En
la segunda quincena de agosto, los veraneantes miembros del Club
de Lectura 2.0, hemos leído “Vestido de novia” una novela
negra (que ahora todo el mundo llama thriller) escrita por Pierre
Lemaitre. He sido yo mismo el que la ha propuesto y el motivo es muy
sencillo. El año pasado, en mi afán por ir avanzando un poco en la
literatura francesa actual, me leí “Nos vemos allá arriba”,
ganadora del prestigioso Prix Goncourt en el 2013, que me gustó
mucho. Por eso me pareció buena idea repetir el autor y hacerlo en
el club, porque contaba con alguna buena referencia más de Carmen a
la que había gustado otra de sus novelas llamada Alex, que sin duda
leeré antes de que pase mucho tiempo.
Con
esto de los libros del club uno siempre duda de sí va a acertar o
no, sin ir más lejos el año pasado, en mi periplo francés, elegí
“La posibilidad de una isla” del tan aclamado Houellebecq y todos
sabemos cómo terminó, con deseo de arrancarme los ojos durante su
lectura y con un estupendo premio limón que ensucia mi buen gusto
literario. Pero este año creo que no va a ser así y preveo que
este libro, sin ser posiblemente lo mejor que hemos leído, va a ser
uno de los firmes candidatos al premio naranja de 2015, y si no al
tiempo.
La
Editorial Alfaguara, que publica la novela, hace la siguiente
sinapsis: “Sophie Duguet no entiende qué le sucede: pierde
objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por
pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres
comienzan a acumularse a su alrededor...
Y
ya no podemos desvelar nada más de este thriller para así mantener
intacto el escalofriante placer de la lectura y la adictiva búsqueda
de la verdad por parte del lector.”
Efectivamente
hacen bien no desvelar nada más de la trama del libro, porque según
el libro avanza se vuelve cada vez más imprevista o sorprendente, al
menos para mí que ni soy tan sagaz como un Arsenio Lupin ni gozo de
las dotes detectivescas de un Sherlock Holmes. La pena es que
sorprendente no sea sinónimo de creíble, porque si lo fuera
estaríamos hablando de una obra maestra y yo creo que “Vestido de
novia”, al contrario de “Nos vemos allá arriba”, no lo es.
Lemaitre divide la novela en tres partes, de las cuales la primera,
que yo creo que es la mejor, tiene un ritmo que te deja sin aliento y
con ganas de leer en todo momento una página más. Pero esa primera
parte se corta bruscamente y es engullida, como si de unas muñecas
rusas se tratara, por una segunda, y ya no es lo mismo.
Porque
una vez recuperados de la sorpresa inicial de esta segunda parte, nos
damos cuenta de que el libro ha descendido un par de peldaños y de
que a la historia se le empiezan a ver las costuras. Eso no impide
que el lector quiera saber cómo va a terminar la misma, pero ya no
se fía porque casi todo suena demasiado forzado y difícil de
encajar, lo cual redunda en un intento de explicar y atar cada cabo
suelto que afecta de forma grave al ritmo de la novela. Más tarde,
en la tercera parte, la trama vuelve a recuperar parte del ritmo que
se había perdido, hasta llegar a un final que resuelve todas las
dudas planteadas y que, a pesar de su sordidez, está mucho más
cerca de un final feliz para Sophie de lo que jamás habríamos
imaginado.
A
pesar de que la reseña pueda indicar otra cosa, creo que “Vestido
de novia” cumple con su cometido de intrigar al lector durante todo
el libro, por lo cual recomiendo su lectura. De hecho, a pesar de que
no hayamos tenido hasta ahora un gran año lector, pienso que es lo
más entretenido de este año, además de ser un libro impecablemente
escrito, algo que aquí nunca damos por hecho jamás.
Como
siempre, encontraréis otras opiniones en las reseñas
de Desgraciaíto,
Carmen,
Paula
y Bichejo,
como siempre ¡corred a leerlas!
1 comentario:
Me encanta tu reseña. Por fin encuentro alguien con quién estoy de acuerdo. Leí el libro tras haber leído por activa y pasiva que me iba a "morir de miedo", tanto que en un principio no quise leerlo porque no me apetecía pasarlo mal. Pues no, no me morí de miedo ni mucho menos. Le vi muchas costuras al libro. Uff...y encima la realidad, mientras lo leía este verano, superó con creces a la ficción, con lo que el libro me resultó cosa de críos.
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