Nerón me cae bien, el simple hecho de que haya pasado a la historia como un gran villano le hace a mis ojos atractivo e interesante. Atractivo en un sentido metafísico no en el físico, es evidente, más si tenemos en cuenta que esculpir mal al emperador podía acarrear una muerte por acumulación de objetos metálicos en los pulmones, por eso esas orejas de soplillo resultan muy reveladoras. Las tonterías que se han escrito de Nerón son también muy reveladoras, mis favoritas son la alimentación a base de carne cristiana de los leones y las persecuciones por las catacumbas, cualquiera que haya pasado un par de niveles de los Lemmings sabe de lo que hablo. También dicen que mató a su madre y a su hermanastro, pero entre reyes y emperadores eso le puede pasar a cualquiera, y que tocaba el arpa mientras que Roma ardía, ¿y qué? aquí otros tocan los huevos mientras que tenemos más de cuatro millones de parados y les votamos. Evidentemente debió ser todo un pieza, pero como casi siempre solo conocemos la versión de los que le odiaron, eso de manera más directa, porque en general los relatos de gran consumo sobre Nerón son de varios cientos de años después de su muerte, seguramente en su mayoría fábulas para meter miedo a los niños descarriados.
Desde luego motivos para ser digamos que inestable no le faltaban, su padre era un Domicio Ahenobarbo, familia de la nobleza plebeya de rancio abolengo, y por lo visto era pendenciero, adúltero y traidor, vamos, justo lo necesario para sobrevivir en la corte de Calígula, ya que estaba casado con su hermana Agripina la menor. Es curioso que mientras que los nombres de los hijos varones variaban y estaban ya asignados según el orden de nacimiento generación tras generación, todas las hijas se llamaban igual y se las diferenciaba como la mayor, la menor, o diferentes diminutivos tipo Agripinilla. Agripina es de sobra conocida por haber intentado matar a su hermano, casarse después con el emperador Claudio, y ser asesinada por su hijo Nerón, una biografía de lo más estimulante. Realmente Agripina tuvo que pensar aquello de cría cuervos, porque de no ser por ella Nerón jamás hubiera reinado, ya que logró convencer a Claudio de que le adoptase y le nombrara heredero por encima de su propio hijo Británico, dicen que después, con los papeles ya arreglados, Agripina le asesinó para que gobernase su hijo, Nerón era emperador a los 16 años.
Al principio las cosas parecían ir bien, asesorado por Séneca y Burro, aunque con la sombra de su madre siempre planeando. El gobierno era eficaz y trataba razonablemente bien a las provincias y, lo que era mucho más importante, al senado, porque si eras simpático a los senadores tu esperanza de vida se volvía más grande el ego de Saurón y Mouriño juntos y elevados al cuadrado. Casado con su propia hermanastra, Octavia, pronto parece que comenzó a aburrirse de ella, provocando algún que otro escándalo cortesano para disgusto de su madre que entre eso y que no le dejaban rascar bola, poco a poco, comenzó a alejarse de él, tanto que se dice que empezó a conspirar a favor de Británico, pero mejor le hubiera dejado en paz al chiquillo que murió de un oportuno ataque epiléptico el día antes de ser declarado mayor de edad, tenía solo 14 años. Ya te puedes llamar Nerón o Aníbal Lecter, pasarte la vida mandando asesinar y evitando ser asesinado debe afectar seriamente al sistema nervioso, hoy en día se hubiera pasado el día matando mujaidines en la videoconsola, pero entonces no existían tamaños adelantos y se le fue pirando la olla.
Por eso Nerón comenzó a acumular poder mientras que Burro y Séneca fueron perdiendo influencia, tomando el papel de pepito grillo o dicho más vulgar de moscas cojoneras. Nerón se encaprichó de una tal Popea Sabina, esposa del futuro y fugaz emperador Otón, quería casarse con ella pero su madre no le dio la bendición, así que la mató, algo deplorable porque si eso no se hace ni con una suegra menos se hace con una madre, seguramente existía un motivo mayor pero es pura especulación y nunca lo sabremos. El hecho es que del joven emperador del principio iba quedando poco y si algo le faltaba era un éxito militar y lo tuvo, aunque realmente no fue para tanto, tras unos años de guerrear con el reino de los Partos, la otra gran potencia de la época situada al este del río Eúfrates, consiguió un tratado de paz favorable a Roma, que aumentaba su poder en oriente, aseguraba el suministro de grano y evitaba muertes innecesarias, algo muy apreciado por las clases bajas que lo ensalzaron, también contuvo una revuelta de los britanos. Ese populismo no le gustó mucho a un senado resentido porque los muy pardillos creían que Nerón les devolvería a los tiempos republicanos, pero como hoy sabemos lo llevaban claro.
Nerón se decantó claramente por intentar satisfacer a un pueblo que le adoraba, bajó los impuestos y se dedicó a hacer obras públicas y espectáculos que fueran de su agrado, especialmente los juegos con gladiadores y el teatro, actividad considerada indigna por las clases más altas. En una época en la que no hubo grandes conquistas militares que llenaran el tesoro la situación se encaminó sin remedio a la bancarrota, ¿a que también nos suena? Él mismo destinó parte del tesoro imperial para sufragar los gastos, pero de paso aumento los impuestos a los ricos que ya decididamente le odiaban. Si algo faltaba fue el gran incendio del año 64, que duró cinco días y arrasó media ciudad, no me trago la historia del arpa, yo me creo que Nerón hizo lo posible por paliar sus efectos, pero claro, luego las malas lenguas afirmaron que Nerón culpó del incendio a los cristianos, ¿y qué?, ahora se culpa de todos los males a los inmigrantes y ni nos inmutamos. Tras el incendio puso todo su empeño en reconstruir Roma, edificando de paso su famosa Domus Aurea y el coloso a su imagen y semejanza que se situaba en los terrenos del actual Coliseo, de ahí su nombre.
Para entonces parece ser que Nerón había perdido completamente el norte, daba recitales, participaba como actor en obras de teatro, como conductor de carros en los juegos olímpicos, con la mala fortuna de caerse y romperse el espinazo, seguro que arrojo y talento no le debían faltar, pero a la corte no le hacía mucha gracia, vamos, que ni aunque hubiera sido Estefanía de Mónaco le habrían perdonado, por eso conspiraron para eliminarlo. Un tal Cayo Calpurnio Pison se puso al frente de los conspiradores con la excusa de volver a los valores republicanos y blablabla pero les pillaron con el carrito del helado y fueron ejecutados, Séneca, que algo tenía que ver en el asunto se suicidó antes de ser suicidado, a partir de ahí fue el despiporre y las rebeliones se generalizaron. La que acarreó el fin de Nerón fue la de Cayo Julio Vindex, gobernador de la Galia, que pidió a su vez la ayuda de Galba, gobernador de la Hispania Tarraconense. A Vindex se lo escabechó el gobernador de Germania, un tal Rufo, pero Galba fue proclamado emperador por el senado, las cosas se le ponían verdaderamente feas a Nerón.
Sobre todo cuando la Guardia Pretoriana, que aceptaba los sobornos encantada, se sublevó, capturando a Nerón y le obligaron a suicidarse, un final de culebrón para un emperador histriónico y desequilibrado. Si los senadores creían que con ello se volvería a los viejos tiempos de la república es que no sabían nada de nada, el tiempo de la palabra en Roma había pasado de largo hacía mucho tiempo y lo que mandaban eran las armas. Cuatro emperadores hubo en un año, hasta que Vespasiano, uno de mis emperadores favoritos se hizo con el poder y supo retenerlo, la dinastía Julio-Claudia llegaba a su fin, había comenzado la dinastía Flavia.