Año 2599. “Alcorcón 4-0” es ahora un barrio residencial de la colonia “Madripolis”, capital de los “Estados Confederados Castellanos” (ECC), pequeño estado mesetario que hace varios siglos formaba parte de un país llamado España. Hace siglos que desapareció cualquier tipo de referencia a todo aquello, vivimos años de ignorancia y barbarie tras la quema de bibliotecas, museos y universidades. Sin embargo un ebook que escapó de la inquisición esgaeliana ha ido pasando de padres a hijos para perpetuar nuestra historia, dice así:
Esperancia y Enemigo no tuvieron una luna de miel al uso, en lugar de pasar largas veladas acaramelados bajo la luna manchega ellos iban a lo suyo. Mirándose a los ojos se juraron fidelidad eterna y que recuperarían la piel de toro para la causa castellana. Fijaron su residencia en el palacio del pardo y como primeros portadores de la corona del Sacro Imperio Romano Castellano fundaron la dinastía Aguisantina. Como se les había pasado el arroz para tener descendencia adoptaron a César Vidal y lo nombraron heredero y Princeps. Ya solo quedaba formar un cuerpo de magistrados que estuviera a la altura de sus propósitos, no fue tarea fácil pero el resultado todo un éxito.
Para el cargo de Cónsules había que encontrar a dos hombres de paja, seres de gran verborrea, de mirada y peinado bovino, seres relamidos y pedantes que pudieran servir de escarnio público a la menor oportunidad y ser relevados del cargo sin hacer mucho ruido, un par de tipos acostumbrados a que les diesen de leches en el colegio, unos repelentes y unos redichos pusilánimes y casposos. Tras grandes cavilaciones fueron elegidos Francisco Marhuenda y Juan Manuel de Prada para portar la toga praetexta, con el tiempo triunfarían convertidos en dibujos animados bajo el nombre de las urracas parlanchinas.
La justicia significaba mucho para Esperancia y Enemigo, en concreto su ausencia. Para el cargo de Pretores se buscaron jueces de reconocidos méritos a la causa. Aunque la competencia fue muy dura al final se llevaron el gato al agua Luciano Varela y Luis de la Rúa. Luciano lucía con satisfacción en su toga la sangre y varios pelos del malvado, corrupto y prevaricador juez Garçon (Un café s’il vous plaît), el día de su nombramiento las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas le rindieron honores sacándole en procesión bajo palio. Luis de la Rúa no reunía tantos méritos, pero era amiguito del alma de la familia, y en la Castilla de 2103 la familia seguía siendo “La Familia”.
Si existía un cargo delicado ese era el de los Censores. Esperancia y Enemigo sabían que controlar los medios de comunicación era fundamental para la causa, si querían traer a Zetapé lleno de cadenas y dentro de una jaula para celebrar un desfile triunfal por el Paseo de la Castellana, lo primero que había que hacer era deshumanizarlo y lanzar contra él todo tipo de propaganda. Aunque es cierto que Zetapé merecía acabar clavado en una cruz, Enemigo no tuvo nada de compasión a la hora de nombrar a sus verdugos, Curri Valenzuela y Herman Tertsch accedieron al cargo, algo que por sí solo no era definitivo, pero cuando ambos juntaban su respectiva neurona en el telenoticias de la noche, se transformaban en un ser diabólico y superior, Sánchez Dragón. Los niños leoneses daban alaridos de terror cuando le veían sobrevolar Las Médulas por las noches echando fuego por la boca en busca de su presa.
El control de las castas más bajas de la sociedad era también un asunto delicado, ahora que todo estaba atado y bien atado no era admisible ilustrar al personal y que el día menos pensado se alzara una rebelión comunista. Pero para eso estaban los Tribunos de la Plebe, un grupo de élite destinado a distraer la atención del personal de los asuntos verdaderamente importantes. Tras un duro casting los diez elegidos fueron Terelu Campos, Pocholo Martínez Bordiú, El conde Lequio, Belén Esteban, Koto Matamotos, Lydia Lozano, Barbara Rey, La Campanario, Karmele Martxante y José Manuel Parada. Sus discusiones en el Foro Aquilino fueron míticas. Gracias a ellos descubrimos al hijo secreto de Zetapé y Desatinos, la relación secreta de Cruela de la Vega con La Veneno y que Pepiño Blanco no era en verdad una persona, sino el fruto de la unión civil de Pinocho y C3PO, del primero heredó su facilidad para la mentira, del segundo la cara de gilipollas.
Los demás cargos, aunque de menos trascendencia, fueron perfectamente adjudicados. Como Edil Curul (encargado de organizar las celebraciones) se propuso a Isabel Durán, gracias a su chispa los funerales lucieron más lúgubres que nunca. Como Edil Plebeyo se nombró a Miguel Angel Rodriguez, como Cuestor a Carmen Tomás por su reconocido saber financiero, aunque antes propusieron a Luis Bárcenas, desestimado por incomparecencia, se rumorea que estaba dándose la gran vida en el Caribe puertorriqueño. De Tribuno Militar, por unanimidad, se impusieron los galones a Isabel San Sebastián bajo la supervisión de Federico Trilerillo, mujer de carácter y gran estratega. Su dominio del tiempo fue mítico y pasó a la historia por conseguir que 59 segundos pudieran parecer un mes y medio.
Por último como Pontífice Máximo no hubo duda posible en elegir a Carlos Herrera, nadie como él, acostumbrado a dar sermones desde su púlpito radiofónico, para adoctrinar a los no creyentes y reafirmar a los convencidos. Fue él mismo quien realizó el tradicional sacrificio de la suovetaurilia, consistente en sacrificar al Dios Chemari un cerdo, una oveja y un buey llamados por azar María Antonia Iglesias, Enric Sopena y Carlos Carnicero. La oración decía así:
Padre Chemari, te suplico y te ruego que seas benevolente y propicio para mí, La familia y nuestro partido; con esta intención he hecho pasear a tres víctimas alrededor de Sagasta, Alonso Martínez y Génova, para que tú apartes, alejes y desvíes las enfermedades visibles e invisibles, el matrimonio gay y la subida del IVA, la ley del aborto y la congelación de las pensiones; que permitas que mis votantes y mis simpatizantes, mis compañeros y mis electores me entiendan y lleguen a la razón; que guardes a mis partidarios y a mi rebaño y que des salud y fortaleza a mí, a “La familia” y al partido; con esta intención, para purificar y hacer un sacrificio expiatorio en favor de España, mi nación y mi estado, como ya he dicho, dígnate aceptar la inmolación de estas tres víctimas repugnantes; Padre Chemari, con esta intención, dígnate aceptar la inmolación de estas tres inmundas víctimas.
Los augurios fueron propicios, el Sacro Imperio Romano Castellano había comenzado y Zetapé tenía las horas contadas, pero eso ya es otra historia que contaremos otro día.
Esperancia y Enemigo no tuvieron una luna de miel al uso, en lugar de pasar largas veladas acaramelados bajo la luna manchega ellos iban a lo suyo. Mirándose a los ojos se juraron fidelidad eterna y que recuperarían la piel de toro para la causa castellana. Fijaron su residencia en el palacio del pardo y como primeros portadores de la corona del Sacro Imperio Romano Castellano fundaron la dinastía Aguisantina. Como se les había pasado el arroz para tener descendencia adoptaron a César Vidal y lo nombraron heredero y Princeps. Ya solo quedaba formar un cuerpo de magistrados que estuviera a la altura de sus propósitos, no fue tarea fácil pero el resultado todo un éxito.
Para el cargo de Cónsules había que encontrar a dos hombres de paja, seres de gran verborrea, de mirada y peinado bovino, seres relamidos y pedantes que pudieran servir de escarnio público a la menor oportunidad y ser relevados del cargo sin hacer mucho ruido, un par de tipos acostumbrados a que les diesen de leches en el colegio, unos repelentes y unos redichos pusilánimes y casposos. Tras grandes cavilaciones fueron elegidos Francisco Marhuenda y Juan Manuel de Prada para portar la toga praetexta, con el tiempo triunfarían convertidos en dibujos animados bajo el nombre de las urracas parlanchinas.
La justicia significaba mucho para Esperancia y Enemigo, en concreto su ausencia. Para el cargo de Pretores se buscaron jueces de reconocidos méritos a la causa. Aunque la competencia fue muy dura al final se llevaron el gato al agua Luciano Varela y Luis de la Rúa. Luciano lucía con satisfacción en su toga la sangre y varios pelos del malvado, corrupto y prevaricador juez Garçon (Un café s’il vous plaît), el día de su nombramiento las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas le rindieron honores sacándole en procesión bajo palio. Luis de la Rúa no reunía tantos méritos, pero era amiguito del alma de la familia, y en la Castilla de 2103 la familia seguía siendo “La Familia”.
Si existía un cargo delicado ese era el de los Censores. Esperancia y Enemigo sabían que controlar los medios de comunicación era fundamental para la causa, si querían traer a Zetapé lleno de cadenas y dentro de una jaula para celebrar un desfile triunfal por el Paseo de la Castellana, lo primero que había que hacer era deshumanizarlo y lanzar contra él todo tipo de propaganda. Aunque es cierto que Zetapé merecía acabar clavado en una cruz, Enemigo no tuvo nada de compasión a la hora de nombrar a sus verdugos, Curri Valenzuela y Herman Tertsch accedieron al cargo, algo que por sí solo no era definitivo, pero cuando ambos juntaban su respectiva neurona en el telenoticias de la noche, se transformaban en un ser diabólico y superior, Sánchez Dragón. Los niños leoneses daban alaridos de terror cuando le veían sobrevolar Las Médulas por las noches echando fuego por la boca en busca de su presa.
El control de las castas más bajas de la sociedad era también un asunto delicado, ahora que todo estaba atado y bien atado no era admisible ilustrar al personal y que el día menos pensado se alzara una rebelión comunista. Pero para eso estaban los Tribunos de la Plebe, un grupo de élite destinado a distraer la atención del personal de los asuntos verdaderamente importantes. Tras un duro casting los diez elegidos fueron Terelu Campos, Pocholo Martínez Bordiú, El conde Lequio, Belén Esteban, Koto Matamotos, Lydia Lozano, Barbara Rey, La Campanario, Karmele Martxante y José Manuel Parada. Sus discusiones en el Foro Aquilino fueron míticas. Gracias a ellos descubrimos al hijo secreto de Zetapé y Desatinos, la relación secreta de Cruela de la Vega con La Veneno y que Pepiño Blanco no era en verdad una persona, sino el fruto de la unión civil de Pinocho y C3PO, del primero heredó su facilidad para la mentira, del segundo la cara de gilipollas.
Los demás cargos, aunque de menos trascendencia, fueron perfectamente adjudicados. Como Edil Curul (encargado de organizar las celebraciones) se propuso a Isabel Durán, gracias a su chispa los funerales lucieron más lúgubres que nunca. Como Edil Plebeyo se nombró a Miguel Angel Rodriguez, como Cuestor a Carmen Tomás por su reconocido saber financiero, aunque antes propusieron a Luis Bárcenas, desestimado por incomparecencia, se rumorea que estaba dándose la gran vida en el Caribe puertorriqueño. De Tribuno Militar, por unanimidad, se impusieron los galones a Isabel San Sebastián bajo la supervisión de Federico Trilerillo, mujer de carácter y gran estratega. Su dominio del tiempo fue mítico y pasó a la historia por conseguir que 59 segundos pudieran parecer un mes y medio.
Por último como Pontífice Máximo no hubo duda posible en elegir a Carlos Herrera, nadie como él, acostumbrado a dar sermones desde su púlpito radiofónico, para adoctrinar a los no creyentes y reafirmar a los convencidos. Fue él mismo quien realizó el tradicional sacrificio de la suovetaurilia, consistente en sacrificar al Dios Chemari un cerdo, una oveja y un buey llamados por azar María Antonia Iglesias, Enric Sopena y Carlos Carnicero. La oración decía así:
Padre Chemari, te suplico y te ruego que seas benevolente y propicio para mí, La familia y nuestro partido; con esta intención he hecho pasear a tres víctimas alrededor de Sagasta, Alonso Martínez y Génova, para que tú apartes, alejes y desvíes las enfermedades visibles e invisibles, el matrimonio gay y la subida del IVA, la ley del aborto y la congelación de las pensiones; que permitas que mis votantes y mis simpatizantes, mis compañeros y mis electores me entiendan y lleguen a la razón; que guardes a mis partidarios y a mi rebaño y que des salud y fortaleza a mí, a “La familia” y al partido; con esta intención, para purificar y hacer un sacrificio expiatorio en favor de España, mi nación y mi estado, como ya he dicho, dígnate aceptar la inmolación de estas tres víctimas repugnantes; Padre Chemari, con esta intención, dígnate aceptar la inmolación de estas tres inmundas víctimas.
Los augurios fueron propicios, el Sacro Imperio Romano Castellano había comenzado y Zetapé tenía las horas contadas, pero eso ya es otra historia que contaremos otro día.
4 comentarios:
Un totalitarismo bananero que da bastante miedo, la verdad, detrás de tanto buen humor hay algo preocupante, supongo. Pero hay que reirse, y vaya si lo he hecho...
"La justicia significaba mucho para Esperancia y Enemigo, en concreto su ausencia."
jajajajaajajajajajajajajaja :DDD
Un abrazo!!!
Jajajajajaja...
Los echaba de menos. Abrazos, Juanjo
Explorador, sí, es para tomárselo con humor, pero con el punto amargo de saber que el hecho de que los actuales sean unos putos zoquetes no hace buenos a los que están por venir.
almalaire, gracias por pasarte y reirte conmigo ;)
Realmente no apto para liberales, no
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