Si existe un personaje histórico al que le tengo ganas es a Ramses II, ¿por qué?, os preguntareis, pues porque me cae gordo. Sí, es un rasgo de mi carácter, soy capaz de amar y odiar a personajes que no me han hecho nada por muy muertos que lleven miles de años.
Ramses tenía un oficio muy bueno para la época, era faraón, además era dios, así, tal como suena, ni caudillo del Nilo por la gracia de Amón ni leches, directamente dios y punto pelota. Claro que ser faraón y dios es chungo porque crea expectativas. No es como ser rey de medio pelo, porque en ese caso todo el mundo espera que seas un pintamonas y que no hagas ni el huevo, y hombre, puestos a elegir es mucho mejor lo segundo, nadie te va a pedir que inicies una guerra de conquista para demostrar lo machote que eres, como mucho te van a poner delante a un oso chuzo para que te lo zumbes de un escopetazo y normalmente si no vas más chuzo que el oso le sueles atinar.
Por eso Ramses se fue hacia el norte en misión de conquista para doblegar a los hititas que, como buenos anatolios, tenían que tener los huevos cuadrados y pelados, solo con leer el nombre de su rey, Muwatallis II, a mí me hubieran acojonado. No es lo mismo irte a pelear con una Elizabeth o un Louis que con un Muwatallis, pero claro es que aún estábamos en la edad del bronce y los valores eran distintos. ¿Os imagináis cómo debían ser entonces las batallas? Cuarenta o cincuenta mil tíos en poco más que taparrabos dándose estacazos con espadas de bronce, realmente más que darse tajos se escamocharían los huesos, tenía que ser algo parecido a partirse la cara con unos bates de béisbol. Bueno, vale, algunos también tiraban flechas y lanzas pero solo era por darle un poco de emoción al asunto.
Ramses llegó a una ciudad llamada Kadesh donde gobernaba un reyezuelo títere de los hititas, se sabe de buena tinta que el reyezuelo no tenía armas de destrucción masiva ni nada que se le pareciese porque no se había inventado aún ni la catapulta, pero Ramses cometió el mismo error que se lleva cometiendo de toda la vida, creer que las palabras inteligencia militar tienen algún significado (Thanks Groucho!). Sus espías, dignos de la TIA, le dijeron que a los hititas les habían temblado las canillas y se habían ido corriendo a casa. Pero no, allí estaban descojonados de la risa detrás de una colina, a ver, si vas a presentar batalla donde sea mira siempre detrás de las colinas, es de cajón. Total, que al pobre Ramses le pusieron de buenas a primeras como a chivito mirando a precipicio (gran dicho mexicano), luego como su ejército era cojonudo igualó la cosa y más o menos quedaron en tablas.
Eso es lo que seguramente pasó, no podemos saberlo porque aún no existía ni la CNN ni Al Jazeera para dejar constancia, pero lo que si existía, porque es tan antigua como la prostitución, era la manipulación mediática. A mí no me queda duda de que Urdazi tiene antepasados egipcios. Aunque Ramses aguantó el tipo y no salió del todo derrotado tuvo claro que quedarse aislado en la mitad de Siria, rodeado y en territorio hostil no era buena idea. Tampoco lo es mandar soldados a las montañas de Afganistán y tenerlos allí todo el día jeep para arriba jeep para abajo, es cuestión de tiempo que acaben desmoralizados o muertos, pero estoy seguro de que quien monta esas excursiones no ha leído ni el prospecto de una aspirina en su vida, a lo mejor no sabe ni leer.
Total, que Ramses se volvió a casa y las cosas quedaron como estaban, aunque en el camino de vuelta los niños les tiraban piedras y los perros les mordían las pantorrillas. Ya en palacio, Ramses contrató a Urdacimón y le hizo una campañita de publicidad que ya quisiera para si mismo Paco el Pocero. El tío grabó en piedra a lo largo y ancho del delta que Ramses solo con la ayuda divina había derrotado a 3.500 carros lanzando rayos de fuego por los ojos, impresionante sin duda, pero yo he visto a mi mujer echando fuego por los ojos después de llegar a las tantas a casa en condiciones lamentables y no creo que fuese capaz de incendiar un carro, y si ella no puede…
Pero no conforme con ello, Ramses decidió hacer templos por todos los lados en su honor, claro, él no necesitaba que le recalificasen unos terrenos ni encontrar constructora para hacerlos, con decir “ahí lo quiero, de cuarenta metros y con ocho esculturas colosales” ya estaba el asunto arreglado, unos esclavos como los de ahora, pero sin contrato por obra, unos capataces latigueros y a mover piedra. Pero por si lo de los templos era poca cosa también decidió tunear la obra de sus predecesores. Los escultores reales cuales médicos de corporación dermoestética se pusieron manos a la obra, un retoque en la nariz por aquí, recorta esa oreja por allá, y muchas de las imágenes y esculturas fueron adaptadas a su imagen y semejanza. Cuando yo era pequeño vi hacer lo mismo con los duros de Franco, un poco más de pelo por aquí una barbilla más prominente por allá y de repente eran duros del rey, ante tamaña tropelía el águila del escudo debió decidir levantar el vuelo y no la hemos vuelto a ver.
Ramses tuvo más de una mujer y por lo que parece más de dos, se dice que tuvo más de 150 hijos, si a ZP en plena crisis se le presenta algún pichabrava campeón como éste se caga vivo. Poneos en la situación 150 críos a 2500 eurazos por cada uno dan 375000 eurazos, así por la patilla. Unos pocos como él y nos cae otra subida del IVA de esas que por arte de birlibirloque no afectan a las rentas más bajas. Pero bueno a Ramses tampoco le importaba mucho con que mantenerlos, en esos tiempos no existían presupuestos generales del estado y a ver que ministro de economía tenía pelotas de hacerle una congelación del sueldo. Que le echasen a los cocodrilos seguro que no era lo peor que le podía pasar.
Ramses vivió más de noventa años y reinó más de sesenta, para la época un milagro. Lo normal es que hubiera muerto antes victima de cualquier intriga palaciega o de una mala digestión pero lo bueno de ser dios faraón es que matar a un dios da mal rollo y hay que echarle arrestos para hacerlo. Varios miles de años después de su muerte encontraron su tumba y al abrir su sarcófago la cara de su momia aún parecía estar riéndose de nosotros.
Ramses tenía un oficio muy bueno para la época, era faraón, además era dios, así, tal como suena, ni caudillo del Nilo por la gracia de Amón ni leches, directamente dios y punto pelota. Claro que ser faraón y dios es chungo porque crea expectativas. No es como ser rey de medio pelo, porque en ese caso todo el mundo espera que seas un pintamonas y que no hagas ni el huevo, y hombre, puestos a elegir es mucho mejor lo segundo, nadie te va a pedir que inicies una guerra de conquista para demostrar lo machote que eres, como mucho te van a poner delante a un oso chuzo para que te lo zumbes de un escopetazo y normalmente si no vas más chuzo que el oso le sueles atinar.
Por eso Ramses se fue hacia el norte en misión de conquista para doblegar a los hititas que, como buenos anatolios, tenían que tener los huevos cuadrados y pelados, solo con leer el nombre de su rey, Muwatallis II, a mí me hubieran acojonado. No es lo mismo irte a pelear con una Elizabeth o un Louis que con un Muwatallis, pero claro es que aún estábamos en la edad del bronce y los valores eran distintos. ¿Os imagináis cómo debían ser entonces las batallas? Cuarenta o cincuenta mil tíos en poco más que taparrabos dándose estacazos con espadas de bronce, realmente más que darse tajos se escamocharían los huesos, tenía que ser algo parecido a partirse la cara con unos bates de béisbol. Bueno, vale, algunos también tiraban flechas y lanzas pero solo era por darle un poco de emoción al asunto.
Ramses llegó a una ciudad llamada Kadesh donde gobernaba un reyezuelo títere de los hititas, se sabe de buena tinta que el reyezuelo no tenía armas de destrucción masiva ni nada que se le pareciese porque no se había inventado aún ni la catapulta, pero Ramses cometió el mismo error que se lleva cometiendo de toda la vida, creer que las palabras inteligencia militar tienen algún significado (Thanks Groucho!). Sus espías, dignos de la TIA, le dijeron que a los hititas les habían temblado las canillas y se habían ido corriendo a casa. Pero no, allí estaban descojonados de la risa detrás de una colina, a ver, si vas a presentar batalla donde sea mira siempre detrás de las colinas, es de cajón. Total, que al pobre Ramses le pusieron de buenas a primeras como a chivito mirando a precipicio (gran dicho mexicano), luego como su ejército era cojonudo igualó la cosa y más o menos quedaron en tablas.
Eso es lo que seguramente pasó, no podemos saberlo porque aún no existía ni la CNN ni Al Jazeera para dejar constancia, pero lo que si existía, porque es tan antigua como la prostitución, era la manipulación mediática. A mí no me queda duda de que Urdazi tiene antepasados egipcios. Aunque Ramses aguantó el tipo y no salió del todo derrotado tuvo claro que quedarse aislado en la mitad de Siria, rodeado y en territorio hostil no era buena idea. Tampoco lo es mandar soldados a las montañas de Afganistán y tenerlos allí todo el día jeep para arriba jeep para abajo, es cuestión de tiempo que acaben desmoralizados o muertos, pero estoy seguro de que quien monta esas excursiones no ha leído ni el prospecto de una aspirina en su vida, a lo mejor no sabe ni leer.
Total, que Ramses se volvió a casa y las cosas quedaron como estaban, aunque en el camino de vuelta los niños les tiraban piedras y los perros les mordían las pantorrillas. Ya en palacio, Ramses contrató a Urdacimón y le hizo una campañita de publicidad que ya quisiera para si mismo Paco el Pocero. El tío grabó en piedra a lo largo y ancho del delta que Ramses solo con la ayuda divina había derrotado a 3.500 carros lanzando rayos de fuego por los ojos, impresionante sin duda, pero yo he visto a mi mujer echando fuego por los ojos después de llegar a las tantas a casa en condiciones lamentables y no creo que fuese capaz de incendiar un carro, y si ella no puede…
Pero no conforme con ello, Ramses decidió hacer templos por todos los lados en su honor, claro, él no necesitaba que le recalificasen unos terrenos ni encontrar constructora para hacerlos, con decir “ahí lo quiero, de cuarenta metros y con ocho esculturas colosales” ya estaba el asunto arreglado, unos esclavos como los de ahora, pero sin contrato por obra, unos capataces latigueros y a mover piedra. Pero por si lo de los templos era poca cosa también decidió tunear la obra de sus predecesores. Los escultores reales cuales médicos de corporación dermoestética se pusieron manos a la obra, un retoque en la nariz por aquí, recorta esa oreja por allá, y muchas de las imágenes y esculturas fueron adaptadas a su imagen y semejanza. Cuando yo era pequeño vi hacer lo mismo con los duros de Franco, un poco más de pelo por aquí una barbilla más prominente por allá y de repente eran duros del rey, ante tamaña tropelía el águila del escudo debió decidir levantar el vuelo y no la hemos vuelto a ver.
Ramses tuvo más de una mujer y por lo que parece más de dos, se dice que tuvo más de 150 hijos, si a ZP en plena crisis se le presenta algún pichabrava campeón como éste se caga vivo. Poneos en la situación 150 críos a 2500 eurazos por cada uno dan 375000 eurazos, así por la patilla. Unos pocos como él y nos cae otra subida del IVA de esas que por arte de birlibirloque no afectan a las rentas más bajas. Pero bueno a Ramses tampoco le importaba mucho con que mantenerlos, en esos tiempos no existían presupuestos generales del estado y a ver que ministro de economía tenía pelotas de hacerle una congelación del sueldo. Que le echasen a los cocodrilos seguro que no era lo peor que le podía pasar.
Ramses vivió más de noventa años y reinó más de sesenta, para la época un milagro. Lo normal es que hubiera muerto antes victima de cualquier intriga palaciega o de una mala digestión pero lo bueno de ser dios faraón es que matar a un dios da mal rollo y hay que echarle arrestos para hacerlo. Varios miles de años después de su muerte encontraron su tumba y al abrir su sarcófago la cara de su momia aún parecía estar riéndose de nosotros.
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