Este es un post retransmitido en directo por cortesía de mi inquieta conciencia que no me deja dormir. También es el primer post que escribo con mi portátil nuevo que, aunque es mil veces mejor que el antiguo, le falta conocerme todavía, y yo a él, por eso siento extraño el roce de mis dedos en sus teclas y el sonido bastante más metálico con el que acompasadamente me acompaña. Por cierto, no he explicado de qué forma tan estúpida mi viejo Toshiba pasó a mejor vida, tuve la feliz idea de cerrar la tapa con los auriculares dentro, porque yo siempre escribo escuchando música y creo que nadie que me conozca me puede imaginar de otra manera. El caso es que la pantalla pasó a mejor vida, aunque el ordenador en sí, conectado a la tele, se ha transformado en un fantástico equipo multimedia, es el tipo de cosas que solo me pasan a mí y a cuatro pardillos más como yo.
Hace tiempo, cuando consideraba que mi puesto de trabajo era algo más seguro, no me importaba utilizar el ordenador de la empresa, si algún día me traía algo de trabajo a casa, para escribir, pero ahora ni de coña, es más, he borrado hasta el último archivo personal de su disco duro, porque a los de recursos humanos los carga el diablo. Esta misma mañana se ve que alguien ha estado jugando con los accesos a los proyectos y me había dado de baja accidentalmente en los míos, casi me da algo y me he visto durante una hora cobrando el paro, estoy neurótico perdido. Y también un poco estresado, cansado de pasarme el día saltando de castillo en castillo para rescatar a princesas histéricas que no se dan cuenta de que no existe ogro, ni dragón y que, además, la puerta de su prisión tiene la llave puesta. Seguro que ellos duermen mil millones de veces mejor que yo.
No puedo dormir y mañana, es decir, hoy, dentro de un rato, cuando la alarma suene a las seis clavadas, me voy a arrepentir mucho, pero ahora solo puedo centrifugar el día presente, planificando lo que me va a pasar mañana, porque es una de mis aficiones favoritas, recrear el futuro, imaginarme las situaciones, las conversaciones, frase a frase, como en una partida de ajedrez con múltiples alternativas. Al final la realidad se parece bien poco a lo que imagino, lo mismo que me pasaba cuando planeaba en mi juventud un plan de conquista con alguna dama, lo contrario casi me decepcionaría. No puedo dormir y no me funcionan ni mis libros de romanos, y ya es grave, no me funciona ni el último disco de REM, y eso que ayer pensé que solo podía valer para dormir a un niño, solo puedo quedarme mirando fíjamente a la pantalla con la música a todo volumen y escribir de repente, y a borbotones, frases deslabazadas.
Tecleo y no siento sueño, pero sí mucho cansancio, a lo mejor por eso no puedo dormir, solo siento cansancio y hambre, no ese tipo de hambre que se cura abriendo la nevera y asaltándola, es hambre atrasada, hambre de una semana, hambre de hacer las cosas mejor, hambre de salir para delante, hambre de volver a ponerme mis pantalones de la talla 44, hambre de reírme todos los días despreocupado, hambre de que algo cambie para mejor, hambre de reconocerme en el espejo y en las palabras, un hambre atroz, implacable, espantosa. Pero estoy cansado y sin ganas de pelea, solo la justa, la de apagar el despertador, afeitarme y darme una ducha, para después vestirme y ponerme una máscara, una máscara de comedia que me acompaña en el primer café de la mañana.
Hace unos años, en mis mejores años de la empresa patera, lo hubiera solucionado de raíz, embarcándome en alguna aventura transoceánica, pero mi barco ahora tiene un ancla que me mantiene en puerto, son esas cosas que he leído hoy en menos de 140 caracteres, cuando tienes un hijo tus decisiones dejan de ser en tu favor, pero claro, no existe un botón que te haga dejar de ser tu mismo por muy padre que te sientas, y esa frustración de alguna manera se paga. Por supuesto que compensa, compensa hasta el infinito, cómo voy a decir hoy lo contrario cuando sé que dos nuevas vidas iluminan el mundo y mi faro duerme ajeno a mis elucubraciones en su cama, pero el punto de renuncia personal existe y se me clava como una espina de pescado en la garganta.
8 comentarios:
Mañana será un día mejor. Ánimo :) y por lo que más quieras, no te canses. No aceptes tan vanas esperanzas. No digas que fue un sueño
Un abrazo.
Bueno el colectivo sonámbulo te acompaña. Muchas veces cuando describes esa especie de adicción odio al trbajo me veo reflejado, debríamos resetearnos periódicamente en el curro, porque lo lamentable es estar más llá de la medianoche hablando de lo que hacemos más allá del mediodia.
Es facil decir que hay que desenchufar al salir por la puerta de la oficina. Yo no puedo. Y todas las tensiones puestas a la vez te hace titiritero de platos chinos, haciendo que todos se muevan a la vez e intentando que ninguno de ellos se caiga. Esto cansa muchísimo y hay un momento que efectivamente tienes esa sensación de aire de tranquilidad.
Abrazos... me voy a dar un garbeo por tu blog que hace timepo que no lo hago
Pensar en el futuro más allá de una sucesión difusa de hechos es mejor no hacerlo porque crea expectativas, buenas o malas, que casi nunca se cumplen.
Yo, como ya he contado alguna vez, soy más de un dicho que leí en las 1001 noches: 'Todo es evitable, salvo el destino'.
Qué malas son la noche y el insomnio para las elucubraciones.
Te entiendo perfectamente. La lucha entre sentirte tú y ser padre...es una batalla durísima hasta que consigues encajarlo. A mí me costó pero ya lo tengo bastante dominado..aunque con días mejores y días peores.
Explorador, es que hoy parece igual que ayer y clavadito a mañana. Ójala que fuese un sueño :)
ECDC es exactamente como lo cuentas, y lo que más me jode es que no soy un gran directivo, soy un miserable indio que vive en una casa de sesenta metros cuadrados. En fin, espero que el garbeo nocturno por el blog te aportase algo.
ND, me encanta el dicho, es una verdad como un templo, aunque añadiría a hacienda, no sé si como parte del destino...
Annie, son fatales, pero yo elucubro continuamente. Espero qu mis ojeras no te hayan asustado.
moli, es que el hecho de ser padre no ace que nadie te toque con una varita mágica, aunque mucho fanático de la paternidad insista en lo contrario. A veces uno casi siente vergüenza al confesarlo pero es lo que hay, menos me creo yo a los mamavacas. ¡Ay!, a ver si llego pronto a ese maravilloso punto de equilibrio.
Vaya, el nacimiento de BabySheldon ha traido consigo reflexiones...
Te remito a un post de Reyes que también habla del tema:
http://reyesvaccarojimenez.blogspot.com/2011/03/yo-me-imagino.html
Bueno, estás reflexionesvienen de lejos, a lo mejor por ello mi hijo es hijo único, pero es verdad que algunos acontecimientos refrescan las ideas que a uno le rondan por la cabeza.
Gracias por el enlace, lo he leído y me he sorprendido por lo parecido que es su post al mío.
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