Año 2599. “Alcorcón 4-0” es ahora un barrio residencial de la colonia “Madripolis”, capital de los “Estados Confederados Castellanos” (ECC), pequeño estado mesetario que hace varios siglos formaba parte de un país llamado España. Hace siglos que desapareció cualquier tipo de referencia a todo aquello, vivimos años de ignorancia y barbarie tras la quema de bibliotecas, museos y universidades. Sin embargo un ebook que escapó de la inquisición esgaeliana ha ido pasando de padres a hijos para perpetuar nuestra historia, dice así:
Cuando a comienzos del siglo XXI se cambió la constitución para derogar la ley sálica la verdad es que a los partidarios de Leonor I les salió el tiro por la culata. Ante la perspectiva de tener una reina divorciada, y ya que la ley lo permitía, hubo un clamor popular a favor de la bella Elena (eso es lo que deducimos de las monedas encontradas en los yacimientos arqueológicos) y en contra de la malvada Letizia. Elenistas y Letizistas comenzaron una guerra sin cuartel dirimida en las peluquerías, en las colas de los supermercados y en los descansos de los partidos de fútbol. Los insultos más afilados se escuchaban por los patios de vecinos y los tendederos comunitarios: “¡Letizista, mala pécora!”, “¡Elenista, muerto de hambre!, cómprale bragas nuevas a tu mujer que ya te critica hasta su amante”, todo era muy desagradable, no se podía seguir así.
Un comité de sabios formado por el cuerpo embalsamado de Jaime Peñainfiel, Karmele “Joker” Marchante, Arguiñano y Paquirrín fue el encargado de encontrar una solución de compromiso que evitara un conflicto armado. Peñainfiel desde el minuto uno comenzó a despellejar a Letizia, a Elena y hasta a la madre que lo parió, el Joker se propuso ella misma para el puesto que para eso tenía el nombre de guerra de Pop Star Queen, por su parte Arguiñano y Paquirrín hicieron frente común y expusieron, con los ojos perdidos y poseídos por una especie de risa tonta que, en su opinión, para reina La María. Todavía no sabemos a quien se referían pero no consta que hubiera una María entre las aspirantes al trono.
Para colmo de males, la prensa seria comenzó a realizar sondeos de opinión que fueron demoledores para el heredero de la corona, cuando la revista Pronto reveló que a un 80% de los españoles les molaba más el rollo canalla de Froilán que el rollo princesas repollo, el príncipe, atormentado, renegó del reino y de su apellido, se exilió a México y acabó convertido en un cantante de rancheras de gran éxito, por lo visto tenía planta de buen mozo y la voz grave y aterciopelada. Los días que bajaba a la cantina entre margarita y margarita cantaba: “Con dinero o sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley, no tengo trono no reina, ni nadie que me comprenda pero sigo siendo el rey…”. Pero nunca lo fue.
Letizia quedó en palacio, sola y con dos hijas que mantener, aunque eso era lo de menos porque por mucho que abdicase su ex las niñas seguían teniendo su asignación a cargo de los presupuestos. Pero ella quería ser reina a toda costa, había trepado demasiado en la vida y había renunciado a su carrera profesional para ahora perderlo todo, por eso, en una última jugada desesperada, trató de seducir a Elena aprovechando que el matrimonio homosexual estaba de moda, pero tan bajo y sucio truco no coló porque a Elena lo único que le gustaba eran los caballos. Dicen que Letizia terminó sus días como locutora de Intereconomía con el sobrenombre de Carmen Tomás.
Así que Letizia nunca reinó, ni Elena tampoco, a lo tonto a lo tonto JCI llegó a los 120 años. La buena costumbre de tomarse una copita de vino con las comidas (y antes de las comidas, y entre las comidas, y después de las comidas, y antes de acostarse y al levantarse…) le hizo estar sano como un roble. Su majestad iba ya tan sobrado que daba el discurso de Navidad en Agosto, en bermudas y desde las islas Seychelles, allí murió para gran disgusto de la industria vitivinícola local. Le sucedió Froilán I, que aunque no había nacido para ser rey pronto demostró sus dotes innatas para el cargo. A pesar de que el país iba de mal en peor, y a que cada día se acercaba el momento en el que todo saltaría por los aires, el pueblo llano le adoraba. Elenistas y Letizistas olvidaron viejas rencillas y se evitó de esa manera la guerra civil.
Por eso cuando a mediados del siglo XXI se produjo la gran rebelión de las naciones periféricas contra el estado opresor castellano el pobre Froilan I entró en estado de shock ya que no se esperaba el golpe. Suele pasar que cuando estás cómodo en palacio dejas de ver la realidad y eso es lo que pasó. Hubo un intento de que a pesar de la división Froilan I fuera rey común de todos los pueblos ibéricos pero vascos y catalanes se negaron rotundamente. Los muy tunantes ya tenían desde hacía tiempo funcionando monarquías en la sombra, en Euzkadi reinaba ya Ibarretxe III y en Cataluña Joanlaporta II portaba la corona de las seis copas, heredada de su padre, símbolo desde entonces de la monarquía catalana.
Froilan I solo y abandonado se vio obligado a abdicar y partió rumbo a las Américas en busca de su tío el de las rancheras, pero eso ya es otra historia que contaremos otro día…
Cuando a comienzos del siglo XXI se cambió la constitución para derogar la ley sálica la verdad es que a los partidarios de Leonor I les salió el tiro por la culata. Ante la perspectiva de tener una reina divorciada, y ya que la ley lo permitía, hubo un clamor popular a favor de la bella Elena (eso es lo que deducimos de las monedas encontradas en los yacimientos arqueológicos) y en contra de la malvada Letizia. Elenistas y Letizistas comenzaron una guerra sin cuartel dirimida en las peluquerías, en las colas de los supermercados y en los descansos de los partidos de fútbol. Los insultos más afilados se escuchaban por los patios de vecinos y los tendederos comunitarios: “¡Letizista, mala pécora!”, “¡Elenista, muerto de hambre!, cómprale bragas nuevas a tu mujer que ya te critica hasta su amante”, todo era muy desagradable, no se podía seguir así.
Un comité de sabios formado por el cuerpo embalsamado de Jaime Peñainfiel, Karmele “Joker” Marchante, Arguiñano y Paquirrín fue el encargado de encontrar una solución de compromiso que evitara un conflicto armado. Peñainfiel desde el minuto uno comenzó a despellejar a Letizia, a Elena y hasta a la madre que lo parió, el Joker se propuso ella misma para el puesto que para eso tenía el nombre de guerra de Pop Star Queen, por su parte Arguiñano y Paquirrín hicieron frente común y expusieron, con los ojos perdidos y poseídos por una especie de risa tonta que, en su opinión, para reina La María. Todavía no sabemos a quien se referían pero no consta que hubiera una María entre las aspirantes al trono.
Para colmo de males, la prensa seria comenzó a realizar sondeos de opinión que fueron demoledores para el heredero de la corona, cuando la revista Pronto reveló que a un 80% de los españoles les molaba más el rollo canalla de Froilán que el rollo princesas repollo, el príncipe, atormentado, renegó del reino y de su apellido, se exilió a México y acabó convertido en un cantante de rancheras de gran éxito, por lo visto tenía planta de buen mozo y la voz grave y aterciopelada. Los días que bajaba a la cantina entre margarita y margarita cantaba: “Con dinero o sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley, no tengo trono no reina, ni nadie que me comprenda pero sigo siendo el rey…”. Pero nunca lo fue.
Letizia quedó en palacio, sola y con dos hijas que mantener, aunque eso era lo de menos porque por mucho que abdicase su ex las niñas seguían teniendo su asignación a cargo de los presupuestos. Pero ella quería ser reina a toda costa, había trepado demasiado en la vida y había renunciado a su carrera profesional para ahora perderlo todo, por eso, en una última jugada desesperada, trató de seducir a Elena aprovechando que el matrimonio homosexual estaba de moda, pero tan bajo y sucio truco no coló porque a Elena lo único que le gustaba eran los caballos. Dicen que Letizia terminó sus días como locutora de Intereconomía con el sobrenombre de Carmen Tomás.
Así que Letizia nunca reinó, ni Elena tampoco, a lo tonto a lo tonto JCI llegó a los 120 años. La buena costumbre de tomarse una copita de vino con las comidas (y antes de las comidas, y entre las comidas, y después de las comidas, y antes de acostarse y al levantarse…) le hizo estar sano como un roble. Su majestad iba ya tan sobrado que daba el discurso de Navidad en Agosto, en bermudas y desde las islas Seychelles, allí murió para gran disgusto de la industria vitivinícola local. Le sucedió Froilán I, que aunque no había nacido para ser rey pronto demostró sus dotes innatas para el cargo. A pesar de que el país iba de mal en peor, y a que cada día se acercaba el momento en el que todo saltaría por los aires, el pueblo llano le adoraba. Elenistas y Letizistas olvidaron viejas rencillas y se evitó de esa manera la guerra civil.
Por eso cuando a mediados del siglo XXI se produjo la gran rebelión de las naciones periféricas contra el estado opresor castellano el pobre Froilan I entró en estado de shock ya que no se esperaba el golpe. Suele pasar que cuando estás cómodo en palacio dejas de ver la realidad y eso es lo que pasó. Hubo un intento de que a pesar de la división Froilan I fuera rey común de todos los pueblos ibéricos pero vascos y catalanes se negaron rotundamente. Los muy tunantes ya tenían desde hacía tiempo funcionando monarquías en la sombra, en Euzkadi reinaba ya Ibarretxe III y en Cataluña Joanlaporta II portaba la corona de las seis copas, heredada de su padre, símbolo desde entonces de la monarquía catalana.
Froilan I solo y abandonado se vio obligado a abdicar y partió rumbo a las Américas en busca de su tío el de las rancheras, pero eso ya es otra historia que contaremos otro día…
5 comentarios:
Tienes una imaginación adorable. Me he reido de buena gana al leerlo. Y si bien respeto el sentir y pensar diferente al mio, te confieso que el sistema monárquico me parece absurdo que continúe vigente en algunas partes del mundo (sólo me gustan en Disney!!!!), aunque si no existiera de qué hablarían las revistas de espectáculos y los telediarios?!!!!!! y también confieso que prefiero leer tu deliciosa historia que es más entretenida.
Saludos. Alejandra.
Evidéntemente muy monárquico no soy pero es lo que me ha tocado vivir...
Ah! y nuestra princesa ha participdo en varias pelis de Disney, así de repente se me ocurren La bella durmiente y 101 Dálmatas, pero seguro que sale en más.
Jajajaja, si eres evidente.....
Y por eso me encantó leerte!
Besos. Alejandra
Sin duda esa imaginación que tienes es la mejor vía de escape para salir de la rutina y de lo cotidiano...pero yo voy a ir más allá y te reto a que escribas ´"la película" que te gustaría vivir.
C. Olenska
Soy un guionista penoso, me saldría una tragedia insoportable :)
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