Una de las cosas buenas que tengo es que sé enseguida cuando he metido la pata y que no me importa reconocerlo. Con el post del lunes la metí hasta el fondo.
Pero no fui el único.
Debe existir por ahí un profesional de la medicina sesudo que se dedica a leer análisis de sangre con el ojo derecho mientras que con el izquierdo, cual camaleón con bata, apunta para matar moscas a cañonazos. Cinco kilos de más, el colesterol un poco alto y dispara su fusil indiscriminadamente sin importar el tamaño de su presa que queda aturdida y desconcertada.
Terapia de grupo.
Yo, que me hacen falta dos de pipas para hacer una gracia, me tiro al barro y me río del tema porque me parece el colmo de la gilipollez. Pero porque me parece una frivolidad y un despilfarro, de una estupidez supina, tomar semejantes medidas por un ligero sobrepeso, los trastornos de la alimentación son algo mucho más serio. Y en eso estaba pensando cuando hablaba de aceptarse tal cual uno es, con sus kilos de más, siempre y cuando no afecten mucho a la salud, a la estima y a toda la retahíla de tópicos que van asociados. Puestos a sacar las cosas de quicio recuerdo que vivir mata.
Hoy se ha solucionado el enigma.
Mi compañero ha ido a la terapia de grupo y ha vuelto asustado pero aliviado. Porque la lógica siempre termina por imponerse, es así. Ha ido muy preocupado y se ha encontrado, sin comerlo ni beberlo, en la primera reunión de un grupo formado básicamente por obesos mórbidos. Yo también lo fui, no tiene gracia. Ha tenido que rellenar una serie de test con preguntas tan divertidas como si estaba pensando en el suicidio, porque es verdad que se piensa en el suicidio, ha escuchado a gente desesperada, ha aprendido lo que es un balón gástrico y ha conocido a cinco personas que estaban dispuestas a implantárselo. Alguno porque ya era incapaz de caminar sin ayuda, siento escalofríos de pensarlo.
Y ha decidido no pisar mucho por allí pero va a comenzar a seguir una dieta.
A lo mejor esa era la lección que su médico quería que aprendiese, yo no lo creo. Pero no se le va a olvidar, se ha sentido carne a granel esperando su turno para subirse a la báscula, se ha asomado a las puertas de lo que algunos llamamos infierno y ha visto que no tiene gracia, ni la más mínima. Y aunque por un lado siento alivio de que el mundo no se haya vuelto loco, por el otro me siento bastante estúpido por lo que escribí, a pesar de que sigo pensando exactamente lo mismo, porque bastante trabajo me ha costado aceptarme en este punto de equilibrio desequilibrado en el que me encuentro como para arrepentirme ahora de ello.
Explicación no pedida, acusación manifiesta, pues eso.
6 comentarios:
Pues toca lugar común: errar es de humanos y rectificar de sabios ¿no era así? Pues eso
Que se me ha olvidado antes que de todos modos yo no creoque metieras tanto la pata. Yo entendí a qué te referías.
Yo también lo entendí. Y tampoco creo que metieras la pata.
¿Sabes qué es lo que más me gusta de esto? Que uno puede decir lo qe piensa/quiere/apetece/le pasa por el chirri. No hay que ser políticamente correcto, ni educado, ni ingenioso, ni... no hay que ser nada que uno no quiera. Si eso es lo que piensas ¿por qué disculparte? Si, después de releerlo, piensas que quizás deberías haberlo escrito de otra manera, que sea porque sientes que no has reflejado exactamente lo que querías, no porque las opiniones de los demás hagan que lo pienses.
Un beso.
Tampoco fue para tanto la supuesta metedura de pata , yo creo se entendía bastante bien a que te estabas refiriendo.
Es un tema difícil/delicado y como tal siempre habrá gente con la sensibilidad a flor de piel al tratarlo .
Unbesazo
Yo tampoco creo que te equivocaras. hay un problema de salud, pero hay más que eso. Y la crítica contra todo lo que no es salud, si me parece acertada. Y divertida.
Pero bueno, tu opinión manda. Un abrazo :)
Despues de leer tus últimos tres post,dos de ellos dedicados a los hombres de gran tamaño ,creo que me voy a quedar,que me gusta ese sentido del humor que tienes.
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