Este mes en el Club de Lectura 2.0 nos
hemos leído “Doña Perfecta”, una novela maravillosa de Benito
Pérez Galdós. Un libro que recuerdo siempre rodando por las
estanterías de la casa de mis padres hasta que lo acabé leyendo con
apenas quince años y del que nada recordaba. Y no me extraña,
porque mi yo imberbe de entonces era poco pollo para tanta Doña, yo
creo que no debí entender casi nada. Como casi siempre, tengo que
avisar que a partir de ahora el que quiera seguir leyendo lo haga
sabiendo que es imposible hablar de “Doña Perfecta” sin
destripar su trama, así que si no habéis leído el libro yo pararía
de leer este post aquí porque la novela merece la pena.
No sé bien si “Doña Perfecta”
pertenece al genero costumbrista o al realista, o a los dos a la vez,
porque aunque la novela describe con precisión de cirujano la
realidad de la España del siglo XIX, vista hoy, con ojos
disléxicos(1), queda una representación un tanto teatral de esas
dos Españas tan arraigadas y tan difíciles de hermanar. No hay que
olvidar que “Doña Perfecta” está escrita en 1876, una fecha más
cercana al 36 que el año en el que vivimos, justo el año en el que
terminaban las Guerras Carlistas. Y es que, sin poner en duda que
hemos avanzado mucho, queda en nosotros mucho de lo que Galdós con
contaba en esta historia de buenos y de malos, de tradicionalismo
frente al incipiente liberalismo, de falsas apariencias y de
sentimientos exacerbados que son capaces de culminar en un frío
asesinato.
Algo que al principio del libro nadie
imaginaría, cuando vemos al pobre Pepe Rey llegar a Orbajosa para
casarse con su prima Rosario, que las cosas llegarían tan lejos, un
matrimonio que han pactado sus padres como forma de unir fortunas, un
matrimonio que resulta a priori desigual entre un hombre culto y de
ya cierta edad, ingeniero educado en Madrid, y una joven que no
conoce más vida que la que encierran los muros de Orbajosa. Con este
punto de partida Galdos va desarrollando los hechos de una forma
magistral, con una sencillez que sólo puede enmascarar en parte lo
florido de su lenguaje típico del XIX, poco a poco vamos viendo cómo
caen las máscaras hasta que cada uno de ellos se muestra tal cual
es, por convicción o por dejarse llevar por los más perversos
instintos humanos.
Vemos como Rey cae en una telaraña de
incomprensión una vez que de manera inocente revela con naturalidad
su naturaleza de hombre de progreso, algo que ni su tía ni su
cómplice Inocencio el Penitenciario, cura del pueblo están
dispuestos a permitir cohabitar en su mundo tradicionalista y de
cómodo aislamiento. Esto es parte fundamental de la obra, y de la
España rural y conservadora de entonces, la resistencia a reconocer
lo de fuera, empezando por la ley que se rige por una suerte de
derecho consuetudinario basado en la autoridad moral de la iglesia y
en el ojo por ojo, de manera que al final de la novela nadie sale
verdaderamente ganando.
Un mundo de clientelismo, de matones
dispuestos a tomar las armas para defender lo que creen justo,
dejándose llevar como marionetas por personajes oscuros y mezquinos,
tan ruines como Inocencio y su sobrina María Remedios, que no buscan
más que su beneficio personal al frustrar ese matrimonio. Vemos a
los buenos caer en el juego de los malos, sacando la parte oscura que
todos llevamos dentro, sabiendo que ganar de esa manera es perderse,
pero asumiendo el riesgo. Vemos a los malos despojarse de toda
humanidad, tratando de conseguir la victoria para su causa a
cualquier precio, y vemos como después de cometer su abyecto crimen
tratar de lavar su conciencia con misas y con dinero. Porque ese es parte del dilema, saberse malo cuando uno creía que era bueno.
Es difícil no caer en la tentación de
comparar la España de entonces con la de ahora, terriblemente
difícil, sobre todo cuando vemos cada día reproducirse ese tipo de
comportamiento, por eso se puede decir que pese a los años que tiene
“Doña Perfecta” es una novela actual, que mantiene intacto su
mensaje social y que francamente os recomiendo.
Podréis encontrar otras fantásticas reseñas aquí: Desgraciaíto, Carmen, Livia y Bichejo , no os las perdáis.
(1) Quien descubra el porqué de esa dislexia tendrá post de premio.
(1) Quien descubra el porqué de esa dislexia tendrá post de premio.
5 comentarios:
Muy de acuerdo. A pesar del cierto apolillamiento del lenguaje, lo que más me ha sorprendido es el pensar "es que no hemos cambiado nada" en sigl y medio.
Parece que este mes salimos a más que nos ha gustado que a que no. No hemos hecho pleno, pero a ver si los libros que nos quedan por delante tienen por lo menos este grado de aceptación...
Aunque creo que soy más del bolero: lo dudo, lo dudo, lo duuuuuuuudo... XD
Aquí, además de leído, se debería venir llorado, oh líder XDDD
A mí me ha gustado gracias al cataclismo del final, que me ha compensado todo el aburrimiento anterior, hasta que la Doña no empieza a asomar la patita no quería ni pensar a dónde nos iba a llevar esto.
Y sí, desgraciadamente, no hemos cambiado nada.
Seguimiento
Sí, la historia de los matones que dicen luchar por unas ideas, pero que en realidad luchan por un plato de cocido. Ese mundo clientelar y matón, y borrico...
Es difícil, efectivamente, sustraerse a la comparación. Qué depresión!
Muy buen post.
Mmmm, me llama la atención especialmente eso de que los buenos van cayendo en el juego de los malos... ¿lo dices porque Pepe empieza a liarla "en venganza"? Para mí hay una diferencia fundamental, y es que Pepe no va de bueno, es "normal"... Huye de los que se definen a sí mismos como "buenos" como rasgo predominante de su personalidad que suelen ser satánicos XD
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