Hoy he leído que unos concienzudos científicos han publicado un artículo en el que pregonan a bombo y platillo haber descubierto el mecanismo que, a algunos, nos hace comer compulsivamente. Es más, por lo visto ciertas comidas, especialmente la comida basura, estimulan el cerebro de la misma manera que lo hacen las drogas. Verdaderamente interesante, me siento aliviado, relajado, eximido de toda responsabilidad ante mi comportamiento, la culpa es de las hamburguesas, que las visten como putas, ay, perdón, en que estaría yo pensando. El caso es que gracias a esta esclarecedora revelación nunca jamás volveré a entonar un yo confieso o un mea culpa.
Hola, me llamo Juanjo_ML y yo me acuso. Me acuso de haber comido todos los días de mi vida, desde que nací, mi madre me enganchó nada más nacer con aquel líquido blanco que más tarde me daba en polvo. Fue horrible, y luego fue a peor, después de la lactancia me engañó con papillas, de cereales, de frutas, con potitos, con purés, pero solo era el principio. En cuanto tuve dientes me obligó a masticar y a tragar, sin respetar lo tierno de mi edad. Me daba legumbres y verduras, carnes y pescados, no lo pude resistir, no respetaba nada, desayuno, comida, merienda y cena, cualquier ocasión era buena para proporcionarme alimentos, estoy tan enganchado que temo que si ceso repentinamente de comer pueda terminar falleciendo.
Esa sería una opción, tan estúpida como cualquier otra, porque cualquiera puede hacer un estudio justificando cualquier cosa, hasta que los cerdos vuelan. Pero me parece tan trivial, tenemos tantas ganas de buscar una respuesta a todo por estúpido que sea, ¡claro que el cerebro genera un estímulo acojonante delante de un solomillo de tres dedos de grosor!, faltaría más, y (en mi caso) delante de un buen par de tetas, pero eso no me convierte en nada y no significa nada, pero nada de nada. Posiblemente nada tengan que ver otros factores, el ritmo de vida, los problemas, las prisas, todo eso posiblemente no tenga nada que ver, ni la ansiedad, ni el metabolismo, ni la baja autoestima. Posiblemente, pero yo no soy científico y no me entero de nada, yo solo soy un gordo cabreado.
4 comentarios:
Ayer le comenté lo mismo a Anniehall. Comparar la comida con drogas me pareció indignante.
Todos tenemos que comer y todos tenemos hambre. Eso es sano y natural. Además, supongo que la intensidad del deseo de comer aumentará con el tiempo que hace que no has comido. Igual, igual que un drogadicto.
Es lo que me faltaba por leer, aunque seguro que todavía me sorprenden :)
Si las cosas fueran tan fáciles...
Pero, ¿y los científicos a los que les han pagado el estudio? Para eso hay que tener arte eh??
Alucinante.
Bueno, comer compulsivamente va más allá del hecho de alimentarnos. Es una obsesión, como puede serlo cualquier otra, y por eso es nociva. Una peste, vaya.
Ahora, que con la que cae con los temas relacionados con los transtornos de la alimentación, a una panda de grillaos con bolis en el bolsillo de la bata les dé por sacar tonterías de estas... ya les vale, ya
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