Este mes, los renovados miembros del
Club de Lectura
2.0, hemos estrenado el año leyendo “Entre limones”, de
Chris
Stewart,
a propuesta de Bichejo. Una vez más, Bichejo haciendo gala de su
generosidad para con nosotros, sus queridos compañeros de club, nos
ha colado un libro que tenía que leerse por no sé qué compromiso,
y ya sabemos que, tal vez por eso de que las penas compartidas son
menos penas, nos utiliza para quitarse los marrones de encima sin
pensar mucho en cuanto nos puede herir. Admito que según nuestro
sistema de elección de libros está en su derecho y, al menos esta
vez, aliviado proclamo: “podría haber sido peor”.
Porque
con nuestros antecedentes, y sabiendo que damos un premio limón al
peor libro del año (aprovecho el post para recordar que soy vigente
ganador), leernos algo llamado entre limones es como tentar al
diablo, pero no, porque sin ser nada del otro mundo, tampoco que
nadie se haga ilusiones falsas, ya firmo ahora mismo que la obra de
Chris Stewart sea lo peor que leamos este año. Tampoco se puede
empezar siempre con un libro tan maravilloso como “El cero y el
infinito”, es más, casi es mejor no elevar tanto el listón para
ir calentando según las hojas vayan cayendo del calendario.
La
editorial Almuzara, que publica el libro en España, nos dice de él
lo siguiente: “Entre
limones es una de esas cosas raras y maravillosas: un libro divertido
e intuitivo que encanta desde la primera página a la última…y es
que alguien que, sin tener ni idea y sin pensárselo dos veces, se
mete a reconstruir y llevar un cortijo en un rincón perdido de una
sierra de España, claramente no puede estar haciendo nada malo, todo
lo contrario, puede ser que por esa razón haya logrado vender un
millón de libros y se haya traducido a quince idiomas.
”
Dada
la temática del libro es sorprendente que haya sido tan vendido y
tan traducido, dado el contenido es sorprendente que sea tan alabado
y recomendado, esto último no quiere decir que sea un petardo de
libro, porque no lo es, pero sí que es verdad que no pasa de ser un
libro amable, escrito con cierto sentido del humor y con muy poca
sustancia. De hecho, admito que yo lo he disfrutado más por
proximidad geográfica de lo que lo habría hecho si el bueno de
Chris, en lugar de haberse comprado un cortijo en las Alpujarras, se
hubiese comprado un casería en Vizcaya.
Porque
es importante poder ponerse en situación de lo que representa que
una pareja inglesa caiga en mitad de la Andalucía profunda, y yo
creo que, precisamente eso, no queda bien reflejado en el libro, tal
vez porque los ingleses son gente muy educada o tal vez por no
ponerse a malas con sus vecinos alpujarreños, que, seguro, son de
armas tomar. Yo, que conozco bien algunas serranías de Jaén y
Granada, que tengo primos capaces de matar a un gorrino a bocados,
creo llegar bien al fondo del libro, pero si no has escuchado hablar
en el bar del pueblo de “los ingleses” a los paisanos cuando se
toman un café y un coñac antes de ir a recoger aceituna,
posiblemente este libro no te diga nada.
Yo
sí he podido disfrutarlo porque en mi pueblo llegaron los ingleses
hace años, disfrutando de unas condiciones de vida que ni en sus
sueños más optimistas se podrían haber permitido pagando en
libras, porque conozco pastores de piel curtida cuya vida transcurre
de lunes a domingo pastoreando cabras y ovejas, porque sé que los
paisanos piensan que los guiris son idiotas y que donde quieran y
como quieran les pueden dar gato por liebre, porque me consta que los
ingleses aplican esa máxima de ande yo caliente ríase la gente,
pero sobre todo porque he escuchado el sonido de los arroyos, los
cencerros por el monte y los jilgueros revolotear en los frutales, y
todo eso está en el libro. Mis compañeros me dirán que todo eso lo
pongo yo y no el libro, y es verdad, pero por lo menos me ha hecho
disfrutar algo de lo que hubiera sido una insípida lectura.
Como
siempre, encontraréis otras opiniones en las reseñas
de Desgraciaíto,
Carmen,
Livia
y Bichejo,
y me temo que esta vez sea yo el más optimista porque creo haber
escuchado que alguien ha tenido la tentación de tirar el libro por
la ventana.
5 comentarios:
Veo que sí, que pones más de lo que hay y este libro ha sido una especie de memento de tus paseos y recuerdos. Entiendo que así lo recuerdes con más amabilidad que nosotros, pero no es un libro bien escrito ni la historia cala.
Hace el negocio del siglo, va a vivir mejor que en libras, y encima vende un millón de ejemplares. Acabo de descubrir un montón de vídeos en Youtube de este señor. A ver qué cuenta...
A mí me gusta mucho el campo, pero no pierdo la personalidad cuando voy, ni me transformo en rústica por comerme un par de chorizos asados a la brasa. Este tipo no deja de ser inglés ni cinco minutos, por mucho que quiera. ya lo dice el refrán, que aunque la mona se vista de seda...
Que me había salido repetido el comentario anterior... Sorry
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