Juanjo es un timo, el Juanjo que creéis conocer realmente no existe, es un personaje que él mismo ha ido construyendo con el tiempo con la finalidad de ocultar su verdadera personalidad. Es tan irreal como el Pato Donald, aunque comparta con él su mal carácter, es tan imaginario como los duendes y los elfos, es un invento de su retorcida imaginación para ser aceptado en un mundo de personas normales sabiendo que él no lo es. En definitiva, Juanjo es un hombre elefante cerebral, a mí, que creo conocerle bien, me da miedo.
Juanjo es el comediante que se esconde detrás de este blog como si fuera un Mago de Oz de las palabras, no llegarás a él a través de ningún camino de baldosas amarillas porque no tiene un reino que defender. Si el Juanjo real desapareció en un globo su destino fue el hiperespacio, nunca más de él se supo, pero no sucedió así, no, habría sido demasiado fácil. De todas formas nadie sabe ni cómo ni cuando comenzó la metamorfosis que le llevo a este indefinible estado. A él le gusta pensar que es un personaje de “La invasión de los ultracuerpos”, un ser de otro planeta nacido de una vaina que remplazó al original. Es una historia increíble, ¿o tal vez no?, lástima que la vaina no supiera elegir ni el continente ni el contenido.
Juanjo quiere hacer creer al mundo que es inteligente y original, pero cuando le conoces te das cuenta de que es repetitivo y sobre todo previsible. Sus ideas son tan complejas como un puzzle de dos piezas y su imaginación tan limitada como la de un guionista de cine X. Si fuera la mitad de ingenioso de lo que se cree sería capaz de vivir de su ingenio y no del cuento, los loros del zoológico no se lo tienen tan creído y son capaces de ganarse el sustento poniendo en su sitio cuadrados y triángulos de colores. A ver si aprendes.
Juanjo piensa que sabe escribir, pero no es más que un juntapalabras, esta muy satisfecho de su vena intelectual pero no ha leído en su vida ni a Proust, ni a Bukowski y cuando nadie le vigila lee secretamente el As y admira en secreto a Manolete y a Roncero. Dice que le gusta la música pero no distingue un adagio de un presto, ni un do de un fa, ni un contrabajo de un violonchelo. Es un cinéfilo que no sabe diferenciar un plano largo de un plano medio pero al que por supuesto le gustan las películas en VO y en blanco y negro. Cuenta siempre el rollo de que quiso ser historiador pero le faltan huevos para realmente serlo, se conforma leyendo novelas de romanos que no dejan de ser culebrones con sandalias y corazas de cuero. El movimiento se demuestra andando y él se ha quedado escondido en su agujero.
Juanjo necesita que continuamente le estén diciendo lo bueno que es para alimentar al monstruo de su autoestima, necesita que estén continuamente pendientes de él porque si no es así enseguida se monta una historia de desengaño y de despecho. Siempre quiere ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Y es que en el fondo Juanjo es infantil e inseguro, cuando las cosas no salen como él quiere piensa al instante que existe una conspiración mundial en su contra. Además lo expresará con una vena dramática que acaba siendo cómica porque tiene tendencia a la sobreactuación y a lo grotesco.
Juanjo es un progre de salón, un valiente que se esconde debajo de las sábanas, un trilero de los sentimientos. Ahora ya le conoces, le hemos quitado la máscara y le hemos visto hasta los huesos. Si a pesar de todo quieres seguir tratándole es que estás loco pero yo te he avisado, no admito reclamaciones, devoluciones tampoco, por supuesto.
Juanjo es el comediante que se esconde detrás de este blog como si fuera un Mago de Oz de las palabras, no llegarás a él a través de ningún camino de baldosas amarillas porque no tiene un reino que defender. Si el Juanjo real desapareció en un globo su destino fue el hiperespacio, nunca más de él se supo, pero no sucedió así, no, habría sido demasiado fácil. De todas formas nadie sabe ni cómo ni cuando comenzó la metamorfosis que le llevo a este indefinible estado. A él le gusta pensar que es un personaje de “La invasión de los ultracuerpos”, un ser de otro planeta nacido de una vaina que remplazó al original. Es una historia increíble, ¿o tal vez no?, lástima que la vaina no supiera elegir ni el continente ni el contenido.
Juanjo quiere hacer creer al mundo que es inteligente y original, pero cuando le conoces te das cuenta de que es repetitivo y sobre todo previsible. Sus ideas son tan complejas como un puzzle de dos piezas y su imaginación tan limitada como la de un guionista de cine X. Si fuera la mitad de ingenioso de lo que se cree sería capaz de vivir de su ingenio y no del cuento, los loros del zoológico no se lo tienen tan creído y son capaces de ganarse el sustento poniendo en su sitio cuadrados y triángulos de colores. A ver si aprendes.
Juanjo piensa que sabe escribir, pero no es más que un juntapalabras, esta muy satisfecho de su vena intelectual pero no ha leído en su vida ni a Proust, ni a Bukowski y cuando nadie le vigila lee secretamente el As y admira en secreto a Manolete y a Roncero. Dice que le gusta la música pero no distingue un adagio de un presto, ni un do de un fa, ni un contrabajo de un violonchelo. Es un cinéfilo que no sabe diferenciar un plano largo de un plano medio pero al que por supuesto le gustan las películas en VO y en blanco y negro. Cuenta siempre el rollo de que quiso ser historiador pero le faltan huevos para realmente serlo, se conforma leyendo novelas de romanos que no dejan de ser culebrones con sandalias y corazas de cuero. El movimiento se demuestra andando y él se ha quedado escondido en su agujero.
Juanjo necesita que continuamente le estén diciendo lo bueno que es para alimentar al monstruo de su autoestima, necesita que estén continuamente pendientes de él porque si no es así enseguida se monta una historia de desengaño y de despecho. Siempre quiere ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Y es que en el fondo Juanjo es infantil e inseguro, cuando las cosas no salen como él quiere piensa al instante que existe una conspiración mundial en su contra. Además lo expresará con una vena dramática que acaba siendo cómica porque tiene tendencia a la sobreactuación y a lo grotesco.
Juanjo es un progre de salón, un valiente que se esconde debajo de las sábanas, un trilero de los sentimientos. Ahora ya le conoces, le hemos quitado la máscara y le hemos visto hasta los huesos. Si a pesar de todo quieres seguir tratándole es que estás loco pero yo te he avisado, no admito reclamaciones, devoluciones tampoco, por supuesto.
6 comentarios:
Espero que después hayas tirado el látigo....
Creo que vas a ser tú el que no conoce a Juanjo, porque los que si le conocemos ¡CLARO QUE QUERMEMOS SEGUIR TRATÁNDOLE!.
Bea
A ti también te ha engañado...
Una perla más para la montaña!!
Encantado de leer tus post.
León Manso.
me gusta todo esto que has escrito. a leerlo un pensamiento se ha cruzado por mi cabeza, uno de esos pensamientos tan profundos que se hunden en tí mismo si no los escribes. y es que la gente absurda tiene pensamiento profundos y facilidad de olvidarlos. Al menos tienes los huevos de hacer tamaña autocrítica y colgar tu foto. eso si q es tirar la piedra y estirar el cuello.
OLE TUS HUEVOS TOREROS!!!!!!!!!
Ala ! ahora que ya le has dado de latigazos deja que vuelva a su pedestal, que nos gusta lo que cuenta y como lo cuenta.
Si te sirve de consuelo, todos somos un poco farsa y unos teatreros..jejeje.
Ciao
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