Poder escribir este post me ha costado un fin de semana leyendo y lo que es peor 35 eurazos, bueno realmente 33,25 con el 5% de descuento de la tarjeta de socio de la FNAC. ¿Y para qué tanto esfuerzo? Pues para destrozar desde una idea preconcebida el cómic y tomarle el pelo a un amigo. Admito que esta vez me he equivocado, pero como dije que escribiría aquí estoy cumpliendo con mi promesa. Empezaré escribiendo de lo que no me gusta.
Cuando era adolescente y me sentía decididamente comunista (así comenzó Jiménez Losantos, tocaré madera), alimenté dentro de mí un antiamericanismo que creía ya olvidado. Luego crecí y dejé de ser comunista (y heavy) y con los años hasta tuve que pasar alguna temporada en los EEUU y, la verdad, la gente no tenía ni cuernos ni rabo, sorprendentemente para mí, era gente agradable y educada. Leer los Watchmen me ha hecho de nuevo recordar por qué no me gustaban los Yankees.
Este cómic está ambientado en los años que van desde la segunda guerra mundial hasta la mitad de los años 80, en plena guerra fría. Los EEUU son presentados como los salvadores del mundo tras la segunda guerra mundial y eso lo puedo hasta comprender, pero bajo ese paraguas todo cabe. Las bombas atómicas en Japón fueron necesarias, la guerra de Vietnam también, ¡ah! y además la ganaron, con un par, para colmo de los colmos la invasión soviética de Afganistán se veía como el inicio de la tercera guerra mundial, unos linces. Ahora la guerra fría es un recuerdo para mí casi entrañable y eso que en mi niñez pensé agobiado más de un día que podría ser el último si a alguien le daba por apretar el puñetero botón. Es cierto, mi gusto por la tragedia viene de lejos. Ahora los rusos ya no son rojos y no están en Afganistán, curiosamente los que si están son los americanos pasándolas moradas, vivir para ver. Desde luego, leyendo Watchmen queda claro que, para mi alivio, comparada con la derecha de EEUU, la derecha española es progresista y casi revolucionaria.
Otra cosa que no me gusta es el exceso de violencia, a mí la sangre me molesta mucho, incluso si no es sangre y es tinta roja, la única tinta roja que soporto tiene música de tango y la canta Calamaro. Watchmen no solo es violenta, es sádica e incluso macabra, la violencia se justifica en la historia, el sadismo es accesorio y lo macabro superfluo. Me da miedo pensar que existe una faceta de mi personalidad que se ve atraída por la violencia, leyendo Watchmen la he visto asomar la cabeza de vez en cuando, me consuela que es tan poco activa como la parte de mi cerebro que se ve atraída por Karmele (con K de Kaka, sin acento, no confundir con el futbolista) Marchante.
Una vez dicho lo que no me ha gustado pasemos a lo bueno de Watchmen. La historia es muy atractiva y de una complejidad psicológica impresionante, muchas veces me olvidaba de que leía un cómic y me parecía estar leyendo una buena novela, eso tiene mucho mérito. Pero lo mejor de Watchmen son los personajes, están bien construidos, son de carne y hueso, sienten, sufren, piensan, ¡son espectaculares! Son todo lo contrario a unos superhéroes, y ese es su atractivo, son gente “normal” detrás de un disfraz, sin poderes, vulnerables, unos son brillantes y otros son patéticos. Pasemos a repasarlos pero sin contar mucho de la historia, no quiero estropeársela a nadie.
El Dr. Manhattan es un físico superviviente de un accidente en un ensayo nuclear. El tío se volatilizó pero fue capaz de reconstruirse a si mismo. Se ve que no le gustaba su imagen y eligió volver convertido en un cruce de Mr. Propper y el genio de Aladdin, o lo que es lo mismo un tío cachas azul que se pasea en pelotas. Es capaz de jugar con la materia y es el arma que utilizan los EEUU para contener a los soviéticos. Es un personaje sorprendente por su humanidad y por tener la cabeza bien puesta en su sitio aunque personalmente me da mucha grima.
Búho Nocturno es en realidad un remake de superhéroe. Ya hubo antes que él otro búho nocturno que se jubiló y le cedió el puesto. Es de lejos mi personaje favorito y sin duda el mejor. Buho Nocturno es un tipo sin el menor encanto. Aunque es superhéroe por vocación y no por necesidad, es uno de los pocos Watchmen que procura siempre actuar sin saltarse las reglas. Es una especie de Batman con la barriga de Ronaldo y poseído por el espíritu de Dani Pedrosa. Pese a su edad y a su lamentable forma física le levanta la chica al Dr. Manhattan, eso si, unas pastillas de viagra le hubieran venido que ni pintadas.
El Comediante es un cabronazo para el que todo es una broma pesada. No sé por qué, pero a mi me recuerda a Errol Flynn disfrazado de Rambo. Es un cínico sin moral que no tiene clara cual es la frontera del bien y del mal. Lo mismo le da violar a una compañera, arrasar al Vietcong o dar un tiro en la frente a una mujer a la que ha dejado encinta. Lo bueno que tiene El Comediante es que está muerto desde la viñeta número uno y por más odioso que pueda llegar a ser ya tenemos asumido que ha recibido su merecido.
Rorschach es un tío que lleva un traje de leopardo albino cuyas manchas sufren un movimiento continuo, una gabardina y un sombrero. Todavía no sé como se las apaña para ver, pero bueno será que yo no me entero mucho. Una infancia atormentada justifica su personalidad, le da una cierta vulnerabilidad que contrasta con su comportamiento violento y decidido. Si hay alguien que tiene las ideas claras es él, el fin justifica los medios y no existen barreras morales que impidan conseguir un objetivo si este es justo.
Espectro de Seda es casi el único personaje femenino del cómic. Como el Búho Nocturno ella es también un remake, pero de su madre que ejerció la misma profesión con el mismo nombre. La verdad es que posiblemente sea uno de los personajes más flojos, aunque representa a aquellos que tienen marcado un destino del cual no saben zafarse. Además a la pobre la visten de pilingui de modo descarado en un claro ejemplo de machismo, porque hay que reconocer que el cómic es muy machista. La pobre chica no deja de ser el juguete del Dr. Manhattan hasta que no puede más y se va con el Búho en una historia entre lo romántico y lo patético. Está claro que cuando alguien quiere huir de un mundo que no le deja ni respirar es capaz de agarrarse a un clavo ardendo.
Ozymandias es el hombre más listo del mundo. Ser tan inteligente le lleva a ser un villano y un genocida y es que está claro, la inteligencia está sobrevalorada y tiende a utilizarse para el mal. Ozymandias es una forma griega de Ramses II. ¡Lo veis! Uy si llego yo a saber esto el día que escribí el post de Ramses… Ozymandias es sobre todo un hombre de negocios que ama el poder sobre todas las cosas, aunque le da un barniz típico de los salvapatrias que creen que detrás de ellos está la nada. Su vestimenta y su belleza le hacen parecer una escultura de Antinoo, pero su megalomanía le lleva a ser un patético Alejandro Magno de todo a cien.
Cuando era adolescente y me sentía decididamente comunista (así comenzó Jiménez Losantos, tocaré madera), alimenté dentro de mí un antiamericanismo que creía ya olvidado. Luego crecí y dejé de ser comunista (y heavy) y con los años hasta tuve que pasar alguna temporada en los EEUU y, la verdad, la gente no tenía ni cuernos ni rabo, sorprendentemente para mí, era gente agradable y educada. Leer los Watchmen me ha hecho de nuevo recordar por qué no me gustaban los Yankees.
Este cómic está ambientado en los años que van desde la segunda guerra mundial hasta la mitad de los años 80, en plena guerra fría. Los EEUU son presentados como los salvadores del mundo tras la segunda guerra mundial y eso lo puedo hasta comprender, pero bajo ese paraguas todo cabe. Las bombas atómicas en Japón fueron necesarias, la guerra de Vietnam también, ¡ah! y además la ganaron, con un par, para colmo de los colmos la invasión soviética de Afganistán se veía como el inicio de la tercera guerra mundial, unos linces. Ahora la guerra fría es un recuerdo para mí casi entrañable y eso que en mi niñez pensé agobiado más de un día que podría ser el último si a alguien le daba por apretar el puñetero botón. Es cierto, mi gusto por la tragedia viene de lejos. Ahora los rusos ya no son rojos y no están en Afganistán, curiosamente los que si están son los americanos pasándolas moradas, vivir para ver. Desde luego, leyendo Watchmen queda claro que, para mi alivio, comparada con la derecha de EEUU, la derecha española es progresista y casi revolucionaria.
Otra cosa que no me gusta es el exceso de violencia, a mí la sangre me molesta mucho, incluso si no es sangre y es tinta roja, la única tinta roja que soporto tiene música de tango y la canta Calamaro. Watchmen no solo es violenta, es sádica e incluso macabra, la violencia se justifica en la historia, el sadismo es accesorio y lo macabro superfluo. Me da miedo pensar que existe una faceta de mi personalidad que se ve atraída por la violencia, leyendo Watchmen la he visto asomar la cabeza de vez en cuando, me consuela que es tan poco activa como la parte de mi cerebro que se ve atraída por Karmele (con K de Kaka, sin acento, no confundir con el futbolista) Marchante.
Una vez dicho lo que no me ha gustado pasemos a lo bueno de Watchmen. La historia es muy atractiva y de una complejidad psicológica impresionante, muchas veces me olvidaba de que leía un cómic y me parecía estar leyendo una buena novela, eso tiene mucho mérito. Pero lo mejor de Watchmen son los personajes, están bien construidos, son de carne y hueso, sienten, sufren, piensan, ¡son espectaculares! Son todo lo contrario a unos superhéroes, y ese es su atractivo, son gente “normal” detrás de un disfraz, sin poderes, vulnerables, unos son brillantes y otros son patéticos. Pasemos a repasarlos pero sin contar mucho de la historia, no quiero estropeársela a nadie.
El Dr. Manhattan es un físico superviviente de un accidente en un ensayo nuclear. El tío se volatilizó pero fue capaz de reconstruirse a si mismo. Se ve que no le gustaba su imagen y eligió volver convertido en un cruce de Mr. Propper y el genio de Aladdin, o lo que es lo mismo un tío cachas azul que se pasea en pelotas. Es capaz de jugar con la materia y es el arma que utilizan los EEUU para contener a los soviéticos. Es un personaje sorprendente por su humanidad y por tener la cabeza bien puesta en su sitio aunque personalmente me da mucha grima.
Búho Nocturno es en realidad un remake de superhéroe. Ya hubo antes que él otro búho nocturno que se jubiló y le cedió el puesto. Es de lejos mi personaje favorito y sin duda el mejor. Buho Nocturno es un tipo sin el menor encanto. Aunque es superhéroe por vocación y no por necesidad, es uno de los pocos Watchmen que procura siempre actuar sin saltarse las reglas. Es una especie de Batman con la barriga de Ronaldo y poseído por el espíritu de Dani Pedrosa. Pese a su edad y a su lamentable forma física le levanta la chica al Dr. Manhattan, eso si, unas pastillas de viagra le hubieran venido que ni pintadas.
El Comediante es un cabronazo para el que todo es una broma pesada. No sé por qué, pero a mi me recuerda a Errol Flynn disfrazado de Rambo. Es un cínico sin moral que no tiene clara cual es la frontera del bien y del mal. Lo mismo le da violar a una compañera, arrasar al Vietcong o dar un tiro en la frente a una mujer a la que ha dejado encinta. Lo bueno que tiene El Comediante es que está muerto desde la viñeta número uno y por más odioso que pueda llegar a ser ya tenemos asumido que ha recibido su merecido.
Rorschach es un tío que lleva un traje de leopardo albino cuyas manchas sufren un movimiento continuo, una gabardina y un sombrero. Todavía no sé como se las apaña para ver, pero bueno será que yo no me entero mucho. Una infancia atormentada justifica su personalidad, le da una cierta vulnerabilidad que contrasta con su comportamiento violento y decidido. Si hay alguien que tiene las ideas claras es él, el fin justifica los medios y no existen barreras morales que impidan conseguir un objetivo si este es justo.
Espectro de Seda es casi el único personaje femenino del cómic. Como el Búho Nocturno ella es también un remake, pero de su madre que ejerció la misma profesión con el mismo nombre. La verdad es que posiblemente sea uno de los personajes más flojos, aunque representa a aquellos que tienen marcado un destino del cual no saben zafarse. Además a la pobre la visten de pilingui de modo descarado en un claro ejemplo de machismo, porque hay que reconocer que el cómic es muy machista. La pobre chica no deja de ser el juguete del Dr. Manhattan hasta que no puede más y se va con el Búho en una historia entre lo romántico y lo patético. Está claro que cuando alguien quiere huir de un mundo que no le deja ni respirar es capaz de agarrarse a un clavo ardendo.
Ozymandias es el hombre más listo del mundo. Ser tan inteligente le lleva a ser un villano y un genocida y es que está claro, la inteligencia está sobrevalorada y tiende a utilizarse para el mal. Ozymandias es una forma griega de Ramses II. ¡Lo veis! Uy si llego yo a saber esto el día que escribí el post de Ramses… Ozymandias es sobre todo un hombre de negocios que ama el poder sobre todas las cosas, aunque le da un barniz típico de los salvapatrias que creen que detrás de ellos está la nada. Su vestimenta y su belleza le hacen parecer una escultura de Antinoo, pero su megalomanía le lleva a ser un patético Alejandro Magno de todo a cien.
2 comentarios:
Tengo que decir a mí el cómic de Watchmen me encantó, ¡por fin superhéroes que no son ni perfectos, ni buenos ñoños, ni muy guapos....!. De entre todos me quedo con Rorschach....
Ja, ja, me parto con la comparación de Espectro de Seda con una pilingui....
Bea
Vaya! Jamás lo hubiera dicho...
Pero Buho Nocturno es el mejor, debe ser mi atracción por los antihéroes y los perdedores.
Publicar un comentario