domingo, 8 de noviembre de 2009

I have a dream



I have a dream (Con permiso de Martin Luther King Jr., qué seguro habría sido colchonero)

Yo tengo un sueño, que un día este equipo se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que no es imposible ganar al Madrid.

Yo tengo un sueño, que un día en las rojiblancas colinas de San Isidro los hijos de los atléticos y los hijos de los madridistas serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.

Yo tengo un sueño, que un día incluso el estadio del Manzanares, un estadio desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.

Yo tengo un sueño, que mis hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por ser del Atleti sino por el contenido de su carácter.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño, que un día, allá en Chamartín, con sus vikingos despiadados, con unos aficionados cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Chamartín pequeños niños atléticos y pequeñas niñas atléticas serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño, que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la meta de Casillas será perforada, y toda la grada gritará al unísono.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al Calderón. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.

Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra afición en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de animar juntos, de luchar juntos, de ir a Neptuno juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día ganaremos al Madrid.

Este será el día, este será el día en que todos los niños atléticos serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi estadio, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres sufrieron, tierra del orgullo del colchonero, desde cada grada, dejen resonar la libertad". Y si el Atlético de Madrid va a convertirse en un gran equipo, esto debe convertirse en realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Peñalara. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas del Siete Picos. Dejen resonar la libertad desde los túneles de Somosierra. Dejen resonar la libertad desde los picos nevados del Monte Abantos. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de Navacerrada. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de La Pedriza. Dejen resonar la libertad de la montaña de la Bola del Mundo. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada topera de Madrid, desde cada ladera, ¡dejen resonar la libertad!

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada fondo y cada graderío, desde cada estadio y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los colchoneros, hombres buenos y hombres santos, jóvenes y mayores, de la capital y de la periferia, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual atlético: "¡Por fin hemos ganado al Madrid! ¡Por fin hemos ganado al Madrid! Gracias al Kun todopoderoso, ¡por fin hemos ganado al Madrid!"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uff, creo que se te ha ido la cabeza.....
Bea