Este mes en el Club
de Lectura 2.0 hemos leído “Las
lunas de Júpiter” de Alice Munro, flamante ganadora del premio
Nobel. La verdad es que esta buena mujer escribir, lo que se dice
escribir, escribe muy bien, pero que muy bonito, otra cosa es que
esta serie de relatos cortos no cuente nada, pero qué bonitos oye. Y
prometo por la mano incorrupta de John Irving que yo he puesto de mi
parte, que hasta me he leído algunos de ellos dos veces, pero nada,
mi cerebro ha retenido menos que la vejiga de Concha Velasco, ¿y por
qué? os preguntaréis, pues porque este libro no cuenta
absolutamente nada interesante, está más hueco que un buñuelo de
viento, es tan vano y tan vacío pero tan bello que se ha ganado por
unanimidad el primer premio del Certamen de Literatura Sofía
Mazagatos.
Dicho todo esto, y es
bastante más que lo que el libro merece, debería despedirme y
terminar el post aquí, pero claro, no estaría a la altura de lo que
este glorioso club espera de mí, así que tendré que contar algunas
cosas más. La primera es que el libro nos habla de la vida de varias
mujeres en Canadá, un país maravilloso en el que debe hacer un frío
de mil demonios, tal vez por eso esta mujer y sus protagonistas son
tan planas, porque se les ha escarchado la sangre en las venas, y
mira que Alice se empeña en que parezca que sus vidas son chungas de
la muerte, pero “nasti de plasti”, dan pena pero más por pavas
que por otra cosa, sus tribulaciones son tan interesantes como
detenerse a mirar como crecen los pelos del pecho y la acción tan
trepidante como ver saltar a la comba a las dos neuronas que habitan
en el cerebro de Ana Botella.
Pero no todo es malo, por
lo menos es un libro corto, solo doscientas y pico páginas que me
han ayudado a comprender ciertos conceptos de la relatividad, del
espacio y del tiempo. Está claro que si Einstein hubiera tenido a
mano este libro, hubiera demostrado en medio segundo que el concepto
de espacio y tiempo no puede entenderse como algo plano, porque
leerlo acorta la vida y estira el tiempo; además, los cabezazos que
he pegado durante su lectura explican de manera empírica la teoría
de la relatividad especial que trata de la física del movimiento de
los cuerpos en ausencia de fuerzas gravitatorias. Si no tengo una
almohada a mano juro que me hubiese desnucado y nunca nadie os habría
contado esto. Por cierto, ¿os he hablado ya de Canadá? Está lleno
de castores, son unos animalitos muy simpáticos.
Volviendo al libro, hay
que dar a Alice, que es una escritora estupenda, el mérito que
tiene, porque ha conseguido vivir del cuento, algo que yo nunca
conseguiré, tal vez porque Alcorcón no es Ontario y yo no he nacido
en una granja en la que aprender a relatar historias de gente
atrapada en el tiempo, de perdedores absolutos a los que se les
escapa la vida a base de consumir monotonía, algo que para Alice
debe ser un drama vital jodidísimo que no sabe transmitir al sufrido
lector que, si tiene dos dedos de frente, pasará de sus personajes y
acabará los relatos con la única esperanza de ver si se tiran desde
la torre más alta de Toronto, esa desde la que se ve Toronto entero.
Porque ese es el mayor problema de este género, que se queda en
nada, que no te da tiempo ni a engancharte a una historia ni a tomar
simpatía por los personajes, por mucho empeño que pongas.
Por eso, os recomiendo la
lectura de cualquier otra cosa que no sean los relatos de esta buena
mujer, me agradeceréis el consejo. Pero como para gustos los
colores, y de eso sabemos mucho en este sufrido club, os recomiendo
que leáis las reseñas
de Desgraciaíto, Carmen, Livia y Bichejo,
a lo mejor ellos, con su verbo fácil, son capaces de arrastraros por
el camino que va de Winnipeg a Júpiter pasando por la perdición.
5 comentarios:
Jajajá. Ay, qué risa! A mí me ha parecido lo mismo que a ti. Eso de mirar crecer el pelo viene que ni pintado. Es aburrido y coincido contigo en que no cuenta nada, no hay más historia que la que el lector quiera imaginarse, pero de lo que los angloparlantes llaman 'gist' ni rastro.
Se ve que no te ha gustado, no...
Pero de ahí al premio Sofía Mazagatos, igual te has pasado un poco! XDD
A mí tampoco me ha gustado, pero creo que eres excesivamente destructivo en tu reseña.
Se nota que tú no estabas todavía cuando "La vida entera"...aquí se ha venido a sufrir.
¿Excesivamente destructivo? Ni mucho menos, me he censurado muchísimo!!!
Y el premio Sofía Mazagatos debería ser anual en nuestro club, aunque Carmen se oponga, habrá que recurrir a la democracia y votar si se instaura :)))
¿Lo de "consumir monotonía" es tuyo? Porque es francamente bueno.
No creo que el problema sea el género, yo he leído muchos cuentos que sí me han enganchado. El problema sospecho (sin haberlo leído pero después de leer tres de vuestras reseñas) está en lo que tú has dicho: un gran estilo, y mucha vacuidad.
Me recuerda a otros autores, que después de un relato (o lo que es peor, una novela) cierras el libro y piensas "Bueno ¿y?"
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