Año 2599. “Alcorcón 4-0” es ahora un barrio residencial de la colonia “Madripolis”, capital de los “Estados Confederados Castellanos” (ECC), pequeño estado mesetario que hace varios siglos formaba parte de un país llamado España. Hace siglos que desapareció cualquier tipo de referencia a todo aquello, vivimos años de ignorancia y barbarie tras la quema de bibliotecas, museos y universidades. Pero no está todo perdido, todavía tenemos un ebook que juglares y bufones han aprendido de memoria y han transmitido de generación en generación por las trece provincias de lo que fue un reino, de Cantabria hasta La Mancha, de La Alcarria hasta al Duero, dice así:
Ibarretxe IV ha sido derrocado. Él, que tan gloriosa y dignamente representaba la voluntad de todos los vascos ha caído en la trampa que ignominiosamente le han tendido sectores pro-castellanos. Un referéndum para decidir entre la república y la monarquía. Casi cien años después de que Ibarretxe I Spock instaurase la dinastía ibarretxida, una confabulación, formada por malos vascos y descendientes de españoles, que en su día juraron ante el árbol de Guernika renunciar a sus orígenes y a su RH positivo, les ha puesto de patitas en el caserío. El imperio Euskaldun ha tocado a su fin y en su lugar se ha instaurado la I República Vasca gobernada por el ilustre Patxín y los doce peperos de oro. Ibarretxe IV no ha tenido más remedio que exilarse a Marte, territorio de soberanía vasca desde hacía tiempo, en el crucero real Enterprise, capitaneado por el comandante Egibar. Al llegar a Marte el pobre descubrió con asombro que antes que él la secta Oteguiana ya había fundado la colonia Batasuna, desde la cual trataban de convertir sin éxito a la nueva causa independentista marciana a amebas y bacilos. Sin duda una lucha de igual a igual, intelectualmente hablando.
A Joanlaporta III no le iba mejor. Desde que su abuelo Joanlaporta I, portador de la corona de las seis copas, traicionó a las facciones republicanas que le dieron apoyo y soporte en su lucha por la independencia, (instaurando el imperio de los Països Catalans, formado por Catalunya y la penya barcelonista de Alcaudete que tenía derecho a un asiento en el Consell del regne), estos le juraron odio eterno. Cuenta la leyenda que el caudillo independentista Josep Lluis Aquí i Enchina, hizo jurar odio eterno al laportismo en una solemne ceremonia. Fue tan grande su odio que todos se hicieron del Espanyol y cantaban en reuniones secretas y clandestinas Suspiros de Espanya, porque una cosa estaba clara, contra Espanya se vivía mejor. El advenimiento de la república catalana fue visto y no visto, durante una final de copa de Catalunya entre el Barça y el Mataró, agentes republicanos infiltrados entre el público aprovecharon el descontento de la grada, al meter el Mataró su decimocuarto gol, para comenzar con los cánticos de “Laporta dimissió, Laporta deportació”, el palco fue tomado por los sediciosos y Joanlaporta III fue sacado del mismo arrastras. En menos de lo que se tarda en rezar un padrenuestro dio con sus huesos en el Llobregat donde pereció ahogado por no querer soltar la corona que tanta gloria dio al catalanismo, pero que tanto pesaba. La república catalana estaba servida, su primera presidenta fue Pilar Latrola y su primera decisión fue construir un palacio acorde a su megalomanía.
La era de las monarquías ibéricas tocaba a su fin, el nuevo siglo sería republicano. Solo Froilán II de Castilla y Donmanué III de Andalucía resistían a duras penas la tendencia panhispánica. Aunque el excelso Zetapé Jr. II, que había tomado el relevo de su insustancial padre, al grito de “Esto lo arreglamos entre todos” trató de frenar a los republicanos leoneses, ignorando que León era ya una república. Y es que los Zetapés nunca se han enterado mucho de lo que se cuece a su alrededor, pero curiosamente su buenrollismo y su cara de no haber roto nunca un plato les hacía ganar las elecciones generación tras generación. Cosas de la democracia. Hoy en día existen dudas del parentesco de los Zetapés con un tal Atila, porque aunque los Zetapés presumían de ir encontrando brotes verdes la realidad de su mandato es que por donde pisaban no volvía a crecer la hierba.
El pobre Froilán II comenzó a tener tendencias paranoicas, de repente comenzó a desconfiar de su primer ministro, Hilillos Rajojoy, hombre de ascendencia galega pero un centralista intachable. Un día le sorprendió en el baño real hablando solo mirándose al espejo y repitiendo con firmeza “Mire usted, cuando yo sea presidente le demostraré mis recetas para acabar con la crisis económica”, frase aprendida de memoria y que todos los Rajojoys repetían de generación en generación sin llegar nunca a poner en práctica. Froilán II, que no se fiaba de él, pidió auxilio a la presidenta de la provincia de Madrid, Esperancia Aguililla, pero tras hablar con ella diez minutos se dio cuenta de que no solo sería capaz de despellejar a Hilillos para hacerse un bolso, un escalofrío recorrió su espalda al comprender que tampoco dudaría en circuncidar su real pene para hacerse un monedero a juego. Ante tal panorama hizo discretamente las maletas y emigro a México al encuentro de su tío abuelo, el cantante de rancheras.
En Castilla llegó el desconcierto y el desgobierno, Hilillos, ayudado por su lugarteniente Ruin Rapiñón, trataba de hacerse con la situación, pero pronto comenzó a quedar claro que no es lo mismo predicar que dar trigo, su total inoperancia convenció a Esperancia de que era el momento de asumir ella el poder. Tropas extranjeras pero totalmente fieles a los principios neoliberales de Esperancia comenzaron a llegar atravesando las fronteras murcianas y valencianas, momento que pasó a la historia por la célebre frase que Ruin Rapiñón dedicó a Marciano, “Tranquilo jefe, esto lo ganamos, tengo una corazonada”. Los malpensados aseguran que a Mariano se le soltaron los esfínteres y ensució los calzoncillos al escucharle, otros sostienen que simplemente fueron los excesos con el cocido madrileño los que provocaron tan desagradable situación. Había comenzado la Guerra de Sucesión Castellana, pero eso ya es otra historia que contaremos otro día.
Ibarretxe IV ha sido derrocado. Él, que tan gloriosa y dignamente representaba la voluntad de todos los vascos ha caído en la trampa que ignominiosamente le han tendido sectores pro-castellanos. Un referéndum para decidir entre la república y la monarquía. Casi cien años después de que Ibarretxe I Spock instaurase la dinastía ibarretxida, una confabulación, formada por malos vascos y descendientes de españoles, que en su día juraron ante el árbol de Guernika renunciar a sus orígenes y a su RH positivo, les ha puesto de patitas en el caserío. El imperio Euskaldun ha tocado a su fin y en su lugar se ha instaurado la I República Vasca gobernada por el ilustre Patxín y los doce peperos de oro. Ibarretxe IV no ha tenido más remedio que exilarse a Marte, territorio de soberanía vasca desde hacía tiempo, en el crucero real Enterprise, capitaneado por el comandante Egibar. Al llegar a Marte el pobre descubrió con asombro que antes que él la secta Oteguiana ya había fundado la colonia Batasuna, desde la cual trataban de convertir sin éxito a la nueva causa independentista marciana a amebas y bacilos. Sin duda una lucha de igual a igual, intelectualmente hablando.
A Joanlaporta III no le iba mejor. Desde que su abuelo Joanlaporta I, portador de la corona de las seis copas, traicionó a las facciones republicanas que le dieron apoyo y soporte en su lucha por la independencia, (instaurando el imperio de los Països Catalans, formado por Catalunya y la penya barcelonista de Alcaudete que tenía derecho a un asiento en el Consell del regne), estos le juraron odio eterno. Cuenta la leyenda que el caudillo independentista Josep Lluis Aquí i Enchina, hizo jurar odio eterno al laportismo en una solemne ceremonia. Fue tan grande su odio que todos se hicieron del Espanyol y cantaban en reuniones secretas y clandestinas Suspiros de Espanya, porque una cosa estaba clara, contra Espanya se vivía mejor. El advenimiento de la república catalana fue visto y no visto, durante una final de copa de Catalunya entre el Barça y el Mataró, agentes republicanos infiltrados entre el público aprovecharon el descontento de la grada, al meter el Mataró su decimocuarto gol, para comenzar con los cánticos de “Laporta dimissió, Laporta deportació”, el palco fue tomado por los sediciosos y Joanlaporta III fue sacado del mismo arrastras. En menos de lo que se tarda en rezar un padrenuestro dio con sus huesos en el Llobregat donde pereció ahogado por no querer soltar la corona que tanta gloria dio al catalanismo, pero que tanto pesaba. La república catalana estaba servida, su primera presidenta fue Pilar Latrola y su primera decisión fue construir un palacio acorde a su megalomanía.
La era de las monarquías ibéricas tocaba a su fin, el nuevo siglo sería republicano. Solo Froilán II de Castilla y Donmanué III de Andalucía resistían a duras penas la tendencia panhispánica. Aunque el excelso Zetapé Jr. II, que había tomado el relevo de su insustancial padre, al grito de “Esto lo arreglamos entre todos” trató de frenar a los republicanos leoneses, ignorando que León era ya una república. Y es que los Zetapés nunca se han enterado mucho de lo que se cuece a su alrededor, pero curiosamente su buenrollismo y su cara de no haber roto nunca un plato les hacía ganar las elecciones generación tras generación. Cosas de la democracia. Hoy en día existen dudas del parentesco de los Zetapés con un tal Atila, porque aunque los Zetapés presumían de ir encontrando brotes verdes la realidad de su mandato es que por donde pisaban no volvía a crecer la hierba.
El pobre Froilán II comenzó a tener tendencias paranoicas, de repente comenzó a desconfiar de su primer ministro, Hilillos Rajojoy, hombre de ascendencia galega pero un centralista intachable. Un día le sorprendió en el baño real hablando solo mirándose al espejo y repitiendo con firmeza “Mire usted, cuando yo sea presidente le demostraré mis recetas para acabar con la crisis económica”, frase aprendida de memoria y que todos los Rajojoys repetían de generación en generación sin llegar nunca a poner en práctica. Froilán II, que no se fiaba de él, pidió auxilio a la presidenta de la provincia de Madrid, Esperancia Aguililla, pero tras hablar con ella diez minutos se dio cuenta de que no solo sería capaz de despellejar a Hilillos para hacerse un bolso, un escalofrío recorrió su espalda al comprender que tampoco dudaría en circuncidar su real pene para hacerse un monedero a juego. Ante tal panorama hizo discretamente las maletas y emigro a México al encuentro de su tío abuelo, el cantante de rancheras.
En Castilla llegó el desconcierto y el desgobierno, Hilillos, ayudado por su lugarteniente Ruin Rapiñón, trataba de hacerse con la situación, pero pronto comenzó a quedar claro que no es lo mismo predicar que dar trigo, su total inoperancia convenció a Esperancia de que era el momento de asumir ella el poder. Tropas extranjeras pero totalmente fieles a los principios neoliberales de Esperancia comenzaron a llegar atravesando las fronteras murcianas y valencianas, momento que pasó a la historia por la célebre frase que Ruin Rapiñón dedicó a Marciano, “Tranquilo jefe, esto lo ganamos, tengo una corazonada”. Los malpensados aseguran que a Mariano se le soltaron los esfínteres y ensució los calzoncillos al escucharle, otros sostienen que simplemente fueron los excesos con el cocido madrileño los que provocaron tan desagradable situación. Había comenzado la Guerra de Sucesión Castellana, pero eso ya es otra historia que contaremos otro día.
8 comentarios:
Me encanta :D
He tenido que remontarme en el tiempo hasta el momento de la secesión leonesa y el tratado de libre comercio con Salamanca... Me parece una solución justa(jeje)
Voy a leer todos los post más despacio. Son la caña. Gracias, me has alegrado la mañana
Viva Esperancia!! Muera Ruin!!
Gracias almalaire, con esta "travesura" de los ECC siempre me queda la duda de si estaré ofendiendo a alguien, pero aprovecho para aclarar que solo es tomarse la vida con un poco de buen humor. El mes que viene otra entrega, habrá sorpresas.
Annie, pero que Esperrancista eres!!!! Te adelanto de que le va a ir un poco mejor que a Ruin, pero no mucho...
Sólo un poco, soy mucho más antiruinista.
Divertidísimo, como siempre. No obstante, en aras de la credibilidad, tengo que hacer una pequeña precisión, Ibarretxe I no sólo representaba la voluntad de todos los vascos.
También de las vascas :DDDD.
Y el trato con Salamanca también me place :DDD, aunque sea parte interesada, aunque no creo que haya que quitar las Universidades para suprimir la cultura, hoy ambas cosas son lo más compatible del mundo ;)
Explorador, es que como soy de ciencias no sé muy bien que se cuece en las carreras que aportan algo de cultura al mundo... El trauma que me dejó la escuela de ingenieros no lo superaré jamás :)
Ya veré que voy haciendo con el tratado de libre comercio con Salamanca, tengo a Zetapé Jr. II en un papel muy secundario, pero con la que se está preparando en ECC de momento es su lugar.
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