, en los mejores blogs

Retransmitiendo en directo

Este es un post retransmitido en directo por cortesía de mi inquieta conciencia que no me deja dormir. También es el primer post que escribo con mi portátil nuevo que, aunque es mil veces mejor que el antiguo, le falta conocerme todavía, y yo a él, por eso siento extraño el roce de mis dedos en sus teclas y el sonido bastante más metálico con el que acompasadamente me acompaña. Por cierto, no he explicado de qué forma tan estúpida mi viejo Toshiba pasó a mejor vida, tuve la feliz idea de cerrar la tapa con los auriculares dentro, porque yo siempre escribo escuchando música y creo que nadie que me conozca me puede imaginar de otra manera. El caso es que la pantalla pasó a mejor vida, aunque el ordenador en sí, conectado a la tele, se ha transformado en un fantástico equipo multimedia, es el tipo de cosas que solo me pasan a mí y a cuatro pardillos más como yo.
 
Hace tiempo, cuando consideraba que mi puesto de trabajo era algo más seguro, no me importaba utilizar el ordenador de la empresa, si algún día me traía algo de trabajo a casa, para escribir, pero ahora ni de coña, es más, he borrado hasta el último archivo personal de su disco duro, porque a los de recursos humanos los carga el diablo. Esta misma mañana se ve que alguien ha estado jugando con los accesos a los proyectos y me había dado de baja accidentalmente en los míos, casi me da algo y me he visto durante una hora cobrando el paro, estoy neurótico perdido. Y también un poco estresado, cansado de pasarme el día saltando de castillo en castillo para rescatar a princesas histéricas que no se dan cuenta de que no existe ogro, ni dragón y que, además, la puerta de su prisión tiene la llave puesta. Seguro que ellos duermen mil millones de veces mejor que yo.
 
No puedo dormir y mañana, es decir, hoy, dentro de un rato, cuando la alarma suene a las seis clavadas, me voy a arrepentir mucho, pero ahora solo puedo centrifugar el día presente, planificando lo que me va a pasar mañana, porque es una de mis aficiones favoritas, recrear el futuro, imaginarme las situaciones, las conversaciones, frase a frase, como en una partida de ajedrez con múltiples alternativas. Al final la realidad se parece bien poco a lo que imagino, lo mismo que me pasaba cuando planeaba en mi juventud un plan de conquista con alguna dama, lo contrario casi me decepcionaría. No puedo dormir y no me funcionan ni mis libros de romanos, y ya es grave, no me funciona ni el último disco de REM, y eso que ayer pensé que solo podía valer para dormir a un niño, solo puedo quedarme mirando fíjamente a la pantalla con la música a todo volumen y escribir de repente, y a borbotones, frases deslabazadas.
 
Tecleo y no siento sueño, pero sí mucho cansancio, a lo mejor por eso no puedo dormir, solo siento cansancio y hambre, no ese tipo de hambre que se cura abriendo la nevera y asaltándola, es hambre atrasada, hambre de una semana, hambre de hacer las cosas mejor, hambre de salir para delante, hambre de volver a ponerme mis pantalones de la talla 44, hambre de reírme todos los días despreocupado, hambre de que algo cambie para mejor, hambre de reconocerme en el espejo y en las palabras, un hambre atroz, implacable, espantosa. Pero estoy cansado y sin ganas de pelea, solo la justa, la de apagar el despertador, afeitarme y darme una ducha, para después vestirme y ponerme una máscara, una máscara de comedia que me acompaña en el primer café de la mañana.

Hace unos años, en mis mejores años de la empresa patera, lo hubiera solucionado de raíz, embarcándome en alguna aventura transoceánica, pero mi barco ahora tiene un ancla que me mantiene en puerto, son esas cosas que he leído hoy en menos de 140 caracteres, cuando tienes un hijo tus decisiones dejan de ser en tu favor, pero claro, no existe un botón que te haga dejar de ser tu mismo por muy padre que te sientas, y esa frustración de alguna manera se paga. Por supuesto que compensa, compensa hasta el infinito, cómo voy a decir hoy lo contrario cuando sé que dos nuevas vidas iluminan el mundo y mi faro duerme ajeno a mis elucubraciones en su cama, pero el punto de renuncia personal existe y se me clava como una espina de pescado en la garganta.

domingo, 6 de marzo de 2011

Vivir al día (crónica del desengaño)

Me pregunto cómo será vivir siendo un descerebrado, siendo un despreocupado total de todo lo que pasa a tu alrededor, no lo sé y nunca lo sabré. Sin embargo existen diferentes niveles de preocupación, el más habitual es saber que las cosas no son maravillosas y vivir con ello, imagino que es el punto en el que todos más o menos vivimos, porque pararse a pensar es un ejercicio a veces agotador, más cuando es en vano. Además, es algo que no cura la experiencia, se es así o no se es y si lo eres te fastidias, punto pelota. Por eso admiro tanto a los que pasan siempre de puntillas, a los que no se mojan jamás y son capaces de caminar sobre las aguas, los que pueden dormir a pierna suelta por mucho que escuchen las bombas explotar a su alrededor, son mis ídolos, no son humanos, son conceptualmente lo que más puedo asimilar a los dioses.

Siempre digo que cada persona es libre de poner el listón de lo que le hace sufrir, habrá a quien le provoque un ataque de ansiedad perder su coche oficial, igual es hasta parecido a la ansiedad de no poder pagar la hipoteca, aunque evidentemente a los ojos de los demás no lo sea. Por eso, y porque somos estupendos, somos capaces de sentir asco, comprensión o lástima, por eso unos son capaces de tomar un fusil para defender sus ideales y otros nos morimos de miedo solo con pensarlo, por eso unos ponen sin pensárselo el cazo y otros resignadamente lo pagamos, la naturaleza humana es así de variopinta. Pero me voy por las ramas, porque esta nueva pedalada lo que trata de contar es que llevo unos días completamente desubicado, preocupado, a merced de los elementos, y no tiene que ver con los problemas del último año, que, centímetro a centímetro, como en la primera guerra mundial, vamos venciendo.

Creo que todo viene de los despidos salvajes en mi empresa, no por los despidos en sí, que los podría llegar a entender, y remarco lo de podría, sino por las malas maneras, me han dejado el mal sabor de boca de una relación rota, porque yo creía que las cosas allí se hacían de otra manera. Alguno pensará que vivo en otro mundo, pues sí, vivo en otro mundo, porque la sensación de pánico porque algo va muy mal me llega ahora cuando el campo de batalla está lleno de cadáveres descuartizados. Me veo vulnerable, desprotegido, sin capacidad de poner una barrera que defienda lo que ahora es mi vida y a los míos, al capricho de lo que los números y las filias y las fobias quieran, y lo que más me molesta es que yo no he hecho nada diferente a lo que he hecho siempre, currar como un león y pagar mis impuestos sin rechistar, será el peaje por vivir en el lado amable de este mundo tan injusto.

Porque creo que algo está cambiando en el mundo a un ritmo tan rápido que no nos estamos dando ni cuenta dentro de nuestras apesebradas mentes occidentales, y lo vamos a pagar caro, sobre todo los que hemos vivido siempre al día y ni hemos hecho los deberes ni hemos guardado nada para mañana. El colmo es que hemos creído que las cosas estaban bien así, comprando petróleo barato, ropa de saldo y productos electrónicos que traemos de Taiwán por menos de lo que cuesta transportarlo, nos jactamos de que así sea pero en el fondo es una inmoralidad que algún día pagaremos, y no voy a aceptar el argumento de que para eso está el mercado, de eso nada, la miseria es miseria y el abuso y la explotación a su costa es moralmente repugnante. Además, una de las cosas que me ha dado viajar es saber que encima de cada chabola, favela o casa de mala muerte hay una enorme antena parabólica, ahora existe internet, vamos, que nos estamos meando encima de ellos y se lo estamos enseñando.

Lo cotidiano me supera, lo doy por hecho y no le presto importancia, a lo mejor por eso este blog es un rollo que casi nunca entra en el día a día, pero sin embargo creo que voy a darle mucha más importancia a partir de ahora porque seguramente lo que yo considero trivial mañana será una quimera, porque me merezco un poco disfrutar de lo que tengo, que es mucho, porque hoy es domingo, luce el sol y quiero aprovecharlo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Carnaval escolar (pabernos matao)

No debe existir cosa más absurda en este mundo que un colegio público de barrio periférico con vocación de Liceo Británico. Ese es el cole al que inconscientemente he llevado al peque, vale, tiene buenas instalaciones, es bilingüe, con profesores de inglés nativos, blablablablabla, eso está bien, pero lamentablemente está lleno de gilipollas que, además y como deber ser habitual, copan esos centros de poder mafioso llamados consejo escolar y (h)ampa. No es difícil huir de ellos, total, uno va a por el niño y mira fijamente al horizonte como si nadie existiera, se refugia en un libro, insulta mentalmente a los que van en coche y aparcan en triple fila, vamos, cualquier actividad que te haga invisible y/o desagradable (1). Eso no es nada difícil, lo que es difícil es huir de las decisiones que esa fauna toma en nombre de la democracia, san canelón nos proteja.

Estos carnavales nos ha tocado disfrazarle cada día de una cosa, el lunes de árbol, el martes de duende, el miércoles solo tocó maquillarle como un búho, el jueves disfraz de contenedor amarillo en honor al día del reciclaje y hoy, viernes, de rana, porque además tenía que ir disfrazado de algo relacionado con el bosque. El pobre no estaba muy convencido y me preguntó al comprar el disfraz si en el bosque había ranas, más les vale, contesté, y vaya si las había, el veinte por ciento de los niños iban de rana, un diez por ciento de tigres, que, joder, no sé en qué puto bosque habrán visto su padres tigres, igual se han criado en Indochina o Sumatra, vete a saber, otro veinte por ciento iba de Robín de los Bosques y el resto reciclaban el disfraz de duende del martes porque no está la cosa para despilfarrar. Entre las niñas los más vistos han sido los disfraces con alas, a saber, mariquitas, mariposas, abejas, hadas, bueno, una iba disfrazada de Gormiti, así, con un par, ha sido sin dudar mi favorita.

Pero todo esto es lo de menos, lo increíble, y lo que de verdad me ha parecido un espectáculo, ha sido la concurrencia. Admito que la organización ha sido tirando a mala, que no se escuchaba absolutamente nada y desafortunadamente, sobre todo por los niños, ha chispeado todo el rato, vamos un horror, pero yo esas cosas me las reservo para la intimidad, además los niños se lo estaban pasando estupendamente ajenos a esos problemas terrenales, así que tampoco me ha parecido para tanto. Sin embargo a los padres vengadores, esos seres superiores que deben ser infalibles en su trabajo, les ha sabido a poco. La palabra indignación no puede expresar bien sus miradas de odio y su mala baba. Mira que no es santa de mi devoción la profe del peque, la sargentona, pero ahí os quería ver yo a vosotros, campeones, disfrazados de abeja maya, dominando a treinta niños que saltan y bailan en el patio mientras amenaza la lluvia. Si a vosotros en vuestro trabajo os hacen disfrazaros así y en esas condiciones pedís la cuenta entre lágrimas.

El sarao estaba montado en la pista de fútbol sala, recubierta de colchonetas para que las criaturas retozaran, bien, después unos bancos haciendo de grada para que los niños se sentaran hasta que les llegase el turno de hacer su coreografía, los más pequeños delante de los mayores y detrás los padres separados por unas vallas. Primer problema, los niños mayores no se sientan, como es natural, y no se puede ver a los niños pequeños mientras que bailan, un primer padre iluminado comenta satisfecho que él habría puesto a los pequeños detrás para que los padres les pudiesen ver, murmullos de aprobación, ¡qué gran idea pienso yo!, si luego los pequeños no ven nada que se jodan hasta que cumplan once años. Un segundo iluminado añade que además como casi todos van de verde, menos los tigres, es imposible diferenciar a nadie, sorprendentemente la multitud no salta sobre él y le despedaza, al contrario, alguien añade que ya que no se ven los niños en las fotos espera que el colegio nos regale el vídeo de la actuación, aclamación popular y chascarrillos varios sobre la estúpida prohibición de grabar a menores. Un gafapasta, al que daban ganas de disolverle en ácido, eleva el nivel de la conversación incluyendo un nuevo punto de vista, los niños se sienten desorientados sin saber dónde están sus padres, totalmente inseguros, yo miro a los niños y les veo cantar, bailar y saltar sobre las colchonetas sin hacernos ni puto caso.

Por supuesto llega el momento climatológico que todos estábamos esperando, un gañán dice solemnemente que podían haberlo hecho el lunes que ha oído que va a hacer bueno, yo me quedo sin palabras, algo que no les sucede a un coro de madres que como si fueran las Ronettes corean “se van a poner malos dubidubidubidu”. Sin dejar que me reponga y cuando creo que no se puede superar una señora con aspecto de mastín de los Pirineos añade que todo es una “imprivisión”, que se podía haber alquilado el teatro de la escuela de música (sic) y que ella incluso hubiera pagado un euro de ser necesario, casi aplaudo tanta generosidad pero las Ronettes se me adelantan y corean de nuevo “se van a poner malos dubidubidubidu”. Una madre con un plumas dorado y más pintada que las cuevas de Altamira aprovecha para decir que lo que está pasando es súperfuerte, que ella no ha comido para verlos y fíjate que mal, además nos hace saber que se tiene que volver al trabajo. A puntito estoy de comentarla que no sabía que los viernes por la tarde se grababa princesas de barrio.

Ya roto el hielo cada uno hace la guerra por su cuenta, unos se quejan, otros aprovechan para ajustar cuentas con preguntas tan sutiles como ¿la “conserja” de qué va disfrazada?, mira que es fea, mira que es gorda, mira que es rara, apuntilla la multitud. El de gimnasia está buenorro escucho a mis espaldas, la de cinco años está horrorosa… y como no puedo darme la vuelta y decir abiertamente que los de cinco años están de mi lado de la valla decido plegar velas e irme estupefacto. Afortunadamente el peque se lo ha pasado genial y luego me ha cantado una canción que hablaba de salvar el mundo de los peligros de las personas. ¡No lo sabe el bien!

(1) Un afectuoso saludo para Anniehall

jueves, 3 de marzo de 2011

Este es un blog a dieta


Los peores presagios se han consumado, sobre todo para el pobre gobierno que ahora hace campaña a favor del consumo, estoy a dieta. No es tan mala noticia como en un principio pudiera parecer, no, en estos tiempos de crisis, en los que los de la cofradía de apaga el ordenador y si te he visto no me acuerdo pueden aparecer en cualquier momento, todo ahorro es bueno. Además el hambre espabila y aguza bastante el ingenio, veréis lo que nos vamos a reír cuando esté pasando modelos de bañadores en el Carrefour de Móstoles a pecho descubierto.

El tema en cuestión es que mis tigrecerdos se han rebelado y son en mi sangre como el huevo a la mayonesa, vamos que espesan. Yo como soy ingeniero lo he reducido rápidamente a un circuito hidráulico en el que el corazón hace de bomba, nosotros somos así, poco a poco ya nos vais conociendo. En mi curro lo resumiríamos rápido diciendo que la bomba puede petar porque hemos variado el fluido y las condiciones de proceso, eso sí, antes discutiríamos hasta retarnos a duelo por si el caudal lo tenemos que dar en kilogramos hora o en normal metro cúbicos por segundo, que no es tema baladí, para más tarde tener una reunión a cara de perro para definir la nueva densidad del fluido, trigrecerdo más tigrecerdo menos.

Por supuesto la bomba reventaría, o alguna de las tuberías (y hasta aquí deja de tener gracia el símil) y nosotros que somos unos ladinos le echaríamos la culpa a los dulces y a la pitanza sin apechugar con las consecuencias de nuestros actos, una ignominia, en qué estaría yo pensando. Eso sí, está claro de que el que diseñó el cuerpo humano era un rata, se gastó la pasta en cosas inútiles, como las uñas de los pies y los pelos de la espalda, y no fue capaz de hacer redundante ni el corazón, ni el hígado, ni el páncreas, ¡qué cutrerio!, seguro que ya solo le daba el presupuesto para duplicar un sistema más y eligió las tetas, que vale, están bien, pero no tiene mucho sentido hacerlo, salvo que tengas mellizos o gemelos (1).

Tampoco puso un filtro de tigrecerdos por lo que me han mandado unas pastillitas que disuelven la grasa en la sangre…, eso, después de haber visto un anuncio de Fairy, la verdad es que me acojona. Yo no pienso tomármelas así a las bravas, ni de coña, antes, y solo en aras de la ciencia, me haré un par de huevos fritos con beicon y pondré el aceitillo restante en un vaso, allí es donde pienso echar una pastilla de prueba. Yo creo que la mezcla se convertiría en jabón de Marsella, o a lo mejor en anticongelante, o a lo mejor no pasa nada y solo es un placebo, porque a fin de cuentas, si la pastilla funciona bien para qué me prohíben comer de todo y hacer ejercicio, estaré gordo y al borde de un accidente cardiovascular, pero soy astuto como un ciervo.

Por lo menos, como parte positiva, quiero que me sirva de excusa para la birria de post que escribo últimamente, entendedlo por favor, la sangre espesa dificulta el riego y los tigrecerdos se acochinan entre las neuronas y así no es posible coordinar los pensamientos. Veréis como cuando termine con el tratamiento, además de ser como Brad Pitt, soy un Buenafuente o en su defecto un Berto. Así que prometo ser bueno porque la recompensa es grande, comeré sano, me tomaré la putapastilladeloscojones y daré largos paseos, si la vida fuese justa además de salvarme de un infarto ante tamaño sacrificio me tocaría la lotería y me crecería de nuevo el pelo, pero me conformaré con lo primero. Nos vemos.

(1) Modo reflexión on, ¿sí solo tuviéramos una teta seríamos también mancos?