Estos días sufro una grave crisis de identidad, no es nada nuevo, es una frustración que voy acarreando como un preso acarrea su bola, pero de vez en cuando la bola se hace tan grande que me apetece abandonarla aunque para ello me tenga que cortar un pié. Ahora estoy en esos días, apático y tristón. Imagino que no es nada grave y que simplemente se trata de los efectos de un síndrome post vacacional, pero se me está haciendo taaaaaaaaaan cuesta arriba remontar enero.
Debo de ser uno de los ingenieros con menos vocación del planeta, la ingeniería me atrae lo mismo que Anne Igartiburu, cero patatero. Pero de algo hay que vivir, incluso alguien se tiene que acostar con Anne, yo me la imagino diciéndome “¿te has puesto el condón corazón?” y se me pasan todas las calenturas del mundo, ¡y mira que es mona la chica!, a lo mejor con media caja de viagra nos entenderíamos. Por eso cada mañana, cuando entro por la oficina, me pregunto qué coño hago yo allí, me paso el día haciendo una interpretación magistral digna de un globo de oro, bueno de eso mejor no que nominan a cualquiera. Y debo ser buen actor porque nadie se queja e incluso cada vez me van dando mejores papeles porque ya domino la comedia, el drama y con la que se avecina en el horizonte creo que llegaré a interpretar hasta una de ciencia ficción.
Seguramente muchos se sentirán identificadísimos conmigo y además pensarán que son tan pringados como yo por no saber salir de este bucle. Para más coña encima están de moda los testimonios en prensa de casos de éxito personal de gente que en cierto momento tuvo los santos cojones de dar un golpe de timón a su vida y salió para delante. Y curiosamente nadie habla de al que le fue mal y paso hambre, frío y calamidades, eso sería muy didáctico, igual se me pasaba la tontería. Solo veo casos como el de Mengano, que dejó su trabajo de chupatintas para dedicarse a la cría de caballitos de mar y ahora trabaja desde su casa del fondo del mar gracias a su conexión de fibra óptica submarina, o el de Zutana que abandonó su curro de teleoperadora y ahora tiene un blog de éxito con dos millones de visitas al día por el que se saca una pasta, pero claro Zutana es mega guay y yo solo un jodido cascarrabias que no sabe ni criar caballitos de mar.
Porque eso es lo que más me fastidia, el pensar que no tengo ni oficio ni beneficio. Sobrevivo porque tengo un trabajo como el de las abejas obreras, llevo a la abeja reina mis dos o tres granitos de polen al día y con eso cubro el expediente, el truco es que vivo en un enjambre de abejas que no hacen mucho más que yo y además existen montones de zánganos que atraen la atención del insecticida. El día que se marchiten las flores y se acabe el polen no habrá nada en el mundo que sepa hacer y tendré que competir con montones de abejas descarriadas por encontrar un miserable grano de polen.
He pensado mucho en lo que me gustaría hacer y mi angustia vital no ha hecho más que incrementarse. Me gustaría vivir en el campo pero no se distinguir una alcachofa de una berenjena, tampoco sé si las lechugas se reproducen por esquejes o si el árbol del que cuelgan las zanahorias es de hoja caduca o perenne, ignoro si las coliflores se plantan en junio o en diciembre y siempre me he preguntado que narices son los grelos, ¡seré berzas!, definitivamente no seré agricultor. Probaría de pastor pero seguro que acabo ordeñando al perro y esquilando a las gallinas, mis vacas nunca pondrían huevos con dos yemas y no sabría hacer ni queso ni yogur con la leche de mis cerdos.
Probaría a ser artesano pero mis manos son torpes como los retratistas del FBI, no creo que nunca vendiese algo que ellas hubieran parido, albañil tampoco está a mi altura, la fabricación del cemento me parece algo más complicado que la física nuclear, tampoco podría ser ni fontanero ni pintor, ni siquiera de brocha gorda, cada vez que en casa me confunden con el encargado del mantenimiento la acabo liando, instalar un fregadero o pintar un techo no son tareas tan inofensivas como a simple vista parecen. De modelo de bañadores ni hablamos.
Ay, esto no tiene solución, comenzaré a leer sobre los caballitos de mar…
Debo de ser uno de los ingenieros con menos vocación del planeta, la ingeniería me atrae lo mismo que Anne Igartiburu, cero patatero. Pero de algo hay que vivir, incluso alguien se tiene que acostar con Anne, yo me la imagino diciéndome “¿te has puesto el condón corazón?” y se me pasan todas las calenturas del mundo, ¡y mira que es mona la chica!, a lo mejor con media caja de viagra nos entenderíamos. Por eso cada mañana, cuando entro por la oficina, me pregunto qué coño hago yo allí, me paso el día haciendo una interpretación magistral digna de un globo de oro, bueno de eso mejor no que nominan a cualquiera. Y debo ser buen actor porque nadie se queja e incluso cada vez me van dando mejores papeles porque ya domino la comedia, el drama y con la que se avecina en el horizonte creo que llegaré a interpretar hasta una de ciencia ficción.
Seguramente muchos se sentirán identificadísimos conmigo y además pensarán que son tan pringados como yo por no saber salir de este bucle. Para más coña encima están de moda los testimonios en prensa de casos de éxito personal de gente que en cierto momento tuvo los santos cojones de dar un golpe de timón a su vida y salió para delante. Y curiosamente nadie habla de al que le fue mal y paso hambre, frío y calamidades, eso sería muy didáctico, igual se me pasaba la tontería. Solo veo casos como el de Mengano, que dejó su trabajo de chupatintas para dedicarse a la cría de caballitos de mar y ahora trabaja desde su casa del fondo del mar gracias a su conexión de fibra óptica submarina, o el de Zutana que abandonó su curro de teleoperadora y ahora tiene un blog de éxito con dos millones de visitas al día por el que se saca una pasta, pero claro Zutana es mega guay y yo solo un jodido cascarrabias que no sabe ni criar caballitos de mar.
Porque eso es lo que más me fastidia, el pensar que no tengo ni oficio ni beneficio. Sobrevivo porque tengo un trabajo como el de las abejas obreras, llevo a la abeja reina mis dos o tres granitos de polen al día y con eso cubro el expediente, el truco es que vivo en un enjambre de abejas que no hacen mucho más que yo y además existen montones de zánganos que atraen la atención del insecticida. El día que se marchiten las flores y se acabe el polen no habrá nada en el mundo que sepa hacer y tendré que competir con montones de abejas descarriadas por encontrar un miserable grano de polen.
He pensado mucho en lo que me gustaría hacer y mi angustia vital no ha hecho más que incrementarse. Me gustaría vivir en el campo pero no se distinguir una alcachofa de una berenjena, tampoco sé si las lechugas se reproducen por esquejes o si el árbol del que cuelgan las zanahorias es de hoja caduca o perenne, ignoro si las coliflores se plantan en junio o en diciembre y siempre me he preguntado que narices son los grelos, ¡seré berzas!, definitivamente no seré agricultor. Probaría de pastor pero seguro que acabo ordeñando al perro y esquilando a las gallinas, mis vacas nunca pondrían huevos con dos yemas y no sabría hacer ni queso ni yogur con la leche de mis cerdos.
Probaría a ser artesano pero mis manos son torpes como los retratistas del FBI, no creo que nunca vendiese algo que ellas hubieran parido, albañil tampoco está a mi altura, la fabricación del cemento me parece algo más complicado que la física nuclear, tampoco podría ser ni fontanero ni pintor, ni siquiera de brocha gorda, cada vez que en casa me confunden con el encargado del mantenimiento la acabo liando, instalar un fregadero o pintar un techo no son tareas tan inofensivas como a simple vista parecen. De modelo de bañadores ni hablamos.
Ay, esto no tiene solución, comenzaré a leer sobre los caballitos de mar…
3 comentarios:
Ánimo, compañero. A mí también me joden los tesmonios de éxito esos que dices. Que sepas que por tu culpa hoy todavía me gusta menos el curro. Brrr.
Ánimo compañera! todavía puede llegar un meteorito de los cielos que cambie la situación :)
Tened en cuenta que se puede caer más bajo. Yo mañana tengo que ir con un cliente (aunque en este proyecto es un socio) para revisar una sala de reuniones y ver si le funciona el proyector. Todo sea porque en la reunión de la próxima semana nos invita a comer...
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