Hoy mi padre me ha enseñado una carta con su sonrisa más burlona, esa misma cara de niño malo que ponemos los ML cuando se nos ocurre una maldad, sí, la misma que pongo yo pero en guapo, una carta firmada por un señor llamado José Antonio Panizo Robles del que ahora, y tras releer “ojipláticos” la carta, sólo sabemos dos cosas, a saber: es Director General del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS para los amigos), ahí es nada, y además es un cachondo mental con un sentido del humor directamente proporcional a su desvergüenza y descaro, dicho esto con respeto y cariño. Nos ha caído fenomenal al instante.
Y es que este señor, a pesar de ser un auténtico desconocido para nuestra familia, ha tenido a bien gastarse unos centimillos en enviar una carta con membrete oficial del gobierno de España, que oye eso nos tranquiliza porque está bien confirmar por escrito que en este país sigue habiendo un gobierno, aunque sea un gobierno epistolar y pistolero. Obviamente él no ha pagado ni pegado el sello, faltaría más, porque, aunque ganará una pasta gansa, jubiletas como mi padre los hay a millones, y donde escribo jubiletas vosotros leed gente sin escrúpulos que se resiste a la muerte y salen caros al estado. Total, que él ha enviado las cartas y los millones que han costado los hemos pagado entre todos, pero como el pueblo español ha votado eso libre y dramáticamente democráticamente pues bienvenidas sean las cartas.
Al grano, José Antonio, y espero que me permita la confianza ahora que nos carteamos, dice que le complace informar a mi padre de que su jefe, Mariano, le va a subir un uno por ciento la pensión, además le es grato comunicarle la nueva cuantía a percibir y ya puesto aprovecha para ofrecerle los servicios de su Instituto, el INSS. Como podéis ver, José Antonio es un tío muy majo, algo redicho pero majo, es el Papa Noel de los pensionistas, muchísimo más majo que el ministro Montoro, que además de subirle el IRPF a mi padre le ha dado otro sablazo con el IVA sin tener en cuenta que son paisanos. Y muchísimo más majo que el presidente González, el capullo de la rosa no, el del Ático de Estepona, que le ha metido inconstitucionalmente la mano a mi padre en el bolsillo aprovechando los achaques de la edad y sus inevitables visitas a la farmacia. González, devuélvenos los diez euros por receta que te hemos pagado por el morro, primer aviso.
Yo le he contado a mi padre que los jubilados quieren estar informados y tener medicinas gratis y todo a la vez no puede ser. Me ha dado una merecida colleja por mi cinismo. No le gusta a mi padre el cinismo.
El director del instituto ha pensado que era necesario, que digo necesario, que era imprescindible, que mi padre estuviera al corriente de que en el mes de enero le iban a ingresar diez eurazos más en la cuenta, ¿podéis imaginar el impacto que hubiera sido para él encontrárselos ahí de golpe y sin previo aviso dos meses después de un infarto cerebral? Tiemblo al pensarlo. Igual podría haber pensado que alguien desviaba fondos a su cuenta desde Suiza para blanquear dinero, y por ahí los ML no pasamos. Queremos lo nuestro, tal cual, que los ML somos de izquierdas, obreros y solidarios.
Por esto José Antonio es ahora el ángel custodio de nuestra familia, José Antonio es el director del instituto de mis padres, un hombre formal, con él nada nos falta. A su salud nos hemos gastado los 13,90 del aumento (antes de impuestos) en una cena a base de pan con aceite, y hemos debatido en la misma si la carta de José Antonio era humor o recochineo, porque en mi casa sabemos apreciar el humor cuando es bueno. Después hemos votado y por abrumadora mayoría ha salido que lo de José Antonio es humor, un alivio, de verdad, porque la otra alternativa sería pensar que José Antonio toma a mi padre por gilipollas, y ya ha tenido mi padre suficiente con cotizar para su pensión desde los 15 años, con criar cuatro hijos, pasándolas moradas, para mayor gloria de su paisano Montoro que ahora los despelleja vivos, con haber sobrevivido a un cáncer chungo y a un ictus como para que José Antonio le falte al respeto.
José Antonio, eres un fenómeno y un artista, nos has alegrado el día y has sobrepasado con mucho lo que esperábamos de vosotros, que era nada. Nuestra casa es tu casa, por eso, si alguna vez te ves en un apuro, no lo dudes, escríbenos, ya sabes la dirección, nos alegrará devolverte todo lo que has hecho por nosotros, aunque sea a sello revertido.