Hoy es un día muy especial, Paula cumple 40 años y sus compañeros del Club
de Lectura hemos decidido que un acontecimiento tan importante merece escribirle
un post para que sepa cuanto la queremos. Esta frase en sí misma no significa mucho,
porque podría ser prácticamente nada, pero no, como creo que ella ya se imagina
la queremos un montón, la queremos como dice la canción, con la fuerza de los
mares y el ímpetu del viento, porque a Paula hay que quererla así, a lo loco,
dándolo todo, como lo hace ella, que menos.
Conocí a Paula porque es amiga de Bichejo, por entonces se hacía llamar
Livia y claro, no podía pasar desapercibida para alguien que sea muy de romanos.
Creo que rompimos el hielo jugando al Apalabrados, aunque debería decir que la
que jugaba era ella porque admito con cierto bochorno que es una de las pocas
personas a las que no he podido ganar NUNCA, y juro que yo no soy manco, pero
nada. Es más, una vez cuando estaba a punto de conseguirlo va y se le ocurre
hacerme una jugada de cien puntos en la última jugada, y no sería sincero si no
admitiese que en ese momento la hubiera estrangulado con mis propias manos.
Menos mal que no lo hice.
Después vino el club, y a pesar de todo lo que penamos leyendo el club es
algo maravilloso, es tan maravilloso que preferimos penar a pasar página, y es
tan maravilloso porque además de la pasión por leer nos une una fuerza
invisible que nace del cariño, y aunque Carmen me tilde de cursi, que lo soy,
en el club hay mucho cariño y mucho respeto por los demás, algo que forma parte
de las amistades que vas haciendo cuando eres adulto, porque sin respeto no hay
amistad, o como diría alguno de mis compañeros “si no hay mata no hay patata”.
También hay en el club una parte que
nos lleva a aprender de los demás, porque yo quisiera tener el buen gusto y la
templanza de Jorge, la capacidad crítica de Carmen, la vitalidad y entusiasmo
de Bichejo y los conocimientos de literatura de Paula, algo que tal vez me convertiría
en alguna especie de súper-héroe lector. Curiosamente Paula nos ha llevado por
caminos muy tortuosos, caminos que al principio corrían paralelos a la
cordillera de los Andes y más allá, y ahí ha habido mucho dolor, bueno,
prácticamente el mismo dolor que hemos pasado en otros continentes, y lo peor
no era leer el libro y ya, no, de eso nada, lo peor era encima leer su reseña,
pulcra y razonada, descubriendo mil matices que a mí se me habían pasado y que
me hacían sentir como un vendedor de crecepelo a la puerta de una asociación de
calvos.
Pero todo esto es anecdótico, lo importante de Paula es que una vez que
formas parte de tu mundo te hace sentir que eres importante para ella, pero de
verdad, porque notas que te abre su corazón y hasta su casa. Me encanta que sea
así, y me encanta que sea arrebatada e impetuosa defendiendo sus opiniones, las
cuales comparto CASI siempre; admiro su capacidad de lucha y que no exista
trinchera suficientemente profunda que no pueda asaltar cuando cree que la
causa es justa. Me parto de la risa o me acongojo cada vez que nos enfrenta al
abismo del mundo cucú, un mundo chungo al que hay que derrotar poniéndole
delante el espejo de su propia estupidez, y eso Paula lo hace como nadie,
aunque me tenga siempre en vilo pendiente de si con tanto arrojo un día se pasa
de frenada.
Paula cumple hoy 40 y está radiante, y yo, que ya he pasado por ahí, creo
que es un momento estupendo de la vida, y más si como ella afrontas una
maternidad que nos hace felices a los que la queremos, a los que esperamos que
ya no salga de nuestra vida y que podamos ver como educa a su hijo feliz y lejos
de la estupidez. Paula se merece que la quieran y post mucho mejores que éste
para demostrárselo, aunque espero estar demostrándoselo con algo más que con
palabras. Feliz cumpleaños Paula, de mi parte y de mi pequeña familia, te
queremos.