La verdad es que Catalina ni se llama así ni es mi amiga, diría que es una compañera de trabajo pero tenemos muy poco que compartir, como mucho la cuenta corriente desde la que nos ingresan la nómina, digamos que simplemente Catalina y yo estamos obligados a soportarnos. Hay varias cosas que no me gustan de ella, la primera es que se lo tiene creído, puede ser que sea mona, pero ella misma, que viene del país de las mises recauchutadas, debería saber que tampoco va provocando ataques al corazón, pero eso es lo de menos, lo que de verdad me molesta de ella es que se lo tiene creído, laboralmente hablando, porque Catalina, además de un poco idiota y pija, es arquitecta.
Por si alguien no se ha enterado los ingenieros y los arquitectos no nos llevamos bien, muchos creen que es simplemente un tema de competencia laboral, a ver, no competencia en el sentido de ser competente, porque en eso no podría haber color, no, me refiero a competencia de funciones y quitarnos de alguna forma el trabajo los unos a los otros. Pero eso es mentira, el verdadero problema es, como dijo Manquiña (o Pazos), de concepto. Los arquitectos en el fondo son unos artistas, manejan unos parámetros que los ingenieros desconocemos, son conceptuales y nosotros prácticos, hablan del espacio como algo que tiene entidad en si mismo mientras que nosotros solo pensamos en como profanarlo, se preocupan de la estética mientras que nosotros solo nos preocupamos de la funcionalidad, lo feo y lo bonito para un ingeniero no existe, solo existe lo útil, lo práctico y lo barato. De ahí viene el chiste, un tanto homófobo, eso sí, que dice que un arquitecto es aquel que no es lo suficientemente hombre para ser ingeniero ni suficientemente gay para ser decorador de interiores. No sé si el símil le valdría a la buena de Catalina, pero como idea creo que se entiende.
Catalina y yo vamos teniendo una larga historia de desencuentros, nuestro primer problemilla fue hace unos años diseñando un edificio de control, entonces le pedí un número de metros cuadrados para poner mis cacharros pensando, iluso de mí, que la forma lógica de una sala es el rectángulo y ella lo dio todo para sorprenderme con una sala de los mismos metros pero con la forma de la ficha verde del tetris, casi la mato. Su argumentación fue que así “era más bonita”, y sí lo era, la verdad, lástima que con esa disposición no entrasen todos mis cuadros eléctricos. La segunda vez no me hizo los pasos de cables en una sala de control, y cuando desgraciadamente hubo que modificar su obra de arte me culpó airadamente de no habérselo revisado y sí, lo suyo es para revisárselo. Entonces me di cuenta de que Catalina no entiende que trabaja en una empresa de ingeniería, por más que la jorobe, ella dibuja como si diseñara una urbanización en Sancti Petri cuando lo nuestro es el rollo prefabricado, por eso a veces hay que contestarla que en los edificios eléctricos no se revisan los pasos de cables como tampoco se revisan los retretes en los baños, es un talento desaprovechado, lo suyo habría sido diseñar Port Aventura.
Podría aburrir al personal con historias de falsos suelos que levitan, de conductos de aire acondicionado que mueren contra un muro, y más cosas, pero no lo haré, porque lo que hoy quiero enseñar es este correo electrónico
“Hola:
Sería importante contrastar estos colores con los del pavimento de la Sala de Control, que hasta última noticia era el DOT 43 de REMP, un gris cálido con pintas blancas y antracita.
A mí me gusta el antracita. Es muy elegante. El gris me parece riesgoso, pues puede no ser afín con el gris pardo del pavimento y producir un contraste de temperaturas muy radical. El blanco podría verse bien, pero es un color poco sufrido, que se mancha con sólo mirarlo.
Saludos,
Catalina”
¡Su puta calavera!, yo currando doce horas al día tratando de que el cielo no se desmorone sobre nuestras cabezas, incluida la suya, y recibo un correo que habla del gris cálido y el gris pardo, que por cierto ¿qué cojones son?, ¿existe la palabra riesgoso?, un correo que habla de elegancia, de afinidad de colores y del contraste de temperaturas, no doy crédito. De propina me recuerda a mi madre con eso de que el blanco se ensucia con mirarlo, ¿y el gris qué lista?, que tengo el suelo de la cocina gris y no queda limpio ni después de fregarlo, ¿gris cálido con pintas blancas y antracita?, ¡serás absurda!, es un gris guarro con manchas blancas y negras, feo de narices, un puto asco. Pues por mis huevos que lo vamos a poner blanco, aunque sea lo último que haga, Catalina, esto es algo personal, y lo sabes, estás avisada, te reto dos veces.
8 comentarios:
Pero lo importante ¿está buena o no?
Está claro que Catalina sí es lo suficientemente gay para ser decoradora.
Dios quiera que no me la encuentre en algún proyecto que lo mismo ponemos las paredes de la sala de control color calabaza ;)
La eterna guerra de sexos ...por colores.
Si es que no la entiendes... ella solo quiere hacer del mundo un lugar más bonito! :)
ecdlc, ni la mitad de lo que ella se cree, pero te prometo que eso no es lo importante :)
Annie, el mal acecha, de todas formas cosas peores nos pueden pasar, por cierto, riquísima la zanahoria!!!
pseudosocióloga, no es una guerra de colores, en el fondo no es una guerra, a mí el color me da igual, no me da igual que yo esté sudando sangre y ella jugando a decoradora de interiores
Miss Hurry, claro que no la entiendo, ¿no ha quedado suficientemente claro? :) ¿por qué trabaja haciendo plantas industriales en lugar de hacer edificios de diseño? yo lo hago porque no sirvo para otra cosa y lo asumo, pero ¿y ella?
Hay un arquitecto que es ídolo mío:Santiago Calatrava. Las administraciones se lo rifan para que haga esos puentes blancos que no pegan ni con cola en la mayoría de los sitios donde se construyen, y esas pasarelas donde la gente se cae...y claro, luego resulta que es que él es "un artista" :DDD
Tu amiga es una crack, que manera de no decir apenas nada con un envoltorio de colorines. Debiera entrar en política xDDD
Un abrazo :)
Juanjo, que poca sensibilidad artística. Lo feos que son los cuadros eléctricos , así en gris cemento e interruptores rojo pasión y tú empeñado en meterlos en su bonita ficha de Tetris. Si fueran blanco roto y negro en plan Zen...
Explorador, ni de coña, si esta entra en política iba a dejar a su presidente a la altura del betún, lo cual tampoco es difícil, claro. Eso sí, hablando de colores, no creo que el rojo chavista levante su pasión.
Peter, es que somos unos desalmados, a ver si en la próxima especificación de pintura podemos incluir tus arriesgadas propuestas
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