Éste es un post atípico, estoy de celebración y me apetece darme un homenaje en plan porque yo lo valgo. Como también me he atizado de lo lindo cuando ha hecho falta creo que estoy moralmente legitimado para darme unos besitos de autocomplacencia. ¡Qué asco!, ¿verdad?, por eso advierto que este post puede herir la sensibilidad del lector, si crees que tu inteligencia corre el riesgo de verse herida por favor no sigas leyendo, no voy a escribir nada ni medianamente interesante aún para el nivel de mi blog, pero gracias por la visita. Bueno, si eres nuevo prueba suerte en otro post antes de descartarme por pedante, no me sobran los lectores.
Según mis cuentas, que son las que valen (esa frase la aprendí de mi mujer durante el embarazo), éste es mi post número cincuenta. ¡Guau!. Quién lo iba a decir cuando un día, aburrido, se me ocurrió escribir que yo soy de romanos. Entonces lo escribí y ni por la cabeza se me pasó que aquello derivaría en esta aventura donde los únicos límites son los que pone mi imaginación (forma muy fina de decir que aquí escribo lo que me sale de las pelotas). Ignoro, no sé si porque tengo unos amigos muy discretos, si la percepción que la pequeña porción de humanidad que me rodea tiene de mí ha variado, pero sigo manteniendo la frase de mi descripción en el blog “si crees que me conoces no sigas leyendo”. El milagro es que todo el mundo que me hablaba me sigue hablando aunque he visto alguno que me mira raro, seguramente me dicen que leen el blog pero no lo hacen, ¡bien por ellos!
En este tiempo no solo me he desahogado (que era y es la misión principal, todavía no entiendo la reprimenda por el post en el que desmonto a Juanjo) y he tratado de compartir mis ideas peregrinas, fruto de mi mente no de alguna sustancia alucinógena, también he contado parte de mi vida, he recordado mi infancia, he viajado por el mundo, he salvado a la especie, he entrado y salido del manicomio y he descubierto a más de uno (ni os imagináis lo que busca la gente en el Google) que existe un puticlub en Alcorcón. Y no solo eso, he destronado monarquías y he pulverizado en mil pedazos a España para que vivan en ella seres tan surrealistas como Ibarretxe III y Froilan II, que al paso que vamos igual no son tan surrealistas como yo creo.
La sorpresa mas grande ha sido descubrir lo bien que me lo paso escribiendo, no, no tengo más tiempo libre que de costumbre como se cree alguno, el tiempo que tardo en escribir un rollo de estos es un tiempo invertido en olvidarme del mundo que me rodea, luego bien invertido, y generalmente robado a Morfeo. Podría dedicarme a hacer punto de cruz pero soy un paquetón haciendo cosas con las manos, aunque bloguero en prácticas creo que esto se me da mejor. Y además me puedo dar el gusto de que he visto a gente reír al leerme, aunque inmodestamente admito que eso no me sorprende porque he aprendido a parecer gracioso para sobrevivir, pero si me ha sorprendido ver a gente emocionarse e incluso contener alguna lagrimilla cuando no he podido resistir a la tentación de caer en la solemnidad, ¡qué poderosas son las palabras!
También bastante gente me ha dicho que soy un pelmazo y que mis post son más densos que la argamasa (ya creíais que os ibais a librar de una de mis analogías), a ellos también los quiero a pesar de su evidente mal gusto, estoy seguro que son ellos precisamente los que han aguantado como campeones leyéndome hoy hasta el final, gracias mil. Como fin de fiesta pongo una pequeña encuesta en el blog para que me zurréis por la tropelía que acabo de cometer y con permiso de Antonio Molina comparto una versión particular del soy minero, no caigáis en la tentación de cantarla en alto que nunca se sabe por donde puede aparecer un esbirro de la SGAE, como mucho tatareadla bajito.
Soy bloguero, y escribí mi último post con pico y barrena
Soy bloguero, y escribiendo en mi blog me quito las penas
Yo soy bloguero porque a mí nada me espanta
Y solo quiero compartir mis pedaladas.
Compañero, déjame un comentario que lo lea el niño
Que al cumplir cien post quiero repetirle al mundo entero yo
Yo soy bloguero
Según mis cuentas, que son las que valen (esa frase la aprendí de mi mujer durante el embarazo), éste es mi post número cincuenta. ¡Guau!. Quién lo iba a decir cuando un día, aburrido, se me ocurrió escribir que yo soy de romanos. Entonces lo escribí y ni por la cabeza se me pasó que aquello derivaría en esta aventura donde los únicos límites son los que pone mi imaginación (forma muy fina de decir que aquí escribo lo que me sale de las pelotas). Ignoro, no sé si porque tengo unos amigos muy discretos, si la percepción que la pequeña porción de humanidad que me rodea tiene de mí ha variado, pero sigo manteniendo la frase de mi descripción en el blog “si crees que me conoces no sigas leyendo”. El milagro es que todo el mundo que me hablaba me sigue hablando aunque he visto alguno que me mira raro, seguramente me dicen que leen el blog pero no lo hacen, ¡bien por ellos!
En este tiempo no solo me he desahogado (que era y es la misión principal, todavía no entiendo la reprimenda por el post en el que desmonto a Juanjo) y he tratado de compartir mis ideas peregrinas, fruto de mi mente no de alguna sustancia alucinógena, también he contado parte de mi vida, he recordado mi infancia, he viajado por el mundo, he salvado a la especie, he entrado y salido del manicomio y he descubierto a más de uno (ni os imagináis lo que busca la gente en el Google) que existe un puticlub en Alcorcón. Y no solo eso, he destronado monarquías y he pulverizado en mil pedazos a España para que vivan en ella seres tan surrealistas como Ibarretxe III y Froilan II, que al paso que vamos igual no son tan surrealistas como yo creo.
La sorpresa mas grande ha sido descubrir lo bien que me lo paso escribiendo, no, no tengo más tiempo libre que de costumbre como se cree alguno, el tiempo que tardo en escribir un rollo de estos es un tiempo invertido en olvidarme del mundo que me rodea, luego bien invertido, y generalmente robado a Morfeo. Podría dedicarme a hacer punto de cruz pero soy un paquetón haciendo cosas con las manos, aunque bloguero en prácticas creo que esto se me da mejor. Y además me puedo dar el gusto de que he visto a gente reír al leerme, aunque inmodestamente admito que eso no me sorprende porque he aprendido a parecer gracioso para sobrevivir, pero si me ha sorprendido ver a gente emocionarse e incluso contener alguna lagrimilla cuando no he podido resistir a la tentación de caer en la solemnidad, ¡qué poderosas son las palabras!
También bastante gente me ha dicho que soy un pelmazo y que mis post son más densos que la argamasa (ya creíais que os ibais a librar de una de mis analogías), a ellos también los quiero a pesar de su evidente mal gusto, estoy seguro que son ellos precisamente los que han aguantado como campeones leyéndome hoy hasta el final, gracias mil. Como fin de fiesta pongo una pequeña encuesta en el blog para que me zurréis por la tropelía que acabo de cometer y con permiso de Antonio Molina comparto una versión particular del soy minero, no caigáis en la tentación de cantarla en alto que nunca se sabe por donde puede aparecer un esbirro de la SGAE, como mucho tatareadla bajito.
Soy bloguero, y escribí mi último post con pico y barrena
Soy bloguero, y escribiendo en mi blog me quito las penas
Yo soy bloguero porque a mí nada me espanta
Y solo quiero compartir mis pedaladas.
Compañero, déjame un comentario que lo lea el niño
Que al cumplir cien post quiero repetirle al mundo entero yo
Yo soy bloguero
3 comentarios:
Pues nada, xato, enhorabuena a los premiados. Que cumplas muchos más. Feliz no cumpleaños.
Besos!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Darnos unos besitos a nosotros mismos, debería ser un ejercicio diario!!
Me encanta como plasmas tus cavilaciones jaja! y porque nada te espanta!!!!!
lo de bloguero se te da bien, lo de compositor-destructor de la cultura cañi ya es más disparatado. Eso mismo hizo Julio Cesar y le acabaron usando como cuchillero.
por cierto, en este mundo de los blogs me da en la nariz que hay cierta tendencia a la endogamia hikikomorieska. besos!
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