Sí, así estoy, hasta las pelotas y más allá. Soy el Buzz Lightyear de la indignación patria, y, además, me recorre de la cabeza a los pies la sensación insoportable de que soy gilipollas y de que llevo tiempo haciendo el canelo, de que es hora de volver a mis raíces ideológicas y plegar velas.
De repente me he dado cuenta de que vivo en un país de mierda, como si me despertara de un sueño o de una larga temporada de letargo, porque a mí la crisis, afortunadamente y de momento, ni me ha rozado, pero me he acordado de las palabras de Martin Niemöller (*) y he tomado nota, o hablo o reviento. Vivo en un país repugnante, en el que el nivel de la mierda ha rebasado todos los límites aceptables hasta anularnos la pituitaria y pegársenos en las pestañas. Por donde miro todo es un desastre y comienzo a asustarme pensando en que no veo cómo se puede solucionar esto, siendo esto la miseria moral a la que nos hemos acostumbrado, lo otro, lo de los dineros, terminará por pasar, porque los ciclos de la economía son así y porque por mal que lo hagamos vivimos en un mundo tan global que ya nos dejará unos milloncejos, lo contrario sería joder al mundo de las finanzas y a esos no hay quien les tosa.
Pero hasta que eso pase habrá que aprender a vivir tapándose la nariz chapoteando entre excrementos, porque no importa hacia donde quiera que mire, todo lo veo mal, la política, la justicia, ¿justicia?, sí, esa palabra que ha conseguido ser un eufemismo de sí misma, los sindicatos, la patronal, el periodismo, todo apesta. Comencemos por la justicia, Garzón me cae mal, es inevitable, el divismo puede conmigo y los progres de salón me revientan, por mí le pueden quitar el cargo de juez y mandarle a picar piedra al Himalaya, me la suda, pero que vaya a pringar por prevaricación por investigar los crímenes del franquismo es de risa, de pandereta, vergonzoso, no me cabe en la cabeza. Porque si hubo crímenes evidentemente deben ser investigados, y que nadie me venga con el blablablá de que se quemaban iglesias y se violaban monjitas, pues que se investigue también, y que tampoco me hablen de pasar página porque a mí no me apetece pasarla, quiero que se sepa lo que pasó, caso a caso, que todo el mundo tenga derecho a una reparación, aunque sea moral, porque otros ya iban por la vida bajo palio y así murieron, ojala que se estén pudriendo en el infierno.
Lo de la política es de ciencia ficción y los que se llaman socialistas, y están en el gobierno, unos malnacidos. Hasta ahora pensaba que simplemente eran unos inútiles, pero tomo nota y hago mía la frase que dice: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía”, idos a la mierda. Obviamente cuando no se tiene vergüenza no se puede perder, pero que pocos huevos tenéis “amigos”, con lo del IVA os la juré, pero con la de ahora hasta que deje de ver vuestras cochinas caras por el partido no contéis conmigo. Es tristísimo ver como alguien que se llama de izquierdas no tiene coraje para darle duro a los que de verdad tienen (y a las rentas del capital sobre todo), pero escuchar ayer a una sub-secretaria (o cargo pesebrero asimilable), de cuyo nombre ni puedo ni quiero acordarme, decir que “los pensionistas que viven bajo el umbral de la pobreza no tienen de qué preocuparse porque su subida de pensión no corre peligro” es para echarse al monte. Me cago en tu puta calavera, desgraciada, te daba yo su pensión a ver si tienes de qué preocuparte. ¿Cómo se puede ser tan sinvergüenza como para ir por radios y televisiones diciendo eso?, ¿tan bajo hemos caído como para que nos traten de colar esa y callemos?, se me revuelven las tripas.
Y miro a los de enfrente y ya se me cae el alma a los pies, porque me dan miedo, porque sé que no son mejores, porque sé que les importo una mierda, porque huelen a rancio y a corrupción, porque tienen amiguitos del alma que no son los míos y porque en lugar de enmendarla y dar ejemplo tiran para adelante con prepotencia y chulería, diga lo que diga la justicia, ¿qué justicia?, si la justicia ha muerto, porque para decir cosas así y no salir envuelto en llamas hay que estar muy seguro de que conoces al juez que va a levantar el cadáver y al sepulturero. Si fueran de otra manera posiblemente muchos estaríamos más tranquilos, como lo estuvimos hace algunos años cuando nos creíamos ilusamente que de verdad lo eran, lo malo es que ahora nos conocemos y no podemos evitar mirarnos con recelo. Un telenoticias de Telemadrid hace más por ZP que la portavoz del gobierno.
Es para echarse a llorar, pero no termina ahí la cosa, mi refugio a la izquierda es una pandilla de dinosaurios que añora vivir en un país como el de Castro, los sindicatos son una pandilla de borregos serviles demasiado acostumbrados a cenar sopa caliente todo los días, si tuvieran una miaja de dignidad habrían convocado ya una huelga general, pero es como pedirle a mi perro que recite a Neruda, imposible. La patronal como siempre a lo suyo, llevándoselo crudo sin rechistar cuando las cosas van bien y llorando para meter la tijera cuando las cosas van mal, tan vomitivos como su presidente, al que auguro una temporada comiendo a costa de los presupuestos por estafa, ¡ah, no!, si la justicia no existe, se me había olvidado, y la dignidad tampoco porque hay que tener poca para aguantar el cargo y menos aún para no echarle a patadas. De la iglesia no voy a hablar esta vez porque a este paso me veo yendo a Cáritas a por leche y pañales, casi me veo marcando su cruz en la declaración de la renta, por si acaso.
Me veo abocado a la indiferencia absoluta o al anarquismo, huérfano y sin refugio, ¡qué asco de vida!, ¡cómo está el patio!
(*)
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté,
porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
De repente me he dado cuenta de que vivo en un país de mierda, como si me despertara de un sueño o de una larga temporada de letargo, porque a mí la crisis, afortunadamente y de momento, ni me ha rozado, pero me he acordado de las palabras de Martin Niemöller (*) y he tomado nota, o hablo o reviento. Vivo en un país repugnante, en el que el nivel de la mierda ha rebasado todos los límites aceptables hasta anularnos la pituitaria y pegársenos en las pestañas. Por donde miro todo es un desastre y comienzo a asustarme pensando en que no veo cómo se puede solucionar esto, siendo esto la miseria moral a la que nos hemos acostumbrado, lo otro, lo de los dineros, terminará por pasar, porque los ciclos de la economía son así y porque por mal que lo hagamos vivimos en un mundo tan global que ya nos dejará unos milloncejos, lo contrario sería joder al mundo de las finanzas y a esos no hay quien les tosa.
Pero hasta que eso pase habrá que aprender a vivir tapándose la nariz chapoteando entre excrementos, porque no importa hacia donde quiera que mire, todo lo veo mal, la política, la justicia, ¿justicia?, sí, esa palabra que ha conseguido ser un eufemismo de sí misma, los sindicatos, la patronal, el periodismo, todo apesta. Comencemos por la justicia, Garzón me cae mal, es inevitable, el divismo puede conmigo y los progres de salón me revientan, por mí le pueden quitar el cargo de juez y mandarle a picar piedra al Himalaya, me la suda, pero que vaya a pringar por prevaricación por investigar los crímenes del franquismo es de risa, de pandereta, vergonzoso, no me cabe en la cabeza. Porque si hubo crímenes evidentemente deben ser investigados, y que nadie me venga con el blablablá de que se quemaban iglesias y se violaban monjitas, pues que se investigue también, y que tampoco me hablen de pasar página porque a mí no me apetece pasarla, quiero que se sepa lo que pasó, caso a caso, que todo el mundo tenga derecho a una reparación, aunque sea moral, porque otros ya iban por la vida bajo palio y así murieron, ojala que se estén pudriendo en el infierno.
Lo de la política es de ciencia ficción y los que se llaman socialistas, y están en el gobierno, unos malnacidos. Hasta ahora pensaba que simplemente eran unos inútiles, pero tomo nota y hago mía la frase que dice: “Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía”, idos a la mierda. Obviamente cuando no se tiene vergüenza no se puede perder, pero que pocos huevos tenéis “amigos”, con lo del IVA os la juré, pero con la de ahora hasta que deje de ver vuestras cochinas caras por el partido no contéis conmigo. Es tristísimo ver como alguien que se llama de izquierdas no tiene coraje para darle duro a los que de verdad tienen (y a las rentas del capital sobre todo), pero escuchar ayer a una sub-secretaria (o cargo pesebrero asimilable), de cuyo nombre ni puedo ni quiero acordarme, decir que “los pensionistas que viven bajo el umbral de la pobreza no tienen de qué preocuparse porque su subida de pensión no corre peligro” es para echarse al monte. Me cago en tu puta calavera, desgraciada, te daba yo su pensión a ver si tienes de qué preocuparte. ¿Cómo se puede ser tan sinvergüenza como para ir por radios y televisiones diciendo eso?, ¿tan bajo hemos caído como para que nos traten de colar esa y callemos?, se me revuelven las tripas.
Y miro a los de enfrente y ya se me cae el alma a los pies, porque me dan miedo, porque sé que no son mejores, porque sé que les importo una mierda, porque huelen a rancio y a corrupción, porque tienen amiguitos del alma que no son los míos y porque en lugar de enmendarla y dar ejemplo tiran para adelante con prepotencia y chulería, diga lo que diga la justicia, ¿qué justicia?, si la justicia ha muerto, porque para decir cosas así y no salir envuelto en llamas hay que estar muy seguro de que conoces al juez que va a levantar el cadáver y al sepulturero. Si fueran de otra manera posiblemente muchos estaríamos más tranquilos, como lo estuvimos hace algunos años cuando nos creíamos ilusamente que de verdad lo eran, lo malo es que ahora nos conocemos y no podemos evitar mirarnos con recelo. Un telenoticias de Telemadrid hace más por ZP que la portavoz del gobierno.
Es para echarse a llorar, pero no termina ahí la cosa, mi refugio a la izquierda es una pandilla de dinosaurios que añora vivir en un país como el de Castro, los sindicatos son una pandilla de borregos serviles demasiado acostumbrados a cenar sopa caliente todo los días, si tuvieran una miaja de dignidad habrían convocado ya una huelga general, pero es como pedirle a mi perro que recite a Neruda, imposible. La patronal como siempre a lo suyo, llevándoselo crudo sin rechistar cuando las cosas van bien y llorando para meter la tijera cuando las cosas van mal, tan vomitivos como su presidente, al que auguro una temporada comiendo a costa de los presupuestos por estafa, ¡ah, no!, si la justicia no existe, se me había olvidado, y la dignidad tampoco porque hay que tener poca para aguantar el cargo y menos aún para no echarle a patadas. De la iglesia no voy a hablar esta vez porque a este paso me veo yendo a Cáritas a por leche y pañales, casi me veo marcando su cruz en la declaración de la renta, por si acaso.
Me veo abocado a la indiferencia absoluta o al anarquismo, huérfano y sin refugio, ¡qué asco de vida!, ¡cómo está el patio!
(*)
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté,
porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
6 comentarios:
Pues que se puede añadir...nada. Pero voy a añadir algo (a ver si sólo va a poder contradecirse nuestra politiquería). 100% de acuerdo, he recordado dos cosas ientras te leía, una reseña sobre Archipiélago Gulag que se cita en "Koba el temible" que decía que un pais que no se enfrenta a su pasado no tiene futuro (más o menos esa era la idea, no es literal).
Y un título de un libro de ensayos de un filósofo español, josé Luis Pardo, que tuve que comprar, atraído por su título: "Nunca fue tan hermosa la basura". Ay.
Un abrazo.
Vuelvo a decir que hay que poner una guillotina a la salida del Congreso e ir haciéndolos pasar uno a uno. Así los siguientes sabrían lo que les espera si nos llevan a esta ruina económica, pero sobre todo moral.
A mí que no me esperen ni uno ni otro. El problema es que se han montado el chiringuito de manera que no se les pueda tocar.
Respecto a lo de Garzón: un juez tiene que aplicar leyes y no hacerlas. Un sistema judicial como el nuestro sólo puede enjuiciar a personas, no a entes. Desde ese punto de vista, enjuiciar a un régimen no es posible. Garzón lo sabía y por eso ha prevaricado. El reconocimiento a las víctimas y su resarcimiento tiene que venir por la sociedad española y, más en concreto, por el Parlamento.
Explorador, posiblemente la transición se tuvo que hacer así porque no había más remedio, pero según pasa el tiempo me queda más claro que fue una salida en falso. Se pusieron unas reglas útiles bajo una voluntad que por suerte o desgracia ya no existe, y a lo mejor no por maldad, sino porque los que tenemos que seguir haciendo este país no la entendemos porque no vivimos la dictadura y nuestra mente no está hecha para que nadie nos diga que miremos a otro lado.
Un abrazo
ND, completamente de acuerdo, esta vez no tengo nada que objetar.
Garzón es así y se ha metido en un charco. Pero duele ver a un juez sentado en el banquillo por una acusación de la extrema derecha y no de la fiscalía. Y ese es el problema que la fiscalía y ciertos tribunales son cargos políticos y la separación de poderes un camelo que no se cree ni el más ingenuo.
No sé, tengo la sensación de que nos vamos a la mierda y, sobre todo, de que la ruína es más moral que de otro tipo.
Aquí las palabras político y mentiroso son, si no sinónimos, sí simbióticas. No es aceptable permitir ni una sola mentira de una persona a la que estás pagando.
Los estadounidenses pueden tener muchos defectos, pero eso lo tienen claro: si tienes un cargo y mientes... a tu casa (o a la cárcel).
Uffff, creo que lo de Garzón es muy matizable...El proceso se cierra de oficio, y la interpretación legal no es absolutamente irracional (criterio del TS en otras situaciones), en un tema muy difícil entre normas internas y de derecho internacional...un lío vamos.
Pero bueno, quería comentar la frase con la que pienso a menudo. Que nuestra ruina es moral, espiritual, intelectual...antes que simplemente económica.
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