Paciencia. (Del lat. patientĭa).
1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
4. f. Lentitud para hacer algo.
Esta semana comentaba en una charla de café del trabajo que mi apariencia engaña. No sé por qué existe el falso tópico de que los gordos somos personas tranquilas y pacientes, bueno, también existe el de que somos personas felices y bonachones, pero creo que de esa mierda ya he hablado suficiente. Imagino que la tranquilidad viene asociada al concepto de lentitud, vale, a lo mejor físicamente somos algo lentos, de hecho no me veo compitiendo ni en una carrera de sacos, pero si la tranquilidad no es una magnitud física creo que queda todo dicho, se puede ser gordo y un manojo de nervios, sirva yo de ejemplo.
No tengo claro si el concepto de tranquilidad va unido al de paciencia, deben ser cosas distintas pero no se puede ser paciente si no se es tranquilo. Yo, ni soy tranquilo ni soy paciente, ya es lamentable tener cromosomas XY (a partir de ahora leído equis ye, joder, lo que me va a costar) y no poder desconectar el cerebro ni cinco minutos para pensar en nada, como para encima pasarme el día de los nervios recordando todo lo que está por venir. Creo que esa es la definición de ansiedad pero no podría afirmarlo, a fin de cuentas yo soy de ciencias puras. Vivo deseando estar ya en el siguiente segundo y eso no debe ser nada bueno porque es un desprecio al presente que hipoteco al futuro que de nuevo será presente y así hasta el infinito.
Es curiosa la forma tan diferente en la que el cerebro desarrolla un concepto y cómo después nuestros académicos son capaces de plasmarlo en un diccionario, yo no sé si los demás mortales son capaces de tener conceptos disociados que se guardan en diferentes estantes de la alacena craneal, yo no. Viendo la definición de paciencia me doy cuenta de lo limitadísimo que es el lenguaje, no puede ser lo mismo la capacidad de padecer que ser lento haciendo algo, deberíamos tener diferentes palabras para definirlas y sin embargo llamamos de la misma forma a cosas distintas, conceptualmente lejanas, no me extraña que nos cueste tanto expresar con precisión lo que queremos decir y que existan tantos malos entendidos. I mean.
Volviendo al diccionario, ya he comentado que no soy capaz de esperar sin desesperarme, y no importa si es algo que desee mucho o si me están esperando una horda de caníbales para darse un festín a mi costa, la fuerza de Coriolis que provoca la rotación de mis pensamientos hace que mi vida gire en espiral como el agua que escapa por un sumidero. Pero si que soy capaz de realizar tareas pesadas y minuciosas, como hacer un puzzle de miles de piezas o limpiar de manera enfermiza una malla de mejillones, no termino con ellos hasta que no veo ni la traza de cualquier micro-organismo, ese tipo de paciencia la tengo aunque desgraciadamente no es la versión importante de la paciencia.
Pero con lo que no puedo es con soportar ciertas actitudes de la gente, especialmente en el trabajo donde se mezclan las actitudes con las aptitudes, allí es donde cada día se produce una prueba de fuego de la paciencia, y aunque voy comprobando que la paciencia se educa, y hasta se desarrolla, no creo que en mi vida sea capaz de cruzar el umbral de la impaciencia. No puedo con la gente que está más preocupada en aparentar que soluciona algo que por verdaderamente solucionarlo, estoy hasta las pelotas del “ponlo por escrito”, de las reuniones de per-seguimiento, de la reunión preparatoria de la reunión, de la agenda, del acta (o de la minuta, manda huevos), del informe y hasta de la madre que los parió. Cientos de horas perdidas robadas a cosas más interesantes y decenas de cabreos que a la larga seguro que van contra la salud.
No tengo paciencia para la gente que le da mil vueltas a algo que es evidente, evidente simplemente porque es lógico, que abusa del tiempo de los demás en su afán de protagonismo, cachondos de escuchar el eco que producen sus absurdas palabras, estirando su estupidez capaz de eclipsar el sol, que son más densos que la mierda y que se creen en el derecho de ser así y lo que es peor, están encantados de serlo. Para ellos no tengo paciencia, no, ni creo que la tenga nunca, porque su mera presencia hace que los ojos se me inyecten en sangre, que ardan dentro de mí las palabras que no puedo pronunciar retorciéndome las tripas como si habitara en mi interior un monstruo que me susurra palabras que hablan de aniquilación, de destrucción, de levantarme y dar un puñetazo encima de la mesa.
Claro que sería mejor hacer caso al proverbio chino que dice: “Siéntate pacientemente junto al río, y verás pasar flotando el cadáver de tu enemigo”, no sé, con la suerte que tengo el río junto al que yo me siente tendrá su cauce seco adornado por ramas muertas.
1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
4. f. Lentitud para hacer algo.
Esta semana comentaba en una charla de café del trabajo que mi apariencia engaña. No sé por qué existe el falso tópico de que los gordos somos personas tranquilas y pacientes, bueno, también existe el de que somos personas felices y bonachones, pero creo que de esa mierda ya he hablado suficiente. Imagino que la tranquilidad viene asociada al concepto de lentitud, vale, a lo mejor físicamente somos algo lentos, de hecho no me veo compitiendo ni en una carrera de sacos, pero si la tranquilidad no es una magnitud física creo que queda todo dicho, se puede ser gordo y un manojo de nervios, sirva yo de ejemplo.
No tengo claro si el concepto de tranquilidad va unido al de paciencia, deben ser cosas distintas pero no se puede ser paciente si no se es tranquilo. Yo, ni soy tranquilo ni soy paciente, ya es lamentable tener cromosomas XY (a partir de ahora leído equis ye, joder, lo que me va a costar) y no poder desconectar el cerebro ni cinco minutos para pensar en nada, como para encima pasarme el día de los nervios recordando todo lo que está por venir. Creo que esa es la definición de ansiedad pero no podría afirmarlo, a fin de cuentas yo soy de ciencias puras. Vivo deseando estar ya en el siguiente segundo y eso no debe ser nada bueno porque es un desprecio al presente que hipoteco al futuro que de nuevo será presente y así hasta el infinito.
Es curiosa la forma tan diferente en la que el cerebro desarrolla un concepto y cómo después nuestros académicos son capaces de plasmarlo en un diccionario, yo no sé si los demás mortales son capaces de tener conceptos disociados que se guardan en diferentes estantes de la alacena craneal, yo no. Viendo la definición de paciencia me doy cuenta de lo limitadísimo que es el lenguaje, no puede ser lo mismo la capacidad de padecer que ser lento haciendo algo, deberíamos tener diferentes palabras para definirlas y sin embargo llamamos de la misma forma a cosas distintas, conceptualmente lejanas, no me extraña que nos cueste tanto expresar con precisión lo que queremos decir y que existan tantos malos entendidos. I mean.
Volviendo al diccionario, ya he comentado que no soy capaz de esperar sin desesperarme, y no importa si es algo que desee mucho o si me están esperando una horda de caníbales para darse un festín a mi costa, la fuerza de Coriolis que provoca la rotación de mis pensamientos hace que mi vida gire en espiral como el agua que escapa por un sumidero. Pero si que soy capaz de realizar tareas pesadas y minuciosas, como hacer un puzzle de miles de piezas o limpiar de manera enfermiza una malla de mejillones, no termino con ellos hasta que no veo ni la traza de cualquier micro-organismo, ese tipo de paciencia la tengo aunque desgraciadamente no es la versión importante de la paciencia.
Pero con lo que no puedo es con soportar ciertas actitudes de la gente, especialmente en el trabajo donde se mezclan las actitudes con las aptitudes, allí es donde cada día se produce una prueba de fuego de la paciencia, y aunque voy comprobando que la paciencia se educa, y hasta se desarrolla, no creo que en mi vida sea capaz de cruzar el umbral de la impaciencia. No puedo con la gente que está más preocupada en aparentar que soluciona algo que por verdaderamente solucionarlo, estoy hasta las pelotas del “ponlo por escrito”, de las reuniones de per-seguimiento, de la reunión preparatoria de la reunión, de la agenda, del acta (o de la minuta, manda huevos), del informe y hasta de la madre que los parió. Cientos de horas perdidas robadas a cosas más interesantes y decenas de cabreos que a la larga seguro que van contra la salud.
No tengo paciencia para la gente que le da mil vueltas a algo que es evidente, evidente simplemente porque es lógico, que abusa del tiempo de los demás en su afán de protagonismo, cachondos de escuchar el eco que producen sus absurdas palabras, estirando su estupidez capaz de eclipsar el sol, que son más densos que la mierda y que se creen en el derecho de ser así y lo que es peor, están encantados de serlo. Para ellos no tengo paciencia, no, ni creo que la tenga nunca, porque su mera presencia hace que los ojos se me inyecten en sangre, que ardan dentro de mí las palabras que no puedo pronunciar retorciéndome las tripas como si habitara en mi interior un monstruo que me susurra palabras que hablan de aniquilación, de destrucción, de levantarme y dar un puñetazo encima de la mesa.
Claro que sería mejor hacer caso al proverbio chino que dice: “Siéntate pacientemente junto al río, y verás pasar flotando el cadáver de tu enemigo”, no sé, con la suerte que tengo el río junto al que yo me siente tendrá su cauce seco adornado por ramas muertas.
5 comentarios:
Pues yo que soy uma impaciente de tres pares...en la acepción 3 soy capaz de esperar años...simplemente es esperar a que las cosas maduren..es un poco pequeño saltamontes y hasta yo misma me sorprendo..pero para eso si soy paciente.
Yo soy bastante paciente con los demás, creo, pero muy impaciente conmigo misma. Y con lo que está por venir... qué terribles noches de reyes de insomnio he pasado yo. Y todavía me pongo bastante impaciente.
moli, pues que suerte, yo es que no puedo, cuento los días, horas y segundos. En el embarazo de mi hijo todos los días miraba la tabla estimada de tamaño y peso, lo que se debería haber formado o desarrollado, en fin, un sinvivir...
Annie, yo soy malo para mí, pero mucho menos paciente para los demás, es uno de mis defectos confesables, de hecho creo que ya escribí aquí que soy algo soberbio.
Yo soy muy muy nervioso, y bueno, tengo hipertiroidismo, pero bueno, ando aprendiendo a ser más paciente, lo otro tampoco es muy bueno siempre :)
Y comparto casi todas tus impaciencias del penúltimo párrafo, añadiría a los que no escuchan, que quiz´ña también son impacientes, aunque bueno, a veces yo también caigo en lo mismo.
Saludos :)
Explorador, pues cuídate mucho, que de ahí al infarto va un paso :) y debería aplicarme el cuento.
Un abrazo
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