Conducir por Madrid debe ser una delicia, que sí, no es coña, pero si eres el chófer del rey y unas motos te escoltan mientras que otras van cortando el tráfico a tu paso. En caso contrario eres hombre (o mujer) muerto. Por si no fuera difícil convivir en unas calles y carreteras habitualmente colapsadas y tener que sufrir la nieve, la lluvia y la niebla invernal, nosotros, los avezados conductores, ponemos mucho de nuestra parte para que sea mucho más divertido compartir esas horas perdidas al volante camino del trabajo.
Tengo fichados a diferentes tipos de conductores, aunque seguro que existen más y este post se puede ir completando, pero de momento voy a hablar de algunos grupos que llaman mi atención, todos ellos son unos campeones.
El Acosador: Su perfil es un hombre de mediana edad que conduce un BMW oscuro. Es uno de los reyes de la carretera, pero no ocupa la punta de la pirámide, el resto de los vehículos le son tan molestos como los conos de los carriles reversibles. Si osas cruzarte en su camino serás victima de ráfagas de luces y cuando mires por el retrovisor podrás verle hasta los empastes mientras te grita “apártate sucio gusano”. Es un ser despreciable que merece ser devorado por una jauría de hienas hambrientas o acabar en las redes de la benemérita, lo mismo da.
El Empanao: Es un ente recién llegado de otro planeta, o por lo menos tiene pinta de eso, de no enterarse de nada. Solo sabemos de él que ocupa el primer escalón de la pirámide y que es de ideología progresista, vamos de centro o de izquierdas porque por la derecha jamás le verás circular. Además a su ritmo infernal de 85 por hora en la autopista le veras conducir tomando una postura defensiva en guardia a dos centímetros del volante, porque claro, a esa velocidad puede suceder cualquier cosa. Su relación con el acosador es la misma que tiene un león con una gacela pero si fuera una película no sería otra que “no me chilles que no te veo”.
El Cobardica: Es un especialista en librarse en el último momento, tiene la habilidad de ir a toda leche por la autopista y justo en los últimos cien metros antes del radar suele clavar frenos para despistar a las autoridades. Es el mismo bragazas que si ve un coche de la benemérita a 119 puede adelantarle durante diez minutos escrupulosamente a 120. Personalmente le desprecio, no vale ir avasallando al personal y luego cagarse delante de los radares, si tienes huevos u ovarios demuéstralo hasta el final, que unos euros y unos puntos no castren tu personalidad.
El Pachulomipirulo: Aunque podría confundirse con el acosador no está claro que sean de la misma especie, coinciden en una cosa, tú sobras en la carretera. Este espécimen basa su poder en el tamaño de su coche por lo que gusta de conducir un todoterreno aunque existen versiones proletarias al mando de furgonetas de reparto y camiones de ocho ejes o autobuses de pasajeros. Son especialistas en cambiar de carril exista hueco o no, ya frenarás tú, en saltarse las rotondas porque en su opinión el código de circulación sobra y la única ley aplicable es la del peso máximo autorizado.
El Gusiluz: Es un espécimen que generalmente sale de su madriguera en invierno, sobre todo cuando llueve o hace ligera niebla. No importa que vayas en un atasco y le tengas solo medio metro delante de ti, él tendrá puesto su antinieblas dando por saco y dejándote ciego, no tiene piedad. También le podrás ver con circulación fluida y ligera niebla, no importa si ves perfectamente a medio kilómetro delante de él, su coche tiene antiniebla trasero y él va a usarlo, si no te gusta te jodes.
El Buitre Carroñero: Esperar no se ha hecho para él, le reconocerás fácilmente. Además siempre negara que es un ser despreciable y se jactará de que hace lo correcto, lo dice de corazón porque el mundo más allá de sus retrovisores es tan virtual como el país de nunca jamás. Si en su afán de desincorporarse en el último metro ralentiza todo su carril eso ya no va con él, si se mete de manera cutre salchichera haciendo frenar a todos los que pacientemente esperan su turno pues que les den, que para eso son seres débiles, torpes y molestos. No sé si alguna vez en un acto de autocrítica habrán pensado cuanto colaboran en formar los atascos aunque personalmente lo dudo.
El Misterioso: Con él la conducción se hace de lo más divertida, jamás advierte a los demás de lo que piensa hacer, esto lo combina con una rara habilidad para ignorar tus propias advertencias porque está claro que si él no da pistas no piensa fiarse de las tuyas. Los intermitentes solo los utilizan el día que van a pasar la ITV y muchas veces se los tiene que poner el iteuvista porque ni se acuerdan de cómo se encienden. De todas formas sabe que las bombillas lucen porque pone las emergencias cuando aparca en doble fila. Cuando menos lo esperas cambia de carril sin avisar utilizando esa debilidad que tú llamas distancia de seguridad o simplemente para repentinamente en medio de la calle para ir a recoger a los niños sin la más mínima advertencia. Para ellos todo es evidente.
El Competitivo: Él no salé por la mañana del garaje, él sale de boxes. Él no para a echar gasolina, él pasa por el pit lane. Él no espera delante de los semáforos, él está en la parrilla de salida. Él no acelera cuando tu intermitente para cambiar de carril para no dejarte pasar, no, él simplemente trata de mantener la posición. Él no llega al trabajo aparca y ficha, él necesita que el vigilante le enseñe la bandera de cuadros. Para eso tiene un bólido de tropecientos caballos, llantas de aleación y volante deportivo.
La Benemérita: Son los reyes de la selva, depredadores naturales, son la punta de la pirámide y lo saben, por donde pasan imponen respeto y terror. Son cazadores compulsivos y muy profesionales, conocen todo tipo de trucos para cobrarse una presa, las trampas y las emboscadas, el camuflaje, la caza directa, solitarios, en parejas, en jauría. Son los putos amos y nosotros simplemente carne que calme ese hambre atrasada que les devora por dentro.
Tengo fichados a diferentes tipos de conductores, aunque seguro que existen más y este post se puede ir completando, pero de momento voy a hablar de algunos grupos que llaman mi atención, todos ellos son unos campeones.
El Acosador: Su perfil es un hombre de mediana edad que conduce un BMW oscuro. Es uno de los reyes de la carretera, pero no ocupa la punta de la pirámide, el resto de los vehículos le son tan molestos como los conos de los carriles reversibles. Si osas cruzarte en su camino serás victima de ráfagas de luces y cuando mires por el retrovisor podrás verle hasta los empastes mientras te grita “apártate sucio gusano”. Es un ser despreciable que merece ser devorado por una jauría de hienas hambrientas o acabar en las redes de la benemérita, lo mismo da.
El Empanao: Es un ente recién llegado de otro planeta, o por lo menos tiene pinta de eso, de no enterarse de nada. Solo sabemos de él que ocupa el primer escalón de la pirámide y que es de ideología progresista, vamos de centro o de izquierdas porque por la derecha jamás le verás circular. Además a su ritmo infernal de 85 por hora en la autopista le veras conducir tomando una postura defensiva en guardia a dos centímetros del volante, porque claro, a esa velocidad puede suceder cualquier cosa. Su relación con el acosador es la misma que tiene un león con una gacela pero si fuera una película no sería otra que “no me chilles que no te veo”.
El Cobardica: Es un especialista en librarse en el último momento, tiene la habilidad de ir a toda leche por la autopista y justo en los últimos cien metros antes del radar suele clavar frenos para despistar a las autoridades. Es el mismo bragazas que si ve un coche de la benemérita a 119 puede adelantarle durante diez minutos escrupulosamente a 120. Personalmente le desprecio, no vale ir avasallando al personal y luego cagarse delante de los radares, si tienes huevos u ovarios demuéstralo hasta el final, que unos euros y unos puntos no castren tu personalidad.
El Pachulomipirulo: Aunque podría confundirse con el acosador no está claro que sean de la misma especie, coinciden en una cosa, tú sobras en la carretera. Este espécimen basa su poder en el tamaño de su coche por lo que gusta de conducir un todoterreno aunque existen versiones proletarias al mando de furgonetas de reparto y camiones de ocho ejes o autobuses de pasajeros. Son especialistas en cambiar de carril exista hueco o no, ya frenarás tú, en saltarse las rotondas porque en su opinión el código de circulación sobra y la única ley aplicable es la del peso máximo autorizado.
El Gusiluz: Es un espécimen que generalmente sale de su madriguera en invierno, sobre todo cuando llueve o hace ligera niebla. No importa que vayas en un atasco y le tengas solo medio metro delante de ti, él tendrá puesto su antinieblas dando por saco y dejándote ciego, no tiene piedad. También le podrás ver con circulación fluida y ligera niebla, no importa si ves perfectamente a medio kilómetro delante de él, su coche tiene antiniebla trasero y él va a usarlo, si no te gusta te jodes.
El Buitre Carroñero: Esperar no se ha hecho para él, le reconocerás fácilmente. Además siempre negara que es un ser despreciable y se jactará de que hace lo correcto, lo dice de corazón porque el mundo más allá de sus retrovisores es tan virtual como el país de nunca jamás. Si en su afán de desincorporarse en el último metro ralentiza todo su carril eso ya no va con él, si se mete de manera cutre salchichera haciendo frenar a todos los que pacientemente esperan su turno pues que les den, que para eso son seres débiles, torpes y molestos. No sé si alguna vez en un acto de autocrítica habrán pensado cuanto colaboran en formar los atascos aunque personalmente lo dudo.
El Misterioso: Con él la conducción se hace de lo más divertida, jamás advierte a los demás de lo que piensa hacer, esto lo combina con una rara habilidad para ignorar tus propias advertencias porque está claro que si él no da pistas no piensa fiarse de las tuyas. Los intermitentes solo los utilizan el día que van a pasar la ITV y muchas veces se los tiene que poner el iteuvista porque ni se acuerdan de cómo se encienden. De todas formas sabe que las bombillas lucen porque pone las emergencias cuando aparca en doble fila. Cuando menos lo esperas cambia de carril sin avisar utilizando esa debilidad que tú llamas distancia de seguridad o simplemente para repentinamente en medio de la calle para ir a recoger a los niños sin la más mínima advertencia. Para ellos todo es evidente.
El Competitivo: Él no salé por la mañana del garaje, él sale de boxes. Él no para a echar gasolina, él pasa por el pit lane. Él no espera delante de los semáforos, él está en la parrilla de salida. Él no acelera cuando tu intermitente para cambiar de carril para no dejarte pasar, no, él simplemente trata de mantener la posición. Él no llega al trabajo aparca y ficha, él necesita que el vigilante le enseñe la bandera de cuadros. Para eso tiene un bólido de tropecientos caballos, llantas de aleación y volante deportivo.
La Benemérita: Son los reyes de la selva, depredadores naturales, son la punta de la pirámide y lo saben, por donde pasan imponen respeto y terror. Son cazadores compulsivos y muy profesionales, conocen todo tipo de trucos para cobrarse una presa, las trampas y las emboscadas, el camuflaje, la caza directa, solitarios, en parejas, en jauría. Son los putos amos y nosotros simplemente carne que calme ese hambre atrasada que les devora por dentro.
3 comentarios:
Jajajajajaajjajajajajaj,¡grandioso! a mí no me gusta demasiado conducir, y supongo que Madrid sería demasiado, si alguna vez lo hago intentaré hacer alguna clasificación de las tuyas mientras espero un semáforo en verde. Si me pitan luego, seré un empanao, supongo.
Muy buena, enhorabuena. Un saludo.
Falta uno que, por tu condición masculina, no debes haberte encontrado, el adelantador por sexo. Me explico:
Suele ser un señor 40-50 con coche berlina último modelo (normalmente de empresa) que circula con el limitador de velocidad a 136 km/h. Si eres una chica y lo adelantas y llevas un coche más grande que el suyo (pero cómo se te ocurre ¡¡¡niñata!!!) se abre la caja de pandora, saldrá tras de ti cual exhalación y te adelantará a todo trapo, la nariz dignamente alzada dos centimetros. Claro que en cuanto desapareces de su retrovisor se calma y vuelve al limitador y a dar órdenes por el manos libres, hasta que te lo encuentras otra vez (a 136) lo rebasas y...ala, a empezar de nuevo. Entretienen mucho en los viajes largos, eso sí....
Muy buen post.
Explorador: No te preocupes, te pitarán aunque seas el mismo Fernando Alonso, lo tenemos grabado a fuego en el ADN.
Petulandcia: Yo diría que esa es una subcategoría dentro del acosador y he vivido algo parecido. Creo que además de activárseles la neurona con mujeres también se les activa con coches pequeños. Cuando tenía mi VW Polo he sufrido experiencias similares, debe tratarse de algún complejo o de una tara mental.
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